Andrea Doria (1466-1560): En 1503 luchando por el rey de Francia, reprimió la rebelión de los corsos, sustituyendo en el mando a su pariente Nicola Doria, que tenía esa misión. Volvió a Génova, que ardía en luchas políticas, tomando parte en ellas hasta 1512 que fueron expulsados los franceses, y su dogo, Giovanni Fregoso, le nombró almirante de la flota genovesa. Tenía a la sazón 46 años y hasta entonces había ganado lauros combatiendo en tierra. En este momento puede decirse que es cuando al mismo tiempo que empieza a servir en la mar, empieza a servir a su patria, ya que organiza la marina, que había de ser tan útil no sólo a Génova sino a la cristiandad en su lucha contra el turco. Empieza sus campañas marítimas, cuando al tratar de expulsar a los franceses del fuerte de Brida, apresa a un barco de dicha nación. En esta acción fue herido de una balazo en el pecho. Contra los turcos empezó a habérselas en junio de 1513 apresándoles dos galeazas y cuatro bergantines. Aumentó su flotilla a 6 barcos, y, frente a Argentaro, batió a tres fustas turcas. Obtuvo otra victoria resonante cerca de la isla de Pianosa sobre el turco Godolí que mandaba una flotilla de 8 fustas y una galera; al principio del combate sólo disponía Doria de dos galeras, pero con gran intrepidez inició la lucha que terminó victoriosa para él al acudir con el resto de sus barcos su sobrino Filippino Doria. En 1521 Génova, que se había hecho vasalla del rey de Francia, era tomada el 26 de mayo por las tropas del emperador Carlos V, mandadas por Próspero Colonna y el marqués de Pescara. Trató Doria de entrar en Génova, con cuatro galeras, pero fue recibido con tal fuego que tuvo que salir rápidamente dirigiéndose a Mónaco. Había entrado de nuevo al servicio del rey de Francia con sus 12 galeras, creyendo así poder ser útil a su patria, Génova, agitada continuamente por las luchas políticas. Las tropas españolas cruzaron los Alpes y se dirigieron a sitiar Marsella. Doria auxilió con sus naves a esta ciudad, venciendo previamente en la desembocadura del Var, a las galeras españolas mandadas por Hugo de Moncada. Por tres veces remontó el Ródano con sus naves, llegando hasta Arlés, en busca de víveres y de refuerzos. En una de las presas cayó en su poder el príncipe de Orange. Cogido prisionero el rey de Francia Francisco I, en la batalla de Pavía (24/02/1525), Doria estuvo al acecho en las islas Hyères, para libertarle cuando fuese trasladado a España. Pero sabedor de ello el rey y temeroso de que si se verificaba el ataque le costase la vida, y como por otra parte había empeñado su palabra, mandó suspender la tentativa. Pasó entonces Doria a servir al papa Clemente VII y estando éste sitiado en el castillo St.Angelo trató de libertarlo, enviando a Roma a su sobrino, el intrépido Filippino, fracasado éste en su empeño. Rescatado Francisco I nombró a Doria capitán general de las flotas francesas en el Mediterráneo. Atacó a Génova por mar mientras lo hacían por tierra los franceses. El rey de Francia le condecoró con el cordón de la Orden de San Miguel. No obstante, sus servicios a Francia duraron poco esta vez. Le debían dinero y los ministros franceses envidiosos de su preponderancia trabajaron en contra suya. También se agriaron las relaciones por exigir Francisco I que entregase a sus prisioneros, el marqués del Vasto y Ascanio Colonna. Estos, por su parte, en buena armonía con Doria, no dejaban de trabajar su ánimo para que pasase al servicio del emperador Carlos V. Llegó el disgusto a su colmo cuando supo que iba a ser nombrado un francés capitán general de las flotas, cargo que él tan brillantemente venía desempeñando. Al fin accedió a ponerse al habla con Carlos V, el cual, para más obligarle, le prometió la libertad de Génova. Doria se consideró libre de su compromiso con Francia y devolvió el cordón de San Miguel (junio de 1528). Se dirigió a Nápoles y levantó el sitio que los franceses tenían puesto a la ciudad, emprendiendo éstos una desastrosa retirada perseguidos por los españoles. Después se dirigió Doria a Génova y la libertó de la dominación francesa, dotándola de instituciones republicanas. No admitió el cargo de dogo o dux que se le ofrecía y sí en cambio el título de Padre de la Patria. parece ser que Francisco I quiso atraerlo a su bando antes de que pasase al servicio de Carlos V, firmando un decreto devolviendo a Génova sus antiguos derechos sobre el puerto de Saona.
[Al servicio de España:]
[Barbarroja:] Reanudada la guerra con Francia en 1542, una flota francesa atacó la plaza de Niza, perteneciente a la casa de Saboya. Acudió Doria con sus galeras más ligeras, haciéndoles levantar el sitio y apresándoles cuatro barcos. En mayo del año siguiente salió nuevamente a campaña Barbarroja, con 110 galeras, numerosos barcos auxiliares y 15.000 soldados de desembarco, atacando Reggio, donde se prendó de la hija del gobernador, a la que hizo su esposa. En Marsella se unió con las galeras del rey de Francia, tomando el mando de todas las fuerzas navales Francisco de Borbón, conde de Enghien. Conquistaron y saquearon Niza, excepto el castillo. Acudió Doria desde España, embarcó en Génova la infantería española del marqués del Vasto, desembarcándola en Villefranche, en medio de un gran temporal, que aafortunadamente no aprovechó el enemigomientras estas tropas el cerco de la fortaleza de Niza, Doria hacía huir a la combinada flota enemiga hasta Antibes. En 1544, Doria concedió el rescate por 3.000 ducados del corsario Dragut, con gran escándalo de los cristianos. El almirante genovés fue un gran consejero del gobernador del Milanesado, el marqués del Vasto. El fue quien le sugirió el ataque a Mondori, coronado por el éxito. En cambio, por no seguir sus consejos sobrevino el fracaso que las tropas imperiales sufrieron en Cerisoles. En la retirada que efectuaron los franceses, al ver atacadas las fronteras de su propio país, mucho hicieron las naves de Doria, consiguiendo el rápido y estratégico transporte de las fuerzas que infligieron duros golpes a los fugitivos. En 1547 tuvo lugar la conspiración contra Doria organizada por Fiesco. Estuvo a punto de costarle la vida y fue cosido a estocadas su sobrino Giannettino, su presunto heredero y lugarteniente. Andrea Doria se vengó dando muestras de una crueldad que en él no se sospechaba. A esta conspiración siguieron otras, una de ellas la de Cybo, que igualmente fueron dominadas con mano dura. Al fin tuvo que acceder el almirante por su interés personal, a lo que primero se oponía por patriotismo: a que hubiese en Génova una fortaleza guarnecida por españoles. En 1548, Doria, ya con ochenta años, pasó con sus naves la bahía de Rosas, donde en unión de las españolas, las de Nápoles y las de Sicilia fueron revistadas por el príncipe don Felipe. Este hizo la travesía a Italia en la capitana de Doria. En Génova se alojó en su palacio. Si bien Doria no desempeñaba más cargo público que el de almirante, gozaba en Génova de un poder omnímodo. Ya con 84 años, salió a la mar a combatir a Dragut, que se había apoderado de Susa, Monastir, etc., y amenazaba las costas de Sicilia con 48 naves. Salió Doria con 29 galeras y embarcó en Sicilia y Nápoles las tropas de García de Toledo. Reconquistó Monastir, y se situó cerca del fuerte Mehdge, mientras Dragut atacaba las costas del Levante español y las de Mallorca y luego se refugiaba en la isla de los Gelves. Doria conquistó al fin el fuerte de Mehdge, posición casi inexpugnable situada en la punta africana más cercana a Sicilia, dejando en ella una guarnición española. Al volver de la expedición tuvo el dolor de ver morir a su mujer. En 1551 volvió de nuevo Doria a abastecer Mehdge. Al regreso atacó los Gelves, donde aún estaba Dragut, pero éste escapó sacando por tierra sus galeras, sobre un camino de madera ensebado. En abril de 1552 Doria transportó de España a Italia un cuerpo de tropa de 6.000 hombres, y un millón de ducados, necesarios para continuar la guerra en Italia. Después acudió a socorrer a Nápoles y Sicilia, atacada por los turcos, aliados de Francia. Llevaba 40 galeras y encontró 120 naves otomanas sobre la isla de Ponza, teniendo que retirarse con pérdida de 7 galeras. No obstante, logró desembarcar refuerzos de infantería en Nápoles. Ocupó sus barcos en estratégicos transportes de tropas que permitieron librar con fortuna las acciones terrestres, tal la liberación de Orbitello. Siguió la guerra de Córcega, atacada por Francia en contra de Génova, que la tenía cedida al Banco de San Jorge. Al principio Doria se mantuvo a la expectativa, como queriendo hacer valer su ayuda, dejando se defendiese el banco de San Jorge. Intervino cuando la cosa estuvo en punto peligroso. Actuaba alrededor de la isla la escuadra franco-turca; Dragut había vencido la heroica resistencia de Bonifacio. Doria fue nombrado capitán general de la expedición de socorro; pidió ayuda al emperador que le contestó podía disponer de las galeras imperiales y así llegó hasta San Florencio con 30 galeras, 14 transportes y 8.000 hombres con numerosos cañones, haciendo que Bastia capitulase y rindiendo a San Florencio tras muchas dificultades. Después de diversas fluctuaciones terminó la campaña por el tratado de Chateau-Cambresis, entre Felipe II y Francia en el que se estipuló quedase Córcega para el banco de San Jorge. Andrea Doria fue considerado como el más grande marino de su tiempo. Se le levantó en Oneglia una estatua con la inscripción Al Padre de la Patria. (Carlos Mendoza Alvarez) |