HISTORIA
DOCUMENTOS
Casa de la Contratación



Sevilla en el siglo XVII. Sánchez Coello. Museo de AméricaCasa de la contratación (1503-1790):
Creada por los Reyes Católicos para estimular, encauzar y controlar el tráfico con el Nuevo Mundo. Tenía precedentes en instituciones semejantes creadas anteriormente en otros países, en especial la "Casa da India" de Lisboa. En principio se organizó como una agencia de la corona castellana, para realizar, por cuenta propia, y en régimen de monopolio, el comercio con las tierras recién descubiertas, pero la ampliación insospechada del escenario americano hizo imposible este proyecto, y la Casa de contratación se convirtió en el órgano destinado a inspeccionar y fiscalizar todo lo relativo al tráfico indiano. La Casa conoció su mayor apogeo en el s.XVI, a lo largo del cual fueron fijadas su organización y atribuciones en "Ordenanzas" ampliadas y rectificadas varias veces (1503, 1510, 1536, 1543, 1552, 1585, etc). Gozó de amplia autonomía hasta que se creó el Consejo de Indias (1524), del que pasó a depender, como más tarde los haría de los de Hacienda y Guerra. Su personal estaba compuesto, al principio, por

  • un factor, a cuyo cargo estaba el aprovisionamiento y revisión de los buques y la compra y expedición de ciertas mercancías por cuenta de la Hacienda (armas y municiones, azogue para extraer la plata, etc)
  • un tesorero, que recibía todos los caudales procedentes de América, tanto de particulares como de la corona, y se hacía cargo de los bienes de las personas fallecidas allí, en tanto no eran entregados a sus herederos (los bienes de difuntos)
  • un contador-secretario, encargado de la contabilidad de cuantas operaciones realizaba la Casa.

Estos tres funcionarios (oficiales reales) actuaban y eran responsables conjuntamente en ciertos trámites fiscales: registro de navíos, concesión de licencias de embarque y cobranza y administración de ciertos gravámenes sobre el tráfico (en especial la avería, fondo destinado a sufragar los gastos que originaba la protección armada de los buques mercantes). Tenían también la facultad de administrar justicia en los pleitos relativos al comercio y la navegación, previo asesoramiento de un letrado: su actividad en esta esfera provocó numerosos conflictos con otros organismos judiciales. Cuando se creó el Consulado de Sevilla (1542), tribunal mercantil, muchos pleitos sobre responsabilidad civil pasaron a él, pero lo criminal siguió bajo la jurisdicción de la Casa de contratación, con lo que la función de cargos de fiscal (1546) y juez asesor (1553). En 1583, se creó una sala de justicia dentro de la Casa de la contratación, con lo que la función judicial quedó totalmente separada de las tareas administrativas y fiscales, encomendadas a los oficiales reales. En 1596, la sala de justicia fue equiparada a una audiencia. La Casa de contratación desempeñó ciertas funciones de gobierno, como el reclutamiento de colonos para poblar las nueva tierras, el registro y la expedición de licencias para los que querían trasladarse allí, pero sobre todo fue órgano consultivo de los reyes para todo lo referente al comercio, a través del cual se cursaban órdenes acerca del tráfico mercantil indiano.

Técnicas de navegación:
También fue notable su labor en lo que respecta a las técnicas de navegación y a la ciencia náutica. No sólo inspeccionaba los navíos destinados a efectuar la traveía sio que incluso creó un cargo de carácter técnico, el de piloto mayor, en que se sucedieron figuras tan destacadas como Américo Vespucio, Juan Díaz de Solís, Sebastián Caboto, etc. Bajo su dirección se desarrolló una oficina hidrográfica y una escuela de navegación que atendió a la enseñanza y examen de pilotos y a la construcción y reparación de instrumentos náuticos. En ella se registraban, sobre un mapa modelo (el padrón real), los descubrimientos que se iban realizando, y a él ajustaban los navegantes sus cartas náuticas. La primera institución oficial creada para el conocimiento de los saberes náuticos fue la Casa de la Contratación de Sevilla en 1503. En 1508, por cédula de Fernando el Católico, se nombra a Américo Vespuccio, Piloto Mayor de la Casa de la Contratación, para "oficio que se constituyó para examinar y graduar a los Pilotos y censurar las cartas e instrumentos necesarios para la navegación. Años después, en 1552, se crea la Cátedra del Arte de la Navegación y la Cosmografía. Complementando este centro dedicado a la formación de marinos y como consecuencia del interés que Felipe II sentía por la geografía y la astronomía funda en 1583 la Academia de Matemáticas de Madrid. Fue su primer director Juan de Herrera, quizás más conocido como el arquitecto del Monasterio de El Escorial, que además desarrolló otra faceta que ha trascendido menos: la de inventor de instrumentos náuticos; así nos lo relata Andrés García de Céspedes que fue piloto mayor de la Casa de la Contratación, cosmógrafo del Consejo de Indias y también hábil constructor de instrumentos, pues como atestigua Salvador García Franco (1947), fabricó la ballestina que sirvió de "padrón" para comprobar las que llevaban los pilotos en sus navegaciones.

Con el tiempo las tareas de la Casa de contratación adquirieron tal complejidad que fue preciso adjuntar a los oficiales reales una serie de ayudantes: escribanos, diputados, comisarios delegados, etc., y se crearon unos cargos con misiones concretas y específicas, como los de correo mayor, proveedor general de la armada, artillero mayor, visitadores de navíos. Para coordinar tan diversas actividades se instituyó (1557) el cargo de presidente de la Casa de contratación, que era la suprema autoridad ejecutiva dentro de ella. Al contador se le asignaron numerosos ayudantes, y se acabó creando un Tribunal de la contaduría de la avería (1596). La Casa de contratación tenía su capilla propia y también su cárcel. Durante más de doscientos años (1503-1717), Sevilla fue sede de la Casa, debido al monopolio del tráfico con América de que gozaba. Sólo hubo un intento (1529-1573) de alterar esta situación, permitiendo a ocho puertos españoles que enviasen barcos directamente a Indias, aunque la supervisión de delegados de la Casa, y con la obligación de terminar en Sevilla el viaje de regreso. El calado no siempre permitía a los buques navegar con toda su carga por el Guadalquivir hasta Sevilla, por lo que fue preciso autorizar que, eventualmente, pudiesen efectuar en Cádiz las operaciones de carga y descarga. Al amparo de esta licencia se desarrolló un activo contrabando, por lo que se estableció en Cádiz un Juzgado de Indias (1535), compuesto por un juez oficial y tras delegados de la Casa de contratación, cuya finalidad era lograr un mejor control de este tráfico. La rivalidad entre los comerciantes de Sevilla y de Cádiz fue grande, y los primeros intentaron en vano suprimir el juzgado. A lo largo del s.XVII, la Casa de contratación se vio afectada por los defectos característicos de la administración española en esta época: estancamiento, ineficacia, venalidad de los oficios públicos. Aparecieron los jueces supernumerarios, que, habiendo obtenido por compra el derecho a ocupar algunos de los cargos de la Casa, tenían que esperar a que quedase vacante. En el s.XVIII, la política innovadora de los Borbones trajo como consecuencia el traslado (1717) de la Casa de contratación a Cádiz y el Juzgado de Indias a Sevilla; al mismo tiempo, la nueva estructura administrativa y la progresiva descentralización del comercio le fueron mermando atribuciones, hasta que en 1790 fue definitivamente suprimida.

El Consejo de Indias (1524):
El Consejo, a través del cual gobernaba el rey, constituía una de las diferencias más importantes entre las estructuras administrativas de los Imperios ibéricos. El Consejo de Indias surgió de la crítica coyuntura de los ocho años posteriores a la muerte de Fernando el Católico. A este período de 1515-1523, que marcó el paso de las agotadas islas al continente, le hemos definido como la primera crisis estructural de la colonización española. El partido fernandino dominó en la primera Casa, y también en Santo Domingo frente al derrotado grupo de clienetes de Diego Colón. Al principio, el partido flamencoborgoñón del futuro Carlos V mantuvo una alianza táctica con los fernandinos que las circunstancias se encargaron de destruir: el descenso de los envíos de oro, de lo que se culpó a la Casa, las denuncias de los abusos por Montesinos y Las Casas, y el odio de los filipistas, marginados por Fernando el Católico y refugiados en la corte de Bruselas. Por una parte los Guillaume de Croy, señor de Chièvres, Jean le Sauvage, Jean Carondelet, Lannoy, Gorrevod. Luis Cabeza de Vaca, Pedro Ruiz de la Mota, García de Padilla: por otra, los clientes de Juan Rodríguez de Fonseca, terminado su cuarto de siglo de poder, los Miguel de Pasamonte, los Lope Conchillos, los Sancho de Matienzo, comprometidos y en evidencia por sus fortunas, grandes y rápidamente amasadas y por el aniquilamiento de los indios del arco antillano. La creación del Consejo de Indias en 1524 respondió a la necesidad táctica de una revisión de la actuación del primer personal que los flamencoborgoñones no pudieron evitar. Quedaron relegados a tareas técnicas de organización del flotillas bajo un más estrecho control. Logrados los objetivos últimos de la división de poderes en el vértice de la administración imperial, el Consejo alentó en lo sucesivo una política generosa y honesta, pero con frecuencia poco realista y cuyo principal defecto era su manifiesta ineptitud para imponerse a distancia. Las elecciones de los hombres es significativa: el primer presidente, fray García de Loaysa, pertenecía a la orden de Santo Domingo, que en 1511, se había alzado en lucha por la justicia y que acababa de recibir en su seno al clérigo Las Casas. Loaysa fue obispo de Osuna y Sigüenza, arzobispo de Sevilla, gran inquisidor y cardenal. Dignidad , ciencia y cuna. Entre la Casa y el Consejo existió sin embargo una diferencia de grado. Durante el siglo XVI y en mayor medida durante el reinado de Felipe II que en el de los Reyes Católicos y Carlos V, el personal encargado de construir el Imperio desde España perteneció en su mayoría al grupo de letrados, es decir, legistas de la pequeña nobleza y de la burguesía, formados en la ciencia jurídica universitaria. Fueron codiciosos, pero competentes y eficaces. La reacción aristocrática se produjo a la muerte de Felipe II y significó un gigantesco salto hacia atrás. Correspondió al cambio de la coyuntura secular, al descenso demográfico y a la regresión de los índices de actividad. La designación de don Bernardino González Delgadillo y Avellaneda, de la sociedad de capa y espada, para suceder a Pedro Gutiérrez Flores, quinto presidente de la Casa de la Contratación constituyó un claro síntoma del desmantelamiento del beneficioso imperio de letrados. Los archivos legados por os siglos XVI y XVII testimonian el advenimiento de una Edad Media de la América española: entre un siglo XVI de letrados y un XVIII ilustrado, el siglo XVII hispanoamericano constituyó un dark ages. (Chaunu)

Disfunciones económicas:
La organización centralizada del comercio americano producía notables disfunciones. En los nuevos asentamientos se mantenía una demanda constante de telas, armas, herramientas, quincallería, libros, papel, vino, aceite y esclavos. La rigidez en la estructura económica total de España dificultó el crecimiento del comercio de exportación. El monopolio y la prolija reglamentación impidió que los productos pudiesen ser exportados a precios competitivos. Las principales casas comerciales españolas, mediante apoderados, llegaron a ser miembros del consulado sevillano, consignando sus cargamentos a nombre de mercaderes residentes en Sevilla. El mismo recurso pudieron ir adoptando firmas comerciales alemanas, inglesas y flamencas. Los verdaderos miembros del gremio hacían un enorme negocio de comisión que vino a eclipsar su propio comercio legítimo.

Declive de los astilleros vascos (1560-1570):
Vizcaya y Guipúzcoa poseían una economía agrícola altamente especializada y un flete de canje muy apreciado, el mineral y el hierro manufacturado. El hierro, a pesar de las dificultades de transporte en razón de su elevado peso específico (7,48) servía como mercancía de intercambio con el vino de Francia, tejidos de Flandes, lanas castellanas indispensables en las industrias de Brabante y Flandes. Esta ruta comercial surgió hacia 1230, culminó en el s.XIV, se mantuvo durante el s.XV y el XVI y desapareció progresivamente del canal de la Mancha a partir de 1568. Durante tres siglos, el eje Burgos-Bilbao-Brujas, y luego Amberes, fue la más importante de las rutas españolas hasta la aparición del continente americano. Tras este eje se alzaba todo un conjunto de astilleros apoyados por las maderas de las húmedas vertientes montañosas, el hierro, las necesidades de aprovisionamiento [déficit de cereal] y una mano de obra muy abundante. Los barcos ingleses llegaron a apresar la práctica totalidad de los bacaladeros vascos en Terranova, la escuela de los grandes marinos vascos desde principios del s.XVI.


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