Inmigración clandestina:
"Que la Marina de guerra hunda a cañonazos las embarcaciones de inmigrantes ilegales... hay que dejar clarísimo y por escrito que se utilizará la fuerza". Lo ha dicho en Italia nada menos que el ministro para la Reforma Institucional, Umberto Bossi y sin que ni la prensa ni la radio, menos las grandes televisiones internacionales o nacionales, se hayan hecho eco de esta brutal noticia, que sin embargo lleva su parte positiva de aviso... respaldada por el pueblo italiano, según afirma igualmente el citado ministro y en lo que basa tan drástica declaración oficial. Se ha llegado ya a situaciones tensas o explosivas y que ya han tenido lugar en diferentes lugares de Europa, por tanto fueron y son preludios de lo que va a seguir ocurriendo, si no se controla como es debido (y humano) la inmigración en masa, que estamos padeciendo... principalmente por cuanto, las bandas organizadas y mediante soborno que sean menester, logran pasar a todos estos desgraciados, que huyen de sus países, porque o bien no pueden vivir allí, o vienen buscando una mejor situación humana para sí mismos o su familia, cosa lógica por demás.
Igualmente hay que perseguir y castigar con la máxima contundencia, a quienes se aprovechan de toda esta masa de inmigrantes, que en su mayoría vienen jóvenes y fuertes para el trabajo... pero que son explotados por los nuevos negreros, que recuerdan con ello aquellos otros que existieron hasta el siglo XIX. Por ello mi titular... No más Carne negra (o de cualquier color) ahogada en las costas mediterráneas o atlánticas... no más seres indefensos y abandonados a su suerte por incalificables traficantes de esclavos... no más connivencias o complicidades de elementos, incluso gubernativos en grado que desconocemos (donde hay mucho dinero a repartir hay muchos buitres esperando despojos fáciles)... queremos la paz y la concordia, queremos por cuanto los necesitamos, a los inmigrantes necesarios, pero no más... y queremos que con nuestros impuestos (ya abusivos) se facilite ayuda... digo ayuda, no limosna... a todos esos pueblos, que tienen el humano derecho a desarrollarse en su lugar de nacimiento. (Antonio García Fuentes)
Fragilidad de las nuevas embarcaciones:
Hasta hace poco, o normal era que se tratase de embarcaciones fuertes que daban cierta seguridad a sus ocupantes a pesar de ir sobrecargadas. Estabilidad, resistencia y motores que ofrecían un mínimo de garantía podían ser las características principales que ofrecían las pateras. Así debía ser, ya que el patrón volvía con la embarcación al punto de partida y, por lo general, era gente experimentada que contaba con un bote preparado para faenar en alta mar pero reconvertido para ofrecer cruceros al mundo desarrollado. En cambio hoy, muchos de los patrones no son más que hombres que quieren llegar a la otra orilla, con conocimientos mínimos de marinería y apenas destreza para alcanzar tierra firme, sin tener que devolver la barquilla. El canario Domingo Juan Trujillo, patrón de la Salvamar Atlántico, es una de las personas que más directamente trabajan con los inmigrantes. Reconoce que "las embarcaciones que se utilizan son cada vez peores. Cuando logras llegar hasta ellas muchas hacen agua. Además, con el peso, navegan a poco más de una cuarta por encima del mar. El panorama es desolador". Por las costas canarias es normal encontrar barquillas. Pateras, muchas de ellas que conservan aún en su interior ropa, botellas de agua y panes, un surtido que casi parece más un equipo de supervivencia para quienes se lanzan al Atlántico en condiciones infrahumanas en busca de una vida mejor que la mayoría de las veces no llega... asegura que en alguna ocasión ha remolcado la patera vacía con la Salvamar y al llegar a puerto sólo queda el palo al que se amarró el cabo. Según explica Aníbal Carrillo, máximo responsable de Salvamento Marítimo en la provincia de Las Palmas, en los primeros 11 meses del pasado año [2003] se rescataron con vida a 991 inmigrantes en 55 operaciones. (Yiyo Espino)
Pateras naufragadas (2003):
Raro es el día que no llegan pateras a algún punto de las costas canarias o andaluzas. Rara es la semana que no tenemos noticia de algún naufragio. Pero vaya usted a saber cuántas pateras cruzan las aguas del Mediterráneo o del Atlántico, cuántas llegan a tierra firme, cuántos naufragios se producen realmente. Es posible conocer, más o menos, el número de cuerpos sin vida que devuelve el mar y quedan esparcidos por la arena y entre las rocas; lo que muy probablemente no llegaremos a saber nunca es cuántas personas han quedado atrapadas para siempre en sus profundas aguas. La imagen, por repetida, acaba por formar parte del paisaje cotidiano y la tragedia apenas ocupa ya espacio en las páginas de sucesos. Salvo cuando el número de víctimas es tal que adquiere la condición de catástrofe. Es entonces cuando las retinas saturadas y las conciencias adormiladas vuelven a tomar conciencia de la magnitud de este problema, ante todo y sobre todo, humano, y de cómo el fenómeno de la inmigración ilegal va asociado la inmensa mayoría de las veces a la tragedia. (B.Fernández)
Caídos por la borda y ahogados:
La respuesta a la pregunta de cómo un hombre que cae al mar junto a una nave parada no puede sobrevivir es sencilla, aunque son varios los factores que influyen. Por una parte hay que tener en cuenta que se trata, en la mayoría de los casos, de personas que viven en el interior del continente, y que este viaje es su primer contacto real con el mar. Este primer contacto, además, se realiza de noche, en plena oscuridad, y por primera vez se encuentran en una situación de no tener nada firme bajo los pies, lo que acelera el nerviosismo y aviva la confusión. Por si fuera poco, hay que añadir las más de 10 horas que pasan quietos en posición fetal ateridos por el frío ya que continuamente son mojados por las olas. Además la cantidad de ropa que se ponen para evitar una hipotermia, una vez en el agua se convierte en un terrible enemigo, pues suele ser ropa que absorbe mucho agua y supone un importante lastre a la hora de intentar mantenerse a flote. En estas condiciones, sin saber nadar y con compañeros de viaje que intentan sobrevivir sujetándose a quien sí pudiera flotar, las posibilidades de no morir son casi milagrosas. (Yiyo Espino)
Campaña mediática:
Estos días, las televisiones han documentado la noticia sobre el naufragio de una patera en la bahía de Cádiz con unos cincuenta inmigrantes, de los que se han encontrado 36 cadáveres, con imágenes verdaderamente espeluznantes de los cuerpos sin vida, algunos con signos de avanzado estado de descomposición. "Las imágenes mostradas por las cadenas de televisión son insoportables", denunció el embajador de Marruecos en España. Y tiene razón. Toda la razón del mundo, pero se equivoca cuando afirma que se trata de una "campaña mediática" "denigrante para las víctimas" y dirigida a la opinión pública española "que puede acabar fomentando la xenofobia". Tengo para mí que lo denigrante para las víctimas es que se vean obligadas a arriesgarlo todo, incluso la vida, intentando huir de la pobreza y el subdesarrollo, y que su desesperación les convierta en presa fácil de traficantes sin escrúpulos mientras las autoridades del país permanecen impasibles ante la miseria y ante la tragedia que provoca. En este sentido, ya era hora que el Rey Mohamed VI se decidiera a anunciar la creación de organismos encargados de elaborar y de poner en marcha un plan de lucha contra las redes de emigración clandestina. Por otra parte, constatada una vez más la imposibilidad de poner puertas al campo (en este caso al mar), lo sucedido el 25 de octubre en la bahía de Cádiz, ha generado dudas más que razonables sobre la capacidad de las autoridades españolas para controlar el flujo migratorio procedente de Africa. Las denuncias de quienes viven sobre el terreno día a día el problema, de muchos voluntarios que dedican prácticamente las 24 horas del día a ayudar en lo que pueden a estos inmigrantes, ponen de manifiesto la escasez de efectivos disponibles y de medios de salvamento, y cómo muchas veces la burocracia y la descoordinación añaden más tragedia a la tragedia. De poco sirven las reformas y contrarreformas legales si no van acompañadas de las medidas y de los medios necesarios para garantizar el control de la inmigración ilegal y, por supuesto, socorrer a las personas. Salvamento Marítimo, Guardia Civil y autoridades autonómicas, municipales y del Estado a las que corresponda deben investigar lo sucedido y aclarar los motivos de la tardanza en acudir al rescate. (B.Fernández. Sencillamente, insoportable. Noviembre 2003)
El Africa inmigrante. Por Randolph Revoredo:
A mi modo de ver, la cercanía de Africa a Canarias tiene varias lecturas. Destaquemos dos de ellas. Por una parte, se puede ver como una una oportunidad económica de expansión comercial, ya que Canarias podría actuar como puente o parte muy interesada en realizar inversiones y liderar el desarrollo al menos de parte de ese continente. La cercanía teóricamente actuaría como ventaja competitiva frente a otras regiones o países que deseen arrebatarnos tal hipotético liderazgo. Por otra parte, la cercanía de Africa implica también arrastrar o al menos contagiarse de los problemas de ella. El caso más palpable de esta segunda lectura es la inmigración ilegal. El desfase entre una y otra economía provoca esos movimientos humanos. Son de goteo, por la constancia, y por tanto, los de quizá mayor impacto a largo plazo. Me explico.
La inmigración ilegal -la de pateras- es muchas veces subestimada porque es sólo valorada en términos cuantitativos. Y aun en estos términos, sólo se cuantifica lo que se ha podido medir, no lo real. ¿Quién sabe exactamente cuántos ilegales han entrado en Canarias? No hay visados, ni billetes de avión, ni aduanas. Eso sin entrar a discutir sobre las pateras del futuro.
Pero el no considerar la dimensión cualitativa es bastante más peligroso. Por ejemplo, compárese la inmigración irregular de -digamos- personas de Sudamérica que residen en las Islas. Utilícese cualquier parámetro cualitativo y se encontrarán diferencias: la mayor parte de ellos guardan vínculos familiares o son decendientes de isleños, mientras que en el caso africano tal situación es casi nula. Además, tienen un espectro formativo bastante amplio. Hay desde ingenieros hasta obreros de la construcción; mientras que en la contrapartida africana sólo hay analfabetismo y el uso de un idioma totalmente extraño.
Luego están los valores, es decir, aquellas formas de pasar la vida que determinada población considera más importante que otra. Aquí, en este punto, hay de todo. Hay quienes valoran más el trabajo; hay quienes prefieren vivir la vida. En ambas poblaciones esos valores parecen difuminados. En ninguno de los dos casos podemos decir que tienen imbuida la famosa "ética protestante", aquella que según se dice proporcionó los valores claves para el surgimiento del capitalismo y la prosperidad moderna (trabajo, sacrificio y vida austera). Sin embargo, hay una percepción de cercanía (cultural, histórica, racial) mucho más evidente entre la inmigración proviniente de América que en la de Africa. Por eso las diferencias -cualitativas- entre esas dos clases de inmigración son radicalmente distintas.
Y si se considera el movimiento migratorio más importante, el que viene de la Unión Europea (de Alemania o Inglaterra, por ejemplo), el contraste se acentúa aún más cuando se compara con la población inmigrante proviniente de Africa. Cuantitativamente, según datos, la más numerosa es la comunitaria -sumando aquí la peninsular- y también la de mayor impacto demográfico.
Pero, hay una diferencia que a mi juicio es crítica: Africa carece de experiencia de vida en sociedades modernas. Y esto tiene consecuencias. Porque vivir en una sociedad así tiene sus beneficios, pero también sus obligaciones y exigencias. Estoy seguro que la pobre gente que viene en pateras sabe más de los beneficios que de la obligaciones. Desde la simple conciencia que en las plazas no se debe orinar ni defecar, hasta el conocimiento de que cualquier negocio deb estar: a) Dentro de lo permitido por la ley. b) Obtener los permisos respectivos de la Administración y c) Pagar impuestos.
Los imigrantes de pateras al entrar en Canarias con estas grandes y serias desventajas no solo asumen riesgos desproporcionados, sino que además contribuyen a deteriorar el entorno social al que quieren incorporarse. Con ese perfil (sin la más elemental educación) no sólo se condenan al fracaso personal y a terminar peor que antes, sino que su presencia también afecta negativamente a la sociedad que les recibe.
Ya es prácticamente un hecho que el gran tema de atracción política de las próximas elecciones autonómicas será la inmigración. La inmigración ilegal seguro que hará las delicias de más de un político. Sin duda dará pie a muchos excesos, pero también será el reflejo de ignorar sistemáicamente el aspecto cualitativo de la inmigración ilegal en las Islas. Aspecto que pone en el primer lugar de la lista al Africa inmigrante. Desplaza incluso a un problema tan occidental y tan económico como es el del paro.
Y como fenómeno social no desafinamos con el continente. También es un hecho palpable en toda Europa el surgimiento de tendencias ultraconservadoras con claros toques xenófobos y racistas. ¿No es consecuencia una cosa de la otra? Deterioro social, extremismo político y una opinión pública cada vez más enardecida son los resultados que se ven venir. Por eso, a largo plazo considero que las Islas enfrentan un peligro importante.
¿Qué prioridad tiene el Africa inmigrante? Los prospectos que podrían revertir esta tendencia no son muy esperanzadores. Por ejemplo, que el continente africano comience a arrancar en un proceso de desarrollo económico generalizado es algo poco realista. Al menos hoy en día, degraciadamente lo es. Reforzar la vigilancia de las fonteras, por otra parte, no acabará con as pateras. Invitares a vivir civilizadamente y darles los medios para que lo hagan tampoco, porque los medios se evaporan. ¿A alguien se le ocurre una solución?
(Randolph Revoredo Chocano. Agosto 2002)
Interrogantes sobre la inmigración irregular. Por Andrónico Pérez Tabares (feb 2004):
La inmigración irregular es un fenómeno reciente en Canarias, aunque su irrupción ha sido tan contundente y en tan corto espacio de tiempo que hubiese sido preciso que, en un acto reflejo, el Gobierno del Estado hubiese aplicado en su momento medidas eficaces con la misma celeridad para evitar lo que hoy es uno de los problemas que más preocupa a los canarios.
No se ha actuado desde Madrid con rapidez para atajar los efectos de un fenómeno cuyos aspectos negativos se multiplican en un territorio tan limitado como el nuestro, y ello ha generado una reación social de protesta por la pasividad del Estado y por los escasos resultados que se han obtenido desde que el Ministerio del Interior se convenció de que la inmigración irregular era un problema en Canarias y que necesitaba respuestas.
Aún existen muchos interrogantes que deberían ser contestados por el Gobierno del Partido Popular en aras de que la ciudadanía conozca los motivos por los cuales no se lucha contra este fenómeno con métodos más eficaces y sobre las causas que han impedido una acción diplomática más enérgica en el seno de la Unión Europea y con el Reino de Marruecos. Preguntas como las que planteo en el presente artículo -por orden cronológico- y que me gustaría que algún representante del PP de Canarias o del Gobierno del Estado respondiese con objetividad y con argumentos constructivos, y no con evasivas y demagogia.
¿Por qué el Ministerio del Interior, en el año 1998, en el que se contabilizó la llegada a las costas canarias de más de 1.000 inmigrantes marroquíes, en el que era el inicio de este fenómeno, se inhibió de sus responsabilidades tachando a los senadores y diputados de Coalición Canaria de alarmistas por denunciar este hecho?
¿Por qué asistió con pasividad al desplazamiento de las mafias organizadas desde el Estrecho hasta las costas africanas situadas frente a Canarias, y no aplicó acciones inmediatas para evitar que éstas se aprovechasen de la permeabilidad de las fronteras canarias, que eran y siguen siendo más accesibles que las del Sur de la Península, que cuentan con medios más eficaces para la detección de pateras?
¿Por qué se dilató tanto en aprobar el Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE) para Canarias, que continúa sin entrar en vigor, y en crear un servicio marítimo, cuyos equipos son insuficientes e ineficaces para controlar las costas canarias y luchar no sólo contra la inmigración irregular sino también contra el tráfico de estupefacientes y otros delitos?
¿Por qué el Gobierno se niega a reconocer que Canarias necesita un plan exclusivo y diferenciado del que se aplica en la Península para tratar este asunto teniendo en cuenta los condicionantes geográficos que sitúan a las islas en desventaja respecto al territorio continental?
¿Por qué el Gobierno no cuenta con un estudio serio sobre las consecuencias que podrían derivarse de los efectos de este fenómeno y del crecimiento descontrolado de la poblción que carece de permisos legales para permanecer en nuestro territorio?
¿Por qué no se ha actuado, por parte del Ministerio del Interior, para avanzar en la detección de aquellas personas que prolongan su estancia en nuestro Estado más allá del tiempo permitido por la legislación?
¿Por qué el Gobierno no ha presionado al Reino de Marruecos, tanto unilaterlmente como a través de la Unión Europea, para exigirle que evite la salida d pateras de su territorio y actúe con contundencia contra los grupos organizados que actúan impunemente en sus costas?
¿Por qué no se han cumplido los acuerdos firmados, en diciembre de 2003, en la cumbre bilateral celebrada n el Reino de Marruecos, y sólo ha habido gestos casi insignificantes en lo que respecta a las repatriaciones?
Y ¿por qué el Gobierno del Estado continúa eludiendo su responsabilidad por el tratamiento inadecuado de un fenómeno social que podría tener consecuencias negativas para un archipiélago como Canarias cuya economía depende, casi en exclusiva, del sector turístico, y que requiere de un tratamiento particular y adecuado de sus problemas?
A.P.Tabares es candidato de Coalición Canaria al Congreso de los Diputados.
Cuestiones inmigratorias. Por Ramón Tamames (2002):
En una reciente encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) se pone de relieve que, por orden de gravedad, los asuntos que más preocupan a los españoles son el paro, el terrorismo y la inmigración. Un problema, este último, que viene de lejos, por mucho que en la últimas semanas haya mostrado, una vez más, su cara más trágica, en la muerte de decenas de personas en la aventura miserable de las pateras; cuyo tráfico, transitoriamente resuelto el litigio de la Isla de Perejil, se ha reanudado con más vigor que nunca. En lo que es una trayectoria calculada de 4.000 muertos y desaparecidos en lo últimos cinco años .y disculpen la comparación-, equivalentes a casi cinco veces las víctimas letales de ETA a lo largo de tres decenios. Estamos pues, ante una auténtica guerra.
En tan penosos avatares, se evidencia la difícil situación de Marruecos y de su propio Rey, Mohamed VI, ya que mientras se utilizan las soflamas habituales como cortinas de humo -la recuperación" de Ceuta y Melilla y los peñones costeros-, la realidad es que los súbditos de tan autocrática majestad, que no ciudadanos, pues son pocos los derechos que tienen, se lanzan a un viaje llenos de azares a través del Estrecho; buscando el pan y la libertad que no tienen en su país. Y todo ello en una trama de traficantes mafiosos, que contagian a las autoridades alauitas con toda suerte de corrupciones, pues de otro modo sería técnicamente imposible esa diáspora de una a otra orilla de las columnas de Hércules.
España, hasta hace no más de dos décadas, era uno de los países étnicamente más homogéneos, con una colonia extranjera que estaba siempre anclada en torno al cuarto de millón de personas, la mayoría de origen europeo e hispanoamericano. Actualmente, el panorama es muy distinto: con 41, 5 millones de habitantes, más de un millón y medio son nacidos fuera de nuestro territorio. Lo cual equivale al 3,6 por 100, siendo ya una referencia casi oficial la idea de que en no mucho más de diez años, podrá llegarse al 10 por 100.
Crecimiento demográfico africano y asiático:
Pero siendo el panorama actual no poco inquietante, puede decirse que las inmigraciones europeas apenas han hecho otra cosa que empezar, pues la presión demográfica africana y asiática va a impulsar ese fenómeno de manera extraordinaria. En un artículo publicado el pasado 30 de julio en "El País", Guillermo de la Dehesa subrayaba que en el próximo medio siglo, la población del continente negro pasará de 770 a 1.800 millones de personas, con un incremento, pues, de 1.030 millones, es decir, un aumento del 137 por 100
En tanto que en Asia, la carga demográfica se elevará desde 3.960 a 5.340 millones, con un aumento, pues, de 1.400 millones, lo que representa un incremento del 35 por 100. Mientras tanto, Europa, en esos mismos cinco decenios tendrá un decremento vegetativo de 200 millones. No hay que ser, por tanto un experto demográfico, para darse cuenta de que la presión desde el Sur y el Este sobre la Unión Europea va a ser virtualmente irresistible. A menos que se tomen medidas efectivas para frenar tan masiva invasión.
Por eso tiene tanta importancia que la Unión Europea se tome el tema inmigratorio como uno de los más importantes de su agenda de cambios inmediatos. En ese sentido ya se inició la búsqueda de soluciones en el Consejo Europeo de Tampere, Finlandia (octubre de 1999), para después entrar en una fase de dilaciones, hasta celebrarse el Consejo de Sevilla (junio del 2002), en el cual Francia boicoteó la propuesta española de que los países en desarrollo que no cooperen con la Unión Europea para controlar la inmigración clandestina, tendrían que experimentar recortes en los fondos de ayuda. Las medidas que cabe imaginar de cara al futuro es el establecimiento de un "visado europeo" para los países emigratoriamente más activos. De manera que entrar en la Unión como turistas o similares no sea tan fácil. A lo cual, debería agregarse el requisito de que toda permanencia por encima de un tiempo muy reducido, se vincula a la disponibilidad de un contrato de trabajo efectivo, con compromiso de retorno una vez terminado. Cuestiones a las que podría agregarse un sistema diplomático único a escala de toda la Unión para el movimiento de inmigrantes, y una policía federal europea para la vigilancia conjunta de las fronteras más problemáticas.
Naturalmente, una política así, debería corresponderse con la idea de que no es bueno, ni para los ciudadanos comunitarios ni para los inmigrantes, una situación como la actual, que lleva a resistencias de todo tipo por parte de los primeros, e incluso al racismo, y a graves frustraciones en los segundos. Por lo cual, todo lo dicho debería completarse con una política de cooperación al desarrollo mucho más activa que la actual. Incluso, cabría pensar en un impuesto europeo con tal finalidad, que permitiera financiar proyectos para que una buena proporción de los inmigrantes en potencia se queden en su propios países con mejores perspectivas de vida.
El asunto es arduo, complejo, pero tiene que empezar a ser solucionado de forma tajante, respetando los derechos humanos, pero sin caer en la permisividad ni en el desorden más absoluto que hoy prevalecen. En definitiva, no estamos ante meras cuestiones difíciles de inmigración en España, sino ante un problema y una solución claramente de dimensiones europeas. (Ramón Tamames)
Asaltos a la verja de Melilla (2005):
Tras tres asaltos sufridos en menos de una semana el presidente de la Ciudad Autónoma de Melilla, Juan José Imbroda, subrayó que la solución debía venir del otro lado de la frontera, no de la mano del Ejército, que podía ser incluso un problema, poniendo en duda la eficacia del despliegue militar de unos 500 legionarios españoles que el Gobierno había ordenado días antes para evitar las avalanchas. Imbroda criticó la incompetencia del Gobierno central y pidió una mayor firmeza ante el Gobierno marroquí para exigirle colaborar en la búsqueda de una solución. Moratinos pidió a la UE que enviara a la mayor brevedad posible una misión a Marruecos para estudiar esta situación y tomar las medidas pertinentes, entre ellas que se liberase de forma inmediata la partida de 40 millones de euros destinada al control de fronteras en Marruecos en el marco del programa comunitario de ayuda al Mediterráneo (MEDA). Sin apenas margen para reponerse, los melillenses vivieron otros dos asaltos más, los días 5 y 6 de octubre, llevados a cabo por unos 900 inmigrantes. La última acabó en tragedia, al morir tiroteados 6 subsaharianos en los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad marroquíes que impedían el asalto. Marruecos afirmó que sus agentes actuaron en legítima defensa. Para esa fecha el centro de estancia temporal de inmigrantes (CETI) de Melilla estaba saturado desde hacía semanas, con unos 1.700 inmigrantes acogidos cuando su capacidad es de 500.
Crecimiento demográfico:
Las cifras totales siguen diciendo que Latinoamérica sigue produciendo un exceso anual de población que oscila entre los sesenta y setenta millones de personas. Esta desproporción se genera en áreas deprimidas y aumenta la pobreza. En ese sentido es un problema y un desastre global... por otro lado está el asunto de la inmigración que, por supuesto, está movida por la pobreza y protagonizada por países con exceso de población. Si se reduce la tasa de crecimiento demográfico, también disminuirá la presión en las fronteras occidentales. Esto sería muy útil para controlar los flujos migratorios y hacer que sean gestionables y aceptables. Diez mil personas no son un problema, pero en Africa hay doscientos millones que quieren salir de allí. Esto es la mitad de la población de Europa (Giovanni Sartori)
Moneda fuerte, vida frágil:
Ecuador y El Salvador han adoptado el dólar como moneda nacional, pero la población huye. Nunca esos países habían producido tanta pobreza y tantos emigrantes. La venta de carne humana al extranjero genera desarraigo, tristeza y divisas. Los ecuatorianos obligados a buscar trabajo en otra parte han enviado a su país, en el año 2001, una cantidad de dinero que supera la suma de las exportaciones de banano, camarón, atún, café y cacao. También Uruguay y Argentina expulsan a sus hijos jóvenes. Los emigrantes, nietos de inmigrantes, dejan a sus espaldas familias destrozadas y memorias que duelen. "Doctor, me rompieron el alma": ¿en qué hospital se cura eso? En Argentina, un concurso de televisión ofrece, cada día, el premio más codiciado: un empleo. Las colas son larguísimas. El programa elige los candidatos, y el público vota. Consigue trabajo el que más lágrimas derrama y más lágrimas arranca. (Eduardo Galeano)
Acogida:
Una de las mentes más lúcidas y vigorosas del pensamiento contemporáneo, Hannah Arendt, profetizó que nuestro siglo acabaría marcado por la existencia masiva de refugiados, fugitivos, gente desposeída de todos sus derechos y obligada a buscarlos lejos de su patria. Acertó plenamente, por desdicha. Las imágenes de los que huyen de la guerra, del racismo, de la intolerancia religiosa e ideológica, o simplemente del hambre, de los que huyen arrastrando como pueden sus escasas pertenencias, de esos hombres y mujeres que se apresuran sin saber hacia dónde, jóvenes, viejos o niños, con la bruma del espanto y del despojo en la mirada, las imágenes de los que atraviesan a pie los montes y las brasas de los desiertos, de los que duermen sueños de acosados en el lodo, de los que atiborran embarcaciones precarias que a veces se hunden en las olas, las imágenes de los que cruzan alambradas y sortean como pueden los disparos de guardianes implacables, esas imágenes son hoy el equivalente moral de lo que fueron en su día las escenas de los reclusos famélicos y aterrorizados en los campos de concentración nazis o comunistas. Si ante películas como La lista de Schindler nos sentimos obligados a sollozar «¡nunca más!», lo sincero de ese movimiento de justicia y compasión se medirá por nuestra actitud ante los perseguidos y hostigados de ahora mismo: ayer era imperativo liberarles de sus cárceles, hoy lo es acogerles en nuestros países, bajo nuestras leyes y compartir con ellos nuestras libertades. La única limitación que tiene esta obligación civilizada es la prudencia para organizar y encauzar este hospedaje a fin de que sea compatible con los recursos sociales de cada país.
La historia ha sido siempre una gran catástrofe, cuyos logros positivos han solido pagarse a precios terribles de lágrimas y sangre. Nuestro siglo no ha constituido una excepción, todo lo contrario: las ideologías científicamente exterminadoras en nombre de la raza o de la clase, las armas de destrucción masiva, el propio aumento de la población humana, han contribuido a aumentar el número de los damnificados por la rapiña o el necio capricho ideológico de sus semejantes. Por eso la obligación del asilo es una de las pocas tradiciones que podemos calificar sin disputa como realmente civilizada.
(Fernando Savater)
El salto de Libia a Italia (2018):
Las embarcaciones que pasan de Libia al sur de Italia experimentan numerosos percances.
Suelen ir sobrecargadas, sin aparatos electrónicos y conducidas por manos inexpertas.
Parten de madrugada para evitar las patrullas de la guardia costera con base en Al-Khums.
El personal de las patrulleras libias está poco cualificado y no dispone de medios básicos para el rescate.
El barco de rescate Open Arms debe enfrentarse a un número creciente de dificultades administrativas para operar desde La Valletta.
El avión Colibrí pertenece a una organización francesa de pilotos voluntarios.
Reposta combustible en la isla de Lampedusa para colaborar en las tareas de búsqueda y rastreo de embarcaciones a la deriva.
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