Viajes
Transhumancia



Transhumancia:
Desde la cuna de la Humanidad en Africa salieron sucesivas oleadas de antepasados nuestros que ocuparon todo el planeta. El continente americano fue ocupado completamente en muy poco tiempo. Sus nuevos habitantes, que comparten una gran uniformidad genética, llegaron desde Siberia a través del estrecho de Bering. Los pueblos antiguos debieron enfrentarse a fenómenos climáticos que cambiaban de forma extrema las condiciones a las que habían adaptado su forma de vida. Dos fenómenos de notable importancia fueron el debilitamiento de los efectos del Monzón y la variabilidad de los períodos de El Niño. La desaparición de grandes cantidades de hielo continental produjo extremas variaciones del nivel del mar y la modificación de la zona costera. La recolección de los recursos de la rica zona intermareal fue muy importante para la alimentación de los pueblos antiguos. Las tribus de cazadores recolectores debían desplazarse hacia tierras aledañas a su territorio habitual cuando se producía un aumento demográfico.

La adopción de la agricultura como forma de vida supuso una revolución histórica que ganó rápidamente adeptos entre los cazadores-recolectores. Los cambios climáticos de finales del Pleistoceno en el Creciente Fértil expandieron mucho la superficie de hábitats de cereales silvestres. Fueron aprovechados por pueblos asentados que desarrollaron técnicas de siega, transporte, almacenamiento estanco, molienda e interrupción de la germinación mediante el tueste. El conflicto entre nómadas y sedentarios se prolongó en Eurasia durante unos 2.700 años, entre 1200 a.C. y 1500 d.C., debido a que los pastores nómadas, de gran movilidad, estaban muy expuestos a los factores climáticos como el debilitamiento de los monzones y la desertización de las estepas. Hacia la mitad del II milenio a.C. surgen las «culturas del bronce de las estepas». En esa época los pastores ocupaban zonas de la estepa profunda, algunas veces a 90 kilómetros de distancia de los ríos.

Invasiones sobre territorio de China:
Gran parte de los pueblos nómadas se dedicaban al pillaje cuando las malas condiciones climatológicas les negaban el sustento. Al principio de la Edad del Hierro los territorios de la dinastía Zhou se vieron constantemente atacados por los pastores nómadas. Los monarcas apenas ejercían el control sobre las ciudades de las llanuras. La dinastía Zhou sucedió a la Shang en 1045 a.C., fue la más duradera e implantó en cierta medida un trato más compasivo y justo hacia el súbdito. Durante la segunda parte del siglo VII los pastores nómadas del norte de China lanzaron otra oleada de ataques. En la agitada situación que causaron las incursiones el pueblo Chu, proveniente del centro y el sur de China, con métodos agresivos se impuso a otros pueblos chinos (722-481 a.C.). Durante el período de los Estados guerreros (475-221 a.C.) siete Estados y los pastores nómadas estuvieron enzarzados en constantes luchas. Se esforzaban por mejorar la efectividad de nuevas armas de hierro y técnicas de combate. Los equipos de aurigas aristócratas desaparecieron ante los movimientos de la caballería. Los soldados que provenían de la clase baja aprendieron de los nómadas de las estepas y adoptaron la espada y el arco inventados por los pastores nómadas. El reinado de las Dinastías Meridionales y Septentrionales es la etapa de desunión que siguió a la caída de la dinastía Jin (420 d.C.), que se había refugiado en la zona sur. La división había comenzado de hecho muchos años antes con la invasión del norte de China por parte de pueblos nómadas.

Imperio sasánida (ss.IV, V y VI):
La ruta de la seda activa en tiempos del apogeo de Roma queda interrumpida. En el 395 se divide el imperio romano y el de oriente intensifica los enfrentamientos con el Imperio sasánida. En el 427 el gran rey sasánida Bahram V aplasta la invasión de los nómadas heftalitas (hunos blancos) en el este, extendiendo su influencia por Asia Central. La invasión de los hunos de Atila poco antes de la caída de Roma tiene lugar desde 451 d.C a 453 d.C. En el 476 se produce la caída del Imperio romano de Occidente y el apogeo de Constantinopla. A partir del 483 los hunos incursionan repetidamente sobre territorio sasánida saqueando el este de Persia. En el 498 el Imperio sasánida comienza su segunda edad de oro. Sasánidas y chinos establecieron alianzas contra los avances de heptalitas y nómadas de origen turco. Construyeron puestos avanzados para proteger a las caravanas. Hacia el año 600 el Imperio Bizantino domina el Mediterráneo, el sasánida queda muy disminuido y los lombardos ocupan la mayor parte de la península itálica. Los jázaros y otras tribus turcas asaltaban repetidamente sus provincias del norte. En el 634 estas tribus saquean el territorio de los medos. Se construyeron numerosas fortificaciones en el Cáucaso para detener estos ataques. Los beduinos incursionaban desde la parte central de Arabia y acabaron dominando al imperio con el impulso del Islam.

La ruta de la seda, mil años después de su interrupción, se reanuda bajo la paz mongólica con mayor caudal. Esta etapa duró apenas cien años (del s.XIII al XIV), hasta que Asia central sufriera en gran escala el pillaje de los bandidos y los nómadas.

Los nómadas carecen de la tierra propia donde se arraiga un pueblo durante incontables generaciones, base del nacionalismo. Las crónicas históricas precisas se vuelven importantes para estos pueblos, quizá para paliar la falta de elementos propios de identidad. Los hebreos, en constante movimiento hasta su asentamiento, se aferraron a las crónicas escritas de forma muy destacada. Algunos pueblos practican todavía el nomadismo como los tuaregs o los mongoles.


Necesidad de desplazarse:
Hoy los pocos cazadores-recolectores que quedan sobreviven sólo en áreas improductivas en donde el nomadismo es la única opción. [...] Algunos nómadas modernos de las llanuras de los lagos de Nueva Guinea realizan talas en la jungla, plantan bananas y papayas, se ausentan durante unos meses para vivir como cazadores-recolectores, regresan para vigilar sus cultivos, limpian de maleza las huertas si comprueban que las plantas crecen, se van otra vez a cazar, vuelven unos meses más tarde para una nueva comprobación y se quedan durante algún tiempo a cosechar y comer si su huerta les ha dado algún producto. Los indios apaches del suroeste de Estados Unidos se establecían durante el verano en áreas elevadas y hacia el norte para realizar labores agrícolas, y luego se retiraban hacia el sur y a áreas más bajas para deambular en busca de alimentos naturales durante el invierno. Muchos pueblos pastores de África y Asia trasladan sus campamentos a lo largo de rutas estacionales fijas con el fin de aprovechar para los pastos del ganado las variaciones estacionales previsibles. Así, el paso de la recolección de caza a la producción alimentaria no siempre coincide con un paso del nomadismo a la vida sedentaria. (Jared Diamond)

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