Críticos:
Me aburren los intelectuales o esas gentes que se dicen intelectuales. Intentan dar un nombre exacto a todas las cosas. "Una buena mujer", "Una mala mujer". Y no son verdaderos intelectuales. En la primitiva acepción de la palabra, un intelectual era una persona que tenía inteligencia. Pero los que ahora se dicen intelectuales han empezado a interesarse por el cine. Quieren dar un nombre exacto a mis ideas. No creo que un artista tenga o necesite tener ideas precisas. Lo que dice fuera de su trabajo no significa nada. Es un conjunto de estupideces. No quiero tener una idea fija de la vida. Lo único que quiero saber es: ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué es mi vida? Fuera de mi trabajo no estoy seguro de nada. Cuanto más viejo me hago menos sé. No sigo un métod determinado de trabajo o de vida. Simplemente vivo. Simplemente hago cosas. (Fellini)
Idealización periodística de via Veneto:
Fellini adquirió una notable popularidad tras retratar en La Dolce Vita una Roma imaginada de la que había sido excluido. Tuvo lugar un extraño fenómeno de imitación por el que las starlets se paseaban en camisón o entraban a caballo en los cafés rodeadas de fotógrafos e incidentes de lo más variopinto:
Sólo una vez, en los primeros tiempos de mi estancia en Roma, metí las narices en un café cerca de Porta Pinciana. En la entrada había un gran carrillón, y dentro, un silencio absoluto, gente que hablaba en voz baja, el suelo enmoquetado: me pareció como si entrase en un acuario. Percibí una atmósfera relajante, somnolienta: pensé que me hubiese gustado quedarme un rato en aquel café, tal vez leyendo un libro o escribiendo uno de los artículos que intentaba colocar en los periódicos. Pero los camareros me miraron mal, era como si hubiese entrado Charlot: así que giré sobre mis talones y salí rápido al ritmo de la onda sonora del carrillón antes de que me echaran escandalosamente.
[...]
Yo seguía abriendo los periódicos por la mañana presa de cierta angustia, casi con un remordimiento absurdo. Me preguntaba: ¿qué habrá armado ayer via Veneto, para satisfacer a los nostálgicos de La Dolce Vita? Tengo que admitir que desde entonces me siento un tanto incómodo en esta calle.
[...]
Pasaron los años y también pasó mi complejo de inferioridad respecto a via Veneto. Guerra, liberación, posguerra, los intelectuales de Rosati seguían allí, como guardianes de su entrada. Sólo que ahora alguno me saludaba. E incluso yo entraba en una nueva desenvoltura en sus ambientes porque tenía citas con guionistas y directores.
Javier Marías, sobre los críticos:
[...] No le entusiasman los críticos y no lo oculta. Considera que la crítica tanto literaria como cinematográfica en España es "insincera. Un crítico puede equivocarse, tener mal gusto o hasta ser muy limitado, pero no puede ser insincero. Los críticos tienen cada vez menos importancia y la gente les hace menos caso. La gente no es tonta y hoy la crítica ha perdido mucho la influencia que tenía hace unos años. En estos momentos no es determinante para que un libro o una película tenga éxito o no". [...] Caballero Bonald, presidente del jurado del Premio Torrevieja, calificó de "ideológicamente deleznable" la novela del ganador, César Vidal. Uniendo los dos casos, Marías afirmó que los premios tienen "demasiados elementos extraliterarios".
Francia:
Este mes, 633 títulos se presentan a los lectores franceses, en un ritual conocido bajo el nombre de ‘rentrée littéraire', un bombardeo anual de publicaciones que el público considera cada vez más desconcertante. La lista de este año es dos veces más larga que la de hace seis años, y muchos de los títulos no saldrán nunca del embalaje. La cosecha 2005 lleva la marca muy francesa de una mezcla de filosofía y chic moroso. ¿Pero cuántas de esas novelas merecen ser leídas? ¿Y por qué tan pocas de esas novelas son conocidas en el extranjero? (The Economist)
La literatura francesa es un desierto. La mediocridad de la “rentrée littéraire” refleja el triunfo del marketing de las celebridades por sobre el mérito literario y la elegancia estilística. La producción de pequeñas novelas fácil es de leer ha sido alentada por premios literarios desacreditados, cuyos jurados rara vez cambian. Son los mismos los que escriben, editan y juzgan. (Richard Millet)
El que no es experto sólo valora lo accesorio y se va por las ramas:
El cura de Guareschi casi llegaba a negarle el pan y la sal al alcalde rojo Peppone. Desde el púlpito decía que es tradición de la milenaria Iglesia no influir en las elecciones, pero que el buen fiel debía tener presente que era cristiano y demócrata. Aunque el pensamiento democristiano no está muy pujante y le cuesta abrirse paso entre los mensajes modernos, dejó un singular destello con ocasión de la exposición presentada en la Galería Nacional de Arte Moderno bajo el título Merda d’artista. A pesar de que el artista fue más allá de la simple creación, y además envasó y etiquetó la obra; al parecer este arte es tan único que pierde la gracia y no es bien acogido cuando se repite cambiando de localidad. La auténtica aportación singular fueron las preguntas del diputado democristiano al ministro de Instrucción Pública:
1) ¿Qué garantías tiene el público acerca de la autenticidad de la obra del artista?
2) Dado que una semejante creación artística, tan valorizada por el autor y tan autorizadamente avalada por la directora, es cotidianamente producida por toda la humanidad, ¿No habría llegado la hora de dar la máxima divulgación a esta forma de arte, de modo que las masas populares, portadoras de tal valor artístico hasta ahora desperdiciado en las cloacas de la ciudad, tomen conciencia de los ilimitados horizontes que los citados artista y directora les han abierto?
3) ¿Cómo juzga el uso que hace la directora de la Galería Nacional de Arte Moderno del dinero del contribuyente italiano?
Best-sellers:
Puede surgir espontáneamente, pero también puede ser un producto prefabricado cuya elaboración es resultado de una serie de calas en las apetencias del público; en general, suelen elaborarlo científicamente las editoriales norteamericanas especializadas en ellos, intercalando en una obra narrativa, ya escrita, determinados fragmentos o pasajes (debidos frecuentemente a otros autores) que animan la narración por ser el reflejo de algo actual y apetecido. Extendido esto a una dimensión europea, es frecuente que los best-sellers sean el producto de una idea o consejo de un editor que, en contacto con los intereses de un público, sugiere un argumento o tema susceptible de ser desarrollado en una obra literaria preferentemente, en una novela.
Según cálculos de editores norteamericanos, de cada mil intentos de fabricar un best-seller sólo uno o dos obtienen resultado, lo cual basta para compensar económicamente los fracasos. Los editores prefieren esperar la aparición espontánea de un nuevo best-seller, y arropar intuitivamente su lanzamiento. En el caso de E. Segal (Love story, 1970, con 10 millones de ejemplares vendidos en un año), un autor alcanza con su obra un best-seller, y después desaparece como autor, o bien crea obras que van perdiendo paulatinamente el interés y la aceptación del público, tal como sucedió con F.Sagan a partir de Buenos días, tristeza (Bonjour tristesse, 1954).
Suele producirse con el autor de best-sellers un proceso inverso al que afecta a un autor de auténtica entidad literaria, aunque en ocasiones una obra de gran categoría provoque un fenómeno típico del best-seller comercial, como es el caso de Cien años de soledad (1967) de Gabriel García Márquez.
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