Sotileza. José María de Pereda (1885)
El mar de Santander y la vida miserable y violenta de los pescadores son los protagonistas de esta novela compuesta en los años de mayor éxito del naturalismo en España. El escritor tradicionalista que fue Pereda se sirve de algunas de las innovaciones técnicas y temáticas del realismo-naturalismo español para presentar una sociedad y unos valores inmovilistas, que no se ven afectados por las transformaciones del progreso y las formas de producción. El argumento de la novela trata de la joven huérfana Sotileza y de su destino amoroso y conyugal. Pereda hace imposible el amor de Sotileza y Andrés por pertenecer este a una clase social más alta. Los personajes aceptan el inmovilismo de clase como un destino natural. Así la representación del medio social y natural que lleva a cabo Pereda rehúsa la reflexión sobre modernidad cambiante. De hecho el tratamiento que hace de la figura del narrador lo aleja de cualquier actitud de libertad o distancia del universo narrado. Encontramos un narrador omnipresente que guía constantemente al lector. El realismo de esta novela es, desde este punto de vista, un realismo castizo. De hecho, prevalecen en la obra algunos aspectos que denotan el gusto del autor por los cuadros y los tipos costumbristas y acercan Sotileza al realismo primitivo y conservador de Fernán Caballero. También mantiene la novela algunos de los que fueron grandes haciertos de las escenas de costumbres peredianas, entre los que destaca la fuerza expresiva del lenguaje de los personajes populares. (MAN)
El astillero. Juan Carlos Onetti:
Primera parte del díptico que Juntacadáveres completa en 1964, relatando los antecedentes de episodios aquí sólo aludidos.
Presenta al protagonista, un envejecido Larsen, de regreso a la ciudad de la que había sido expulsado, Santa María, mundo en descomposición habitado por sombras conocidas. Ahora se hace contratar como gerente en un ruinoso astillero, propiedad de Jeremías Petrus, antiguo potentado que vive con Angélica Inés, su hija idiotizada, y su criada Josefina. El astillero es una empresa fantasmal y absurda, administrada por Gálvez y Kunz, quienes no saben si Larsen puede ser una amenza o un aliado en el dilema de sostener la farsa o fomentar su irremediable hundimiento. El espacio organiza los breves capítulos; el relato discurre entre Santa María, el astillero que se desmorona, la casilla -morada de Gálvez y su esposa encinta, a la que Larsen, si hubiera tenido voluntad, habría querido seducir-, la glorieta -lugar de encuentro de Larsen y Angélica Inés-, y la casa -donde Larsen, por una vez, antes de desaparecer, se acuesta con Josefina-. Un narrador testigo cuenta la historia, hace conjeturas y completa la información, a veces con soterrada ironía, en sinuosas frases que construyen la interioridad de los personajes. Su dominio de la ficción es tal que llegará a proponer dos finales alternativos. Relato aparentemente clásico de desesperanzas cruzadas, El astillero alberga en su seno audacias que sólo más tarde explotaría la narrativa en español.
Historia verdadera de la conquista de la Nueva España. Bernal Díaz del Castillo (1567)
Contra el ingente número de obras históricas que sobre el proceso del
descubrimiento y conquista de América se escriben en el siglo XVI y que se califican de general, natural o moral, la historia de Bernal Díaz hace resplandecer desde el título su índole de verdadera. Esto es, vista y vivida. Consciente de que su condición de soldado lo hacía vulnerable ante los historiadores sabios y versados en retórica y buenas letras, el
autor hace valer desde el inicio el criterio que iba cobrando cada vez más respeto: la experiencia personal. Si le falta un designio ideológico de carácter imperial, presente en los historiadores oficiales, al privilegio de la experiencia se unen otros dos rasgos que singularizan esta obra, considerada por algunos como la primera novela de la literatura hispanoamericana: en primer lugar, el ser un potentísimo ejercicio de memoria que reconstruye, a tres décadas vista, las jornadas que condujeron al descubrimiento del imperio azteca y la inmediata
conquista de México; en segundo lugar, la habilidad del autor para dar vida a su escritura mediante una singular pericia narrativa, basada en la atención al detalle y no exenta de llamativa ironía. Su texto, además, se erige como intervención polémica y reivindicativa: cuestiona de modo vehemente las inexactitudes de otros historiadores del mismo suceso y, frente al untuoso panegírico del Héroe
Hernán Cortés en que aquellos incurrieron, defiende la labor de los sacrificados soldados que lo acompañaron. (DMG)
Amok. Stefan Zweig (1922):
Zweig fue novelista prolífico, traductor y gran viajero. Pacifista destacado, abandonó su Austria natal en 1934 para dirigirse primero a Londres y más tarde a Brasil, donde, desengañado por el auge del fascismo, se suicidó junto con su mujer. Amok es la historia breve e intensa de un médico que pierde la razón en el trópico. La novela está narrada por un hombre de mundo que conoce a ese misterioso médico a bordo del barco que los lleva a Europa desde Calcuta. El médico necesita desesperadamente hablar con alguien y tiene un escalofriante secreto que contar. Escrito como la transcripción de una confesión, lo que, junto con el escenario colonial, recuerda a Joseph Conrad, el libro constituye un fascinante relato sobre la pasión, el deber moral y las incontrolables fuerzas inconscientes.
El protagonosta se ha visto obligado a viajar a Asia a causa de una falta cometida en un hospital alemán, donde se hallaba bajo el yugo de una mujer bella pero muy dominante. Aunque había partido lleno de los ideales románticos de llevar la civilización a los indígenas, una vez allí se encuentra aislado en una base remota, y su estado empeora lentamente a medida que el letargo tropical y la enfermedad empiezan a resultarle insoportables. Cada vez se siente más alejado de su identidad europea y más abatido. Cuando una dama inglesa llega a la base solicitando que le practique un aborto, el médico se siente irritado por su arrogancia y sus modales autoritarios, hasta tal punto que llega a perder el control de su voluntad. Al principio, hace un esfuerzo por conseguir imponerse en esa situación veladamente sadomasoquista. Pero cuando la inglesa se ríe en su cara, no encuentra otra salida que tratar de acabar con ella, en un intento maníaco de sofocar la pasión que le inspira. Esta exploración freudiana del poder del incosciente y de la saexualidad latente, está construida con gran elegancia y dotada de una enorme penetración psicológica.
El mapa del País del Amor (1654):
Es una representación topográfica y alegórica. El amante debe encontrar el camino del corazón de su dama (desde la ciudad llamada Nueva Amistad) entre muchas pruebas y peligros (existe el riesgo de perderse en los mares Peligroso o de la Enemistad, o en el lago de la Indiferencia), el mapa del país del Amor (Carte du Tendre o du pays de Tendre) fue elaborado colectivamente, entre 1653 y 1654, por los asistentes habituales al salón literario de Madeleine de Scudéry, antes de que la escritora lo integrase en su novela Clelia, historia romana. Recorrido por tres grandes ríos (Estima, Reconocimiento, Inclinación), sembrado de ciudades (Estima Amorosa, Reconocimiento Amoroso, Inclinación Amorosa) y de aldeas más o menos favorables al sentimiento amoroso (Bellos Versos, Generosidad, Corazón Grande, Dulce Misiva, Sensibilidad/Negligencia, Olvido, Perfidia, Orgullo…),el mapa del país del Amor define, mediante el recurso de la alegoría, una especie de ideal del comportamiento amoroso —congruente con la estética galante de la época—, hecho de delicadezas y de respeto al mismo tiempo que de devoción, de perseverancia y de mesura que no deja de lado al apasionamiento. (Encarta)
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