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Jonia:
Los pueblos súbditos de los persas recordaban años mucho peores bajo el yugo de los asirios y los caldeos.
Los modestos tributos que exigían los monarcas persas les parecían razonables a casi todos.
Las ciudades jonias se distinguían del resto por sus ansias de libertad y de mantener su soberanía.
Persia otorgaba a Lidia la autonomía de gobierno propia de las satrapías.
En la Edad Antigua las tierras fenicias y griegas, poco feraces y superpobladas, recurrieron a fundar colonias con población mercantil.
Desde el siglo VIII a.C hasta V a.C. los griegos fundaron ciudades que reproducían las formas de vida económica de la metrópoli.
Se establecieron en zonas muy cercanas al mar a lo largo de grandes franjas de la costa mediterránea.
Los colonos conservaban la ciudadanía originaria y no constituían comunidades independientes.
Atenas se adelantó a las otras polis y construyó su imperio destacando en el dominio en el mar.
Mandó 20 barcos para apoyar la revuelta jonia contra los persas, que participaron en el incendio de la ciudad de Sardes.
Liga de Delos:
En 478 a.C. la Confederación de Delos decide unificar fuerzas contra la amenaza persa.
Cimón vence en una votación de ostracismo contra Temístocles y permanece al mando de la flota ateniense.
Atenas asegura militarmente la vital ruta con el mar Negro.
Albergaba planes de expansión imperialista. Tomó la isla de Naxos como represalia por su intento de abandonar la Confederación de Delos, destruyó sus fortificaciones, confiscó su flota y estableció el pago de un tributo.
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Grecia inconquistada:
● Darío fue un administrador extraordinariamente dotado. Sin embargo, como estratega militar cometió un error enorme cuando intentó extender la hegemonía persa a Grecia. La conquista de Lidia por parte de Ciro había convertido Persia en gobernante de las ciudades de lengua griega de la costa occidental de Asia Menor, pero dichas ciudades desdeñaban la tolerancia persa y anhelaban la libertad idealizada de otras ciudades-estado griegas. En consecuencia, entre los años 499 y 494 a.C. los griegos del interior de Asia libraron una guerra de independencia y lograron durante breve tiempo el apoyo de tropas de Atenas, que se unieron a los griegos asiáticos para incendiar el importante centro administrativo regional de Sardis. Después de sofocar el levantamiento en Asia, Darío envió una fuerza por el Egeo para castigar a Atenas y notificar su dominio de todos los griegos europeos. En la batalla de Maratón librada en el año 490, los atenienses causaron a Darío el único revés importante de su reinado. En el año 480 su hijo y sucesor, Jerjes, intentó vengar esta humillación aplastando a los griegos con una gran armada, pero la heroica resistencia de Atenas y Esparta le obligaron a retirarse y a abandonar sus planes un año después. En ese punto los persas se dieron cuenta de que habían alcanzado los límites de su expansionismo, así que se concentraron en sus posesiones asiáticas y se aprestaron a emplear dinero y diplomacia para inmiscuirse en los asuntos griegos. (Coffin)
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Cuando la paz de Calias puso fin a la guerra con Persia (449 a.C.), todos, excepto tres aliados, pagaban su contribución en dinero.
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