Diego de Almagro (Almagro 1475-Cuzco 1538):
Natural de La Mancha, fue hijo ilegitimo de un copero de Enrique IV. En 1514 se enroló en la expedición de Pedrarias Dávila y estuvo a su servicio en las campañas de ocupación de Panamá. En Panamá, que desde su fundación por Pedrarias en 1519, era puerto de partida de exploraciones, se asociaron Pizarro, Almagro y Hernando de Luque.
Almagro, Francisco Pizaro y Pedrarias Dávila unieron sus esfuerzos y ese mismo año de 1524 partió Pizarro con algunos hombres hacia el río San Juan.
En 1526 vuelven a partir en sendos barcos Pizarro y Almagro viajando por el Pacífico hacia el sur, y vuelven a encontrar muestras de oro.
Acordaron que Almagro regresase a Panamá en busca de refuerzos llevando testimonios sobre la riqueza de la región. Pedrarias había recibido quejas de los dos jefes y fletó dos naves para obligar a Pizarro a retornar.
Decidido a continuar explorando, Pizarro desobedeció a Pedrarias y siguió con 13 hombres. Con algunos refuerzos enviados por Almagro, Pizarro llegó a Túmbez, en el golfo de Guayaquil, dominio de los incas. Sus averiguaciones confirmaron que el Imperio Inca era tan rico como el azteca.
De regreso a Panamá, sus socios decidieron que Pizarro viajase a España para obtener un nombramiento real que reconociera las futuras conquistas independizándolos de la autoridad del gobernador local Pedrarias.
En 1529 Pizarro, en su viaje a España, recibe la encomienda para conquistar 200 leguas al sur y los títulos de gobernador, capitán general y adelantado del Perú.
A Almagro se le concedió el gobierno de la fortaleza que habría de fundarse en Tumbes, a Ruiz de Estrada el título de piloto de los Mares del Sur y a Hernándo Luque el obispado de Tumbes. Como Almagro estuviese descontento del reparto de mercedes, Pizarro le cedió el adelantazgo.
Encargado de conseguir provisiones y hombres, no llegó a Perú hasta 1533. Pizarro lo recibió en Cajamarca y le entregó su parte del tesoro de Atahualpa.
Después de que juntos tomaran Cuzco conbatió y venció a un general de Atahualpa, cerca de Jauja. Poco después recibió la noticia de la llegada de Pedro de Alvarado, se puso en contacto con Benalcázar y ambos se entrevistaron cerca de Riobamba con aquél y consiguieron, mediante el pago de una fuerte indemnización, que Alvarado regresara a Guatemala (1534). Recibió de la corona española el 4 de mayo de 1534 las capitulaciones que le permitían conquistar 200 leguas al sur de los territorios de Pizarro. Volvió a Cuzco y emprendió una expedición hacia los territorios del actual Chile: cruzó la meseta boliviana y los Andes, fundó la ciudad de Paria y consiguió llegar al valle del Aconcagua, que exploró minuciosamente sin encontrar las riquezas esperadas. Alcanzó el centro de Chile en 1536. Desalentado por la pobreza de la región, regresó pronto a Perú. En Coquimbo se enteró de la nueva división territorial y del nombramiento de Mariscal de Nueva Toledo, provincia que se extendía al sur de Nueva Castilla (asignada a Pizarro). En la nueva delimitación no quedaba claro a cuál de las dos provincias pertenecía Cuzco y decidió ocuparla, lo que consiguió en 1537.
Disputas entre conquistadores:
Los almagristas derrotaron a los hermanos Pizarro en Abancay (julio 1537) e hicieron prisioneros a Hernando y a Gonzalo. Almagro aceptó un arbitraje que muy pronto fue roto por Pizarro.
La desigualdad de los beneficios obtenidos por los dos principales conquistadores, Pizarro y Almagro, originó pronto luchas entre ellos y sus partidarios, luchas que estuvieron a punto de poner en peligro la conquista.
Un lugarteniente de Almagro, Rodrigo Ordóñez, venció de modo completo a Manco Inca completando la conquista del Imperio incaico.
Almagro entró en Cuzco el 19 de abril de 1537 e hizo prisioneros a los hermanos de Pizarro (Hernando y Gonzalo) y su lugarteniente Ordóñez venció a Alonso de Alvarado, enviado por Francisco Pizarro en defensa de Cuzco y de sus hermanos. No duraron mucho los éxitos almagristas, pues, puesto Hernando en libertad, el propio Francisco Pizarro se puso al frente de las fuerzas y el 26 de abril de 1538, en la batalla de Salinas, derrotó a Almagro y le hizo prisionero; Ordóñez murió en la batalla y Diego Almagro fue condenado a muerte el 8 de julio, con lo que de momento se acaban las luchas entre los conquistadores.
Pero no duró mucho la paz, pues un grupo de almagristas asalta el 26 de junio de 1541 el palacio de Francisco Pizarro en Lima da muerte a estocadas al conquistador del Perú, a la par que se encarga del gobierno del país un hijo de Almagro. Enterado de estas discordias el emperador Carlos V, envió al Perú a Cristóbal Vaca de Castro, con categoría de comisario regio, quien en la batalla de Chupas derrota a los almagristas. El hijo de Almagro fue entonces ejecutado. La audiencia nombra gobernador a Gonzalo Pizarro, pero en 1544 asume el mando Blasco Núñez de Vela, primer virrey del Perú, al que la corona española encargó de desposeer a los conquistadores de las encomiendas de indios.
Su empeño en obedecer la orden real de hacer cumplir la Leyes Nuevas le llevó a enfrentarse con Gonzalo Pizarro.
Valdivia se unió a la causa del virrey y colaboró decisivamente en la victoria de Jaquijaguana, lo que le valió el título de gobernador de Chile.
Gonzalo Pizarro venció en la batalla de Añaquito (18 enero 1546) a Blasco Núñez y posteriormente lo decapitó.
En la batalla de Añaquito, Francisco Hernández Girón cayó prisionero de Gonzalo Pizarro, quien le perdonó la vida al unirse a su causa.
Para defender la autoridad real fue enviado el clérigo Pedro de La Gasca (1546), que supo ganarse el apoyo de varios jefes de la colonia, entre otros Valdivia.
De la Gasca derrotó a Gonzalo Pizarro y a su teniente Francisco de Carvajal en la batalla de Jaquijahuana, cerca de Cuzco, el 9 de abril de 1548, y ordenó después su ejecución.
De sólida formación, era natural de El Barco de Avila y había llegado a ser miembro del Consejo Supremo de la Inquisición.
Ante los nuevos descubrimientos y conquistas Carlos V había adjudicado a Pizarro los territorios americanos entre los paralelos 1 y 14 con en nombre de Nueva Castilla.
A Almagro le fueron concedidas las tierras entre el 14 y el 25 con el nombre de Nueva Toledo.
A Pedro de Mendoza desde el 25 hasta el rió de la Plata con el nombre de Nueva Andalucía.
A Simón de Alcazaba se le concedieron los territorios entre el paralelo 36 y el Estrecho de Magallanes con el nombre de Nueva León.
Territorios al sur de Perú:
Descubierto el Pacífico al que Balboa llamó mar del Sur (1513) y con la idea de que las nuevas tierras debían ser un continente, Juan Díaz de Solís partió en busca de un paso a las Indias orientales. ârtió en 1515 en tres naves que a la altura del Cabo San Roque marcharon viraron hacia el sur.En febrero de 1516 la expedición llegó al río de la Plata, al que se bautizó Mar Dulce. Solís y algunos de sus hombres fueron muertos por los indios charrúas en la orilla oriental del río. De regreso una de las naves naufragó frente a Brasil y sus sobrevivientes quedaron en la isla de Santa Catalina. Las otras dos naves llegaron a España donde sus comandantes informaron que el Mar Dulce por su extraordinaria anchura podía ser el paso hacia el mar del Sur. Se encarga a Magallanes la búsqueda del paso con una expedición de 5 naves y 270 hombres. Ese año Pedrarias Dávila acusa de traición y ejecuta a Balboa.
En 1536 Pedro de Mendoza desde España llega al río de la Plata y funda en sus orillas el puerto de Santa María de los Buenos Aires. Desde allí salieron expediciones que remontaron el Paraná en busca del imperio del Rey Blanco, mencionados por anteriores exploradores de la región. Juan de Ayolas y Martínez de Irala estuvieron al frente de esas expediciones que alcanzaron el actual Paraguay. Ayolas continuó a pie hacia el oeste en los faldeos de los Andes. Recogió muestras de plata y se cree que noticias sobre la reciente conquista del Imperio Inca. De regreso al Paraguay Ayolas fue muerto en un ataque de los indígenas. Juan de Salazar en 1537 había fundado Asunción, en una zona poblada por indígenas dóciles que practicaban la agricultura. Poco después Pedro de Mendoza, enfermo, abandonó Buenos Aires. Irala quedó al mando de la colonia permanentemente atacada por tribus nómadas y asolada por las penurias y el hambre. Diezmados por los ataques indios y las calamidades, los sobrevivientes terminaron por abandonar Buenos Aires y se trasladaron a Asunción. Pedro de Heredia fundaba por entonces la ciudad de Cartagena en la costa colombiana del Caribe.
Las reducciones y misiones jesuítas:
Una institución distinta a la encomienda y a la mita fueron las reducciones, en las que se buscó establecer a indígenas dispersos o seminómadas. La reducción disponía de tierras donde se instruía a los nativos en las prácticas agropecuarias. Las tierras se dividían en tres partes: la primera se repartía en parcelas entre las familias indígenas para su alimentación, otra se reservaba como campo de pastoreo para el ganado de la comunidad y la última, trabajada por todos, se empleaba en el mantenimiento de los servicios sociales como hospitales, escuelas, ayuda a desvalidos y pago de tributos. Por lo general la población indígena de las misiones se mantenía apartada de las otras poblaciones coloniales y producía todo lo necesario para su abastecimiento. El núcleo indígena conservaba sus autoridades autóctonas bajo la supervisión de un funcionario español encargado de cobrar los tributos de la corona. Las reducciones más destacadas fueron las que fundaron los jesuitas en el noreste argentino y sus vecindades de Paraguay y Brasil. Organizadas sobre la base de la división del trabajo, disciplinadas y autosuficientes, esas comunidades, llamadas misiones, alcanzaron un importante desarrollo. La yerba mate, un arbusto típico de la región y muy apreciado como infusión en una amplia zona de América, fue la base principal de la economía de las misiones. Su comercializción estaba controlada por los jesuítas. El gobierno de la misión era ejercido por el miembro más alto de la orden, secundado por asistentes e indígenas convertidos en funcionarios de la comunidad. Los religiosos hablaban la lengua vernácula, el guaraní. Preservaban las habilidades artesanales autóctonas y difundían las europeas. Jas misiones jesuíticas ofrecieron a los indígenas un trato y un nivel de vida superiores a los que recibían de los colonos y autoridades civiles españolas. Su creciente poder ocasionó reiterados enfrentamientos con la corona, que culminaron en 1767 cuando Carlos III dispuso la expulsión de los jesuítas de todos sus dominios americanos.
Diego de Almagro (Panamá 1518-Cuzco 1542):
Llamado el Mozo. Hijo del anterior. Residió primero en Panamá y en 1535 se trasladó a Cuzco. Al morir su padre ejecutado Francisco Pizarro decidió que Almagro el Mozo residiera en su palacio; pero fue expulsado porque se había convertido en jefe de la oposición contra los pizarristas. Participó en la conjura que asesinó a Pizarro (1541), y fue nombrado gobernador. El nuevo gobernador Vaca de Castro acababa de llegar al Perú y obtuvo el apoyo de los pizarristas. En Chupas se libró la batalla definitiva (16 septiembre 1542) que derrotó a Almagro el Mozo, que tras esconderse unos meses, fue descubierto en Yucay y ejecutado poco después en Cuzco.
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