HISTORIA
DOCUMENTOS
El oro de Moscú



El oro de Moscú (oct 1936):
[Asunto muy debatido en el pasado y del que se tiene, sin embargo, suficiente documentación. Uno de los elementos utilizados contra la República por la propaganda del régimen. Fue utilizado como ejemplo que unía la deshonestidad del gobierno republicano con la de la URSS. El gobierno de Largo Caballero contaba también con la debatida opción de enviarlo a países como Suiza.] Los histriónicos y hasta cierto punto deshonestos esfuerzos de británicos y franceses por imponer la política de no intervención no podían impedir el suministro de la ayuda fascista a Franco. Ante la negativa de las democracias occidentales de suministrarle material bélico, el gobierno legítimo de la República se vio forzado a dirigirse a la Unión Soviética. El 17 de octubre, Largo Caballero envió una carta al embajador soviético, preguntándole si su gobierno "aceptaría una cantidad de oro de unas quinientas toneladas aproximadamente, cuyo peso exacto se determinaría en el momento del envío". La participación del socialista moderado doctor Juan Negrín, ministro de Hacienda, en dicha transferencia del oro, fue crucial. En septiembre Negrín había tomado la decisión de trasladar las reservas de oro del Banco de España a un lugar más seguro: los subterráneos utilizados como polvorín en la base naval de Cartagena. En octubre, de acuerdo con Largo Caballero, decidió llevar el oro a Moscú y tenerlo allí en depósito como garantía de futuras compras de armas. Dadas las dificultades con que la República se enfrentaba a la compra legal de armas a las democracias, era una decisión importante. Franco tenía a su disposición ayuda continua en forma de alta tecnología por parte de Alemania e Italia, además de técnicos cualificados, piezas de recambio y los manuales de instrucciones pertinentes. En cambio, la República tenía que enviar a sus emisarios, muchas veces estudiosos mal equipados, a negociar con los tiburones del libre comercio de armas y, por tanto, adquirir equipos supravalorados y obsoletos de los distribuidores privados de armamento. Con todo, Negrín ha sido acusado por los historiadores derechistas de ser un hombre de paja de Moscú.

Numerosos informes sobre las transacciones entre Madrid y Moscú demuestran que, en cierto modo, España fue estafada por la Unión Soviética. Sin embargo, los más destacados expertos en la financiación de la Guerra Civil, el diplomático español profesor Angel Viñas y el británico Gerald Howson, consideran que, calculando las poco más de cuatrocientas toneladas de oro fino enviado a la Unión Soviética y el coste de los suministros de los equipos, con probabilidad la diferencia no era importante. No obstante, los suministros variaban drásticamente de la obsoleta artillería y armas cortas a los aviones, tanques y cañones antitanques del último modelo. El oro también tenía que servir para pagar el transporte de pertrechos a España, operación en la que algunos barcos soviéticos fueron hundidos, así como la preparación de pilotos españoles. En cualquier caso, es difícil saber qué otra cosa podía hacer Negrín sino comprar armas de la Unión Soviética con el oro español. Incluso Largo Caballero, que más tarde se pondría en contra de Negrín, confirmó que la petición del ministro de Hacienda para trasladar el oro a un escondite seguro, sin especificar, era del todo razonable dada la proximidad de las fuerzas rebeldes. Si el oro caía en manos de los nacionales, ya no habría armas para la República y la derrota sería inevitable. Según Largo Caballero, una vez se hubo trasladado el oro a Cartagena, el temor a un desembarco nacional impulsó a Negrín a enviarlo al extranjero. Dado que los círculos bancarios de Inglaterra y Francia ya habían mostrado su hostilidad hacia la República congelando algunos activos españoles, bloqueando prácticamente el crédito y obstaculizando de forma sistemática las transacciones financieras de la República, no había otra alternativa que Rusia, adonde se destinaron los fondos republicanos para pagar el armamento y los alimentos. (Paul Preston)

Ya el 13 de septiembre de 1936, Manuel Azaña, presidente de la República; y Juan Negrín, ministro de Hacienda, aparecen como firmantes de un decreto semiclandestino (su facsímil puede consultarse en el libro de Ansó, Yo fui ministro de Negrín, Madrid, Espejo de España, 1976) que autoriza al gobierno, ante el hecho palmario de que las tropas nacionales avanzan hacia Madrid, a trasladar el oro existente en el Banco de España a lugar seguro. Antes incluso de esa fecha, el ministro de Hacienda anterior a Negrín, Enrique Ramos,el 21 de Julio de 1936, tan solo tres días después de iniciada la Guerra Civil, da la orden al Gobernador del Banco de España Luís Nicolau d’Olwer, para que el banco vendiese unos 25 millones de pesetas en oro, aunque en este caso se trataba de defender a la peseta en los mercados internacionales. Los cálculos más afinados consideran que, en el momento de estallar el conflicto, hay en el Banco de España oro por valor de 5.295 millones de pesetas. El gobierno de Largo Caballero toma la decisión, que siempre será polémica, de trasladar el oro a Moscú. Y digo que es polémica porque será interminable la discusión sobre si, como defienden quienes apoyaron la medida, Moscú era el único destino posible; o existían otras alternativas. La primera, obviamente, es Suiza. Sin embargo, Suiza presentaba el problema de que el oro debería atravesar físicamente Francia, la cual tenia las fronteras cerradas y tanto ellos como los ingleses no permitían la venta de armas para la república. Moscú presentaba la ventaja de que el viaje era posible, entre Cartagena y Odessa, por un mar relativamente controlado en el que no se produciría la intercepción de mercantes rusos.

Entre julio de 1936 y enero de 1937 comenzó a salir oro de España, aunque no por la vía ni con el destino que se ha hecho famoso. Entre dichas fechas, la República vendió al Banco de Francia (sí, al presunto incautador) 194 toneladas de oro que valdrían, unos 1.500 millones de pesetas. Es sólo en una segunda fase que las reservas restantes fueron trasladadas a Cartagena, donde la mayoría sería embarcada con destino a Rusia, el 23 de octubre. En resumen el Oro de Moscú fue un envío del Banco de España de 5.747 cajas precintadas que contenían oro y plata en lingotes y monedas en total se calcula que salieron 700 toneladas de oro y 3.000 toneladas de plata que depositó oficialmente en la madrugada del 6 de Noviembre de 1936, el Sr. Pascua como embajador de España acompañado por tres empleados del Banco de España, Arturo Candela, Alberto Pedín y José González, que acompañaron la expedición que trasladó el tesoro desde el Banco de España en Madrid hasta el Depósito de Estado de Metales Preciosos del Comisariado del Pueblo de las Finanzas de la URSS (GOKHRAN). del que, es cierto, jamás retornaron al Banco de España. El oro se cargó en cuatro barcos rusos: el Jruso, el Neva, el Kim y el Volgores. El 1 de agosto de 1938, según comunicación recibida por Negrín, las reservas de oro estaban ya prácticamente agotadas. Como la República.

Las diferencias entre unos y otros: Viñas defendía que Negrín no tuvo más remedio que enviarlo a Rusia y Olaya que Negrín desfalcó a España y debería haberlo enviado a lugares más democráticos y transparentes, como Estados Unidos, Inglaterra o Suiza. Hay muchas diferencias. Según historiadores las cifras cambian. Los periódicos como la Gaceta y el New York Times, de la época, creo del 1936, también dan cifras diferentes. La operación de envío del oro de Moscú está documentada. Tardaron 3 noches en embarcarlo. El 25 de Octubre partió para Rusia. Según los historiadores sólo con el cambio rublo-peseta, Rusia se apropió indebidamente de 50 millones de Dolares de España. Negrín, afirmaba en 1938 a Giral que aún quedaba dos terceras partes del oro en Moscú e Indalecio Prieto, decía a unas declaraciones del diario Pravda, el cual comentaba que todo el oro había desaparecido, que era una gran falacia, que todo había sido un gran desfalco y que Rusia había falsificado las firmas de Negrín. Las autoridades soviéticas pusieron mucho empeño en aclarar en todos los documentos que su trabajo era custodiar el oro y que su responsabilidad disminuiría según fuera reduciéndose la cantidad de oro que quedase. El metal se admnistró por la República y se utilizó como garantía.

Uso y destino del oro depositado:
Una parte se transfirió al Gosbank, como pago del armamento soviético al Ejército rojo y otra parte, la más grande, fue transferida a París, al Banco Comercial para Europa del Norte, propiedad del PCE de la Unión Soviética y de la que vivieron republicanos en el exilio. Desde este banco el gobierno republicano pagó las armas que se consiguieron en Praga, Varsovia, Bruselas, Nueva York, México etc. El dossier Negrín y la contabilidad soviética aclaran un turbio asunto: no quedaba oro español en Moscú. Todo el oro se gastó en la compra de armas, munición etc. Los documentos analizados por Martín Aceña demuestran que además de cobrar hasta el último fusil a España, también facturó con cargo al oro todos los servicios prestados por su custodia, a un precio puesto libremente por ellos. Los rusos cobraron el transporte a Odessa. El oro español estaba casi totalmente, en forma de monedas y los rusos cobraron, a un precio elevadísimo, la fundición de estas a lingotes. Cobraron por cada movimiento, por cada transferencia y por cada cambio de divisas y se señalan que se cometieron muchas irregularidades en los tipos aplicados en esas operaciones. Todo estaba positivamente facturado y con recibos. Martín Aceña apunta que la operación de depositar el oro en Moscú fue un desastre para la República. Todas las compras a la URSS se hicieron al contado, a precios exorbitantes, y en casi todas las ocasiones no se recibió buen material. Al ponerse en manos de Stalin, el Gobierno español perdió por completo su autonomía financiera. En abril de 1939 los funcionarios de la nueva administración franquista entraron en el Banco de España, la encontraron vacía. Franco se encontró con 0 pesetas en el banco. (Fantomita)

(*) Largo Caballero fue ministro de Trabajo de 1931 a 1933, fue el máximo dirigente de la izquierda socialista en los años treinta, y primer ministro desde el 4 de septiembre de 1936 hasta el 17 de mayo de 1937. Juan Negrín, socialista moderado y catedrático de fisiología, fue ministro de Hacienda con Largo Caballero y primer ministro desde mayo de 1937 hasta el final de la guerra. Lluís Nicolau d'Olwer, catalán liberal, fue Ministro de Economía en el gobierno de Alcalá Zamora. La composición de este gobierno fue aprobada en agosto de 1930, fruto del pacto de San Sebastián, que reunió a oponentes republicanos y socialistas al Rey.

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