HISTORIA
PIRATAS
Walter Raleigh



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Walter Raleigh (Hayes, Devonshire 1552-Londres 1618):
Explorador, soldado, pirata, cortesano, parlamentario, poeta, historiador y hasta químico. Tras su desastrosa incursión en el Orinoco escribió uno de los grandes libros de viajes en lengua inglesa The Discoverie of the Large, Rich, and Beautiful Empire of Guiana, with a Relation of the Great an Golden Citie of Manoa, wich the Spaniards call El Dorado. Sus numerosas traducciones dieron nuevo impulso a la leyenda de El Dorado. Acuñó una a frase anunciadora del imperio marítimo inglés: Quien posee el mar, posee el mundo entero. El romanticismo inglés lo convertiría en figura ideal. Se dice que inventó la costumbre de arrojar la capa sobre el barro al paso de las damas. Nació en 1552 en la granja de Hayes, junto a la punta de Budleigh Salterton en la costa de Devonshire, hijo de Walter Raleigh de Fardell, hidalgo campesino y de su tercera esposa Katherine Champernoum, hija de sir Philip Champernoum de Modbury. Hizo sus estudios en el Oriel College de Oxford.

Accidentada vida de armas:
En 1569 formó parte del ejército hugonote francés combatiendo en las famosas guerras de religión, tomando parte en la batalla de Jarnac y en la noche de San Bartolomé; en 1576 volvió a Inglaterra y en 1577 a los Países Bajos para luchar en favor de Guillermo de Orange; en 1578 fletó un barco asociado a su hermanastro Humphery Gilbert.

[...] aunque su objeto era capturar galeones españoles, pero sin resultado quedaron arruinados. Se trasladó a la corte y con la protección de los condes de Leicester y Oxford, consiguió el mando de una compañía de infantería al frente de la cual se batió en 1580 en Irlanda, sofocando una rebelión y dándose a conocer por su crueldad. Muy bien acogido en la corte, a partir de 1582 empiezan a llover sobre él pensiones, honores y cargos, y entre las dádivas que la Reina Isabel concedió a este favorito está la posesión de Durham House, residencia principesca. Fue capitán de guardias de la Reina, Vice-Almirante, etc., y en los años de su privanza desarrolla su actividad colonizadora y a él se debe la introducción del tabaco y la patata en Inglaterra. En 1589 empieza a declinar su buena estrella pues se vio suplantado en los favores de la Reina por el Conde de Essex y desde entonces hasta 1598 tomó parte en diversas expediciones marítimas. En 1592 fue encerrado en la Torre de Londres por haber seducido a Elizabeth Throgmorton, dama de la Reina, y no salió hasta no haberse casado con ella.

Piratería:
En 1594 preparó la primera expedición a la Guayana; zarpó la flota de Plymouth el 6 de febrero de 1595 con dirección a Canarias y estuvo merodeando por la isla de Tenerife, marchando luego a Fuerteventura, donde desembarcó, hizo aguada, robó ganado y el 20 de febrero capturó dos navíos en una caleta de esta isla, uno cargado de armas de fuego y otro de vinos del país, marchando luego con dirección a la Guayana. Tomó parte en 1596 en la expedición contra Cádiz donde resultó gravemente herido y en 1597 se apoderó de Fayal, agriándose una vez más las relaciones con Essex, entablándose entre ambos un duelo a muerte que sólo terminó con la ejecución de éste en 1601. Dos años después falleció la Reina Isabel sucediéndole Jacobo I cuyo advenimiento señaló el término de su preponderancia; fue encerrado en la Torre de Londres y murió decapitado el 29 de octubre de 1618. (J.M. Pinto y de la Rosa. Antiguas fortificaciones de Canarias)

El informante español:
En esa época [1592] habla con un prisionero español y le escucha con mucha atención. Se trata de Pedro Sarmiento de Gamboa, soldado y cronista de la guerra contra Tupac Amaru. Y aquí comienza a dar vueltas a su cabeza una idea: recuperar el favor de Isabel. Así que moviendo todas sus influencias promete a la reina unas Indias para su majestad, mejores que cualesquiera tenga el rey de España. En 1593 las expediciones financiadas por Raleigh intentan encontrar un paso al norte y toman posesión de las desoladas y frías costas de Terranova, fundando la colonia de Virginia que fracasó en poco tiempo. Pero aquello no eran las indias que había prometido. Así que en febrero de 1595 decide entrar en acción él mismo. Al mando de cinco navíos, con tripulaciones veteranas y más de cien soldados escogidos, partió del puerto de Plymouth en busca de la Ciudad Dorada, internándose en el Orinoco. Sus barcos, de bajo calado, siguieron la corriente principal entre vegetación tropical y bandadas de caimanes. Y como era de esperar, no llegó a ningún sitio. Para agosto de ese mismo año regresa a Inglaterra derrotado y reducido a la mendicidad. (Manuel Maestro)

Ultima expedición (1617):
El príncipe de Gales y algunos soberanos intercedieron por Raleigh, que salió de la al fin de la prisión luego de dar 1.500 libras a Buckingham. Empleó el resto de sus riquezas en preparar la conquista del Dorado; el 18/03/1617 salió de Inglaterra con 12 barcos. El rey, al autorizar la expedición, le prohibió que atacase a las naciones amigas, entre las que estaba España, y sin embargo sir Walter atacó Santo Tomé, capital de la Guayana, donde los españoles se habían fortificado. En el combate murió el hijo promogénito Walter. Venció y siguió sus exploraciones, pero habiendo enfermado y amotinado sus dotaciones, resolvió volver a Inglaterra. En cuanto fondeó en Plymouth fue preso por desobedecer al rey al atacar a una nación amiga. Fue juzgado por el Consejo privado, que reavivó la sentencia de muerte dictada contra él anteriormente, muriendo así decapitado. (Carlos Martínez Valverde)


La búsqueda de Eldorado:
[...] Otros aventureros españoles siguieron a Pizarro y Orellana, ampliando el recorrido de su misión de descubrir Eldorado por los ríos Amazonas y Orinoco. Entre ellos, el expedicionario más persistente fue Antonio de Berrío, gobernador de una vasta franja de tierra entre los dos ríos. Al igual que otros que partieron antes que él, Berrío estaba convencido de que Eldorado estaba en un lago enclavado en la cima de una montaña. Pero él afirmaba que los incas, al ser derrotados, no fueron al Guatavita, sino a un lago en las montañas de Guayana, donde fundaron una fabulosa ciudad, Manoa, de la que se contaba que incluso sus calles estaban pavimentadas con oro. Entre 1584 y 1595, Berrío comandó tres expediciones a Guayana. En la tercera prosiguió hasta la isla de Trinidad, donde se encontró con sir Walter Raleigh, quien trataba de restaurar su mermada reputación de colonizador. Durante una ronda de bebidas, el inglés sonsacó a de Berrío el secreto de Eldorado, aprisionó temporalmente al español y regresó a Inglaterra para describir las bellezas de Manoa y Eldorado, como nombró al reino del hombre de oro. Raleigh no necesitó ver para creer a pie juntillas que las riquezas de Eldorado eran mayores que las del Perú. Ciertamente, escribió, "por su grandeza, por sus riquezas y por su excelente situación, (Manoa) excede con mucho a cualquier otra del mundo..." Pero el libro de Raleigh sobre Guayana no despertó interés y su propio intento de llegar a Eldorado también fracasó.

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