La carpintería de ribera:
El arte de fabricar lanchas, barcas y hasta pequeños barcos, es desde luego indispensable en las islas, y el más objetivo desarrollo económico canario tiene que pasar necesariamente por el desarrollo del mar. Ya desde los primeros momentos de nuestra historia europea tenemos constancia de la fundamental presencia del mar, o su significativa «ausencia», en nuestro desarrollo. Curiosamente, por razones que no vienen al caso, la carpintería de ribera en su doble faceta, construcción y reparación de (hasta) barcos de pequeño tonelaje, fundamentalmente pesqueros, ha sido siempre la artesanía cenicienta. Buenos carpinteros de ribera tenemos en prácticamente todas las islas, y la construcción de barcas de pesca de hasta doce metros de eslora es incluso un buen negocio artesanal en muchos puntos del archipiélago. Pero de esa eslora hacia arriba, hasta pequeños buques de pesca, ésta es sin duda la gran ausente del panorama artesanal canario. Y, sin embargo, la flota pesquera canaria (radicada en Canarias, para ser más exacto) de pequeño tonelaje, fundamentalmente, pesca de bajura, es relativamente importante.
Más nos deberíamos asombrar del escaso desarrollo de la carpintería de ribera en su faceta pequeño-industrial si consideramos la enorme y tradicional presencia en los caladeros canario-africanos de un importante volumen del sector pesquero internacional correspondiente. No en vano el caladero canario-africano es uno de los más destacados del mundo por su volumen de capturas. Y más nos deberíamos de asombrar al saber que el desarrollo de la reparación naval a pequeña escala es uno de los puntos de apoyo decisivos con que España ha pactado en los últimos años sus acuerdos pesqueros con el vecino reino de Marruecos. Y, claro, que el hispánico gobierno no nos deje desarrollarnos, eso ya es hasta una tradición, pero que encima ayuden al desarrollo de un vecino nuestro, y por tanto, legítimo competidor... la verdad que daría risa, sino fuera algo demasiado serio. Y las posibilidades de desarrollo de nuestro sector pesquero, y, por tanto, la reparación y/o construcción de barcos de pequeño tonelaje son asombrosas, sobre todo cuando se consultan números. Si estos datos los comparamos con el número de barcos de pesca que constituían en dicho año la flota pesquera, 488 contando incluso las embarcaciones de litoral, vemos con claridad que las posibilidades de crecimiento son astronómicas, las posibilidades objetivas, porque subjetivamente prevalecen los hispánicos intereses.
En la realidad del presente, la carpintería de ribera en Canarias se mueve entre lo anecdótico (don Domingo Curbelo, de Orzola, Lanzarote, haciéndose con esmero y parsimonia su propia barca), lo casi clandestino (fabricación de lanchas y barcas de pesca de hasta los doce metros citados, que, por el carácter citado, omito ubicar geográficamente), y un arte único y exquisito: la fabricación de los bellísimos botes de vela latina, deporte «nacional» canario, a los que dedico capítulo aparte. (Francisco Ossorio, Artesanía Canaria, Edirca)
Marina Mercante está muy preocupada por el cierre del astillero de Tenerife 16/05/06):
Los técnicos de Fomento advierten que los barcos con base en la Isla tendrán que ir a otros puertos.
La Dirección General de Marina Mercante está muy preocupada por el cierre del astillero de Tenerife y advierte que la clausura de las actividades del varadero obligará a un número importantes de buques que tienen su puerto base en la Isla a desplazarse fuera de la provincia tinerfeña para poder ser reparadas.
La Dirección General de Marina Mercante, dependiente del Ministerio de Fomento, elaboró recientemente un informe en el que analiza la situación que se vive en el puerto tinerfeño, destacando que las actuales instalaciones de Interburgo España, son las únicas de la provincia canaria occidental con "capacidad real de varada para buques y embarcaciones de mediano tonelaje, con capacidad para embarcaciones de hasta 70 metros de eslora y 2.400 toneladas métricas de desplazamiento". Además, señala que dispone de "infraestructuras, medios técnicos y materiales para poder atender cualquier tipo de reparación en estos y otros buques". El documento también recoge en su análisis, que en la provincia existen otras "instalaciones menores", pero que estas "tan sólo pueden atender contadas operaciones y las necesidades operativas de embarcaciones de pequeño porte", señala.
Con todo, la Dirección General de Marina Mercante advierte que los barcos necesitan un lugar en el que hacer reparaciones, tanto por el mantenimiento diario de la embarcación, como para superar los pertinentes controles administrativos, en cumplimiento de las leyes nacionales e internacionales. Así las cosas, Madrid está preocupada puesto que un "buen número de buques, que tienen base en este puerto, tendrán que desplazarse a otras instalaciones similares fuera de nuestra provincia". Igualmente, desde la capital advierten que los buques no siempre podrán acudir a otros puertos. En ocasiones, bien porque las condiciones de navegabilidad de la embarcación no aconsejen que salgan a la mar, o bien porque sea demasiado costoso para el armador, con lo que éste podría optar por abandonar el barco y dejarlo sin arreglar la avería. Fuentes consultadas por DIARIO DEAVISOS aseguraron que sólo el combustible necesario para llevar a un navió desde Tenerife al puerto de Las Palmas puede costar varios miles de euros. El importe final de la factura se multiplicaría si la embarcación tuviese problemas con el motor y fuese necesario que otra la remolcase. Además, se podría dar la situación de que en casos de extrema necesidad y urgencia, fuese necesario que un barco vare en una playa para evitar que se hunda en alta mar.
A pesar de tener encendidas todas las luces de alarma, la Dirección General de Marina Mercante reconoce que no es la administración competente en el tema, ya que las ayudas a los astilleros competen al Ministerio de Industria, que en ocasiones anteriores ha desembolsado cantidades importantes para el mantenimiento de determinados astilleros.
De fondo:
Por ahora, la situación ya es preocupante para los propietarios de diferentes embarcaciones recreativas en el Sur de Tenerife, puesto que el Astillero de Tenerife ha decidido no aceptar a nuevos clientes. La normativa española obliga a que los barcos de este tipo superen una vez al año un examen sobre el estado del barco. De acuerdo con la ley, la Capitanía Marítima puede conceder una única prórroga de tres meses, pero tras superar este período de gracia, el buque tiene que obtener el certificado o dejar de realizar las actividades.
Mientras tanto, sigue la discusión entre los responsables del Astillero y la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife, que quiere recuperar la concesión administrativa para ampliar el puerto. La Autoridad Portuaria informó el 10 de abril que estaba previsto que a finales de abril "Puertos del Estado remita el informe con el modificado de las obras de ampliación del Dique del Este. En dicho informe se recoge la asimilación de los terrenos necesarios para dicha ampliación, entre los que se cuenta los ocupados por el Astillero".Hasta la fecha, la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife no ha recibido la documentación de Puertos del Estado.
(Pedro Machado, Diario de Avisos)
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