HISTORIA
Argentina
Conquista y colonización



Juan Díaz de Solís descubre Argentina y Uruguay (1515):
"En la Argentina, la primera presencia española es la expedición de Juan Díaz de Solís, quien enviado por el rey de España, desciende desde las costas del Brasil buscando un paso que comunique los dos océanos. En febrero de 1515, entra con sus buques en 'un agua espaciosa y no salada' que nombra como 'Mar Dulce' y que es el actual Río de la Plata. Ancla en la isla que luego le pone el nombre de su segundo, Martín García, fallecido durante la expedición. Desembarca en la costa del actual Uruguay y es muerto, junto con siete de sus hombres por los indios charrúas, salvándose sólo el grumete Francisco del Puerto."

Argentina:
Las dos partes de la flota de Pedro de Mendoza (1499-1537) se reunieron en la isla de San Gabriel. Diego de Mendoza había salido antes de Río de Janeiro, y llegados a la orilla meridional del estuario, junto a la desembocadura del Riachuelo, fudaron una ciudad con el nombre de Nuestra Señora del Buen Aire. El país estaba poblado por indios guaraníes, que pronto se mostraron hostiles. Faltaron los alimentos y Mendoza envió a Gonzalo de Acosta hacia el Brasil y a Ayolas por el Paraná. Este fundó el 15 de junio el fuerte de Corpus Christi. Buen Aire fue atacado por los indios, que llegaron a derrotar a los españoles en el río Luján, muriendo el hermano del gobernador y muchos más. Después pusieron sitio a la ciudad, que sufrieron mucho por el hambre hasta la llegada de Ayolas. Juntos abandonaron Buen Aire para refugiarse en Corpus Christi. Unos 200 expedicionarios murieron de hambre en el camino. Cerca del fuerte Mendoza edificó otro en septiembre de 1536, que llamó Nuestra Señora de Buena Esperanza.

Córdoba:
Situada a unos 700 km al noroeste de Buenos Aires, al pie de la Sierra Chicas, enclavada entre las praderas y las salinas de la Pampa. El casco antiguo colonial, que se remonta a 1573, se ubica en el complejo de la manzana jesuítica, que consta de iglesia, residencia y universidad. La obra de los jesuitas estaba financiada por sus propios ranchos-monasterios, el más antiguo de los cuales es el de Caroya (1616). Jesús María, con su hermoso claustro de doble arco, alberga el Museo Jesuítico Nacional. Es famoso su festival gaucho de folclore y doma de caballos que se celebra en enero. La iglesia de Santa Catalina es uno de los mejores ejemplos de barroco colonial. Los jesuitas que llevaron los conocimientos europeos al país, acabaron siendo expulsados por orden real en 1767.

La Patagonia: "En el año 1536 Simón de Alcazaba y Sotomayor realiza el primer intento colonizador, ya que había recibido la concesión de las tierras patagónicas, denominadas por la corona como Provincia de Nueva León. Su expedición desembarca en lo que hoy es Camarones, instalan un guarnición, descubre también los cauces de los ríos Chubut y Chicoy realizan una serie de exploraciones en busca de un paso hacia el Pacífico. Por problemas de organización y sublevaciones entre los hombres propios de dicha expedición, el intento colonizador falla y Simón de Alcazaba muere asesinado por sus propios hombres."

Descubrimiento Islas Malvinas:
1520.- Deserción de Esteban Gómez, con el navío San Antonio. Presunto primer descubrimiento de las Islas Malvinas. Los marinos las llamaron islas Sanson (abreviatura del nombre del navío).
1523.- Primera presunta localización cartográfica de las Malvinas según la carta náutica de Reinel, descubierta últimamente en Estambul.
1529.- Mapa de Diego Ribero donde se señala la posición de las Islas.
1535.- Expedición de Simón de Alcazaba, presunto redescubridor de las islas.
1540.- Presunto redescubrimiento del archipiélago por Alonso de Camargo, al mando de La Incógnita.

Las Malvinas. Soberanía:
Situadas a unos 500 km de la boca oriental del estrecho de Magallanes. Es posible que el explorador británico John Davis las avistara en 1592. El navegante holandés Sebald de Weert las descubrió en 1600. Posteriormente fueron visitadas por británicos y franceses, que se establecieron allí. Los españoles pagaron una indemnización a los franceses para que abandonaran la factoría que habían fundado. Luego ocuparon una de las islas en 1767 y, tres años más tarde, consiguieron expulsar a los ingleses. El Gobierno de Londres presionó diplomáticamente al español y éste consintió, a cambio de la promesa de que las islas serían abandonadas en un futuro inmediato, que los ingleses regresaran de nuevo a sus establecimientos. En 1774 Inglaterra cumplió lo prometido. Argentina se independizó de España en 1816 y reclamó la soberanía de las islas en 1820. En 1833 Gran Bretaña retomó el control. En 1892 adquieren el estatuto de colonia. Las reclamaciones de Argentina se suceden repetidamente. Hasta 1985, Georgia del Sur, a 1.290 kilómetros al sureste de las Malvinas y las Sandwich del Sur, a unos 750 kilómetros al sureste de Georgia del Sur, fueron gobernadas como dependencia de las Malvinas. Una nueva Constitución hizo que ambas se convirtieran en un protectorado británico separado de las Malvinas. Geológicamente son una parte de la Patagonia argentina unida al continente por una elevada meseta submarina.

    Posesión y expulsión de los argentinos (1820-1833):
    La Argentina efectuó su primer acto de posesión del archipiélago el 6 de noviembre de 1820 cuando el Coronel de Marina David Lewit, comandante de la fragata Heroína, ancló en Puerto Soledad, capital española de las islas, izando la bandera nacional. Estuvo a cargo de las islas hasta enero de 1821. Otro Comandante le sucedió hasta mayo de 1821. En 1824 se hizo cargo de la Comandancia el Comandante militar Pablo Areguatí, indio de origen guaraní. En 1828 fue nombrado Comandante Luis Vernet, que se hizo cargo efectivo en Puerto Soledad. El 2 de enero de 1833 entró en Puerto Soledad la fragata inglesa Clío comandada por John Onslow, quien forzó la rendición de la plaza al comandante sustituto -en ausencia del Gobernador Vernet-, el capitán José María Pinedo. El 6 de enero, ante la superioridad numérica, el capitán Pinedo se retiró con las tropas bajo su mando. La población local fue perseguida y expulsada, y sus bienes robados. Como dice el himno a nuestras Malvinas que todos los escolares aprenden:

      Tras su manto de neblinas, bajo extraño pabellón, no las hemos de olvidar... Las Malvinas Argentina !!, brama el viento, ruge el mar! Quien nos habla aquí de olvido, de renuncia, o de perdón, ningún cielo más querido de la Patria en su extensión".

    (Martín Fernández)

  • Ocupación argentina y conflicto armado (1982)

Francisco del Puerto, grumete huérfano:
Paquillo era un chico de la calle. Dormía en las plazas y comía la sopa boba que brindaban los conventos a los menesterosos. En un sofocante día del estío de 1515 el niño formaría parte de la multitud que se agolpara en el Puerto de Sevilla. El acontecimiento convocante, tres carabelas y todo lo que tan portentosas embarcaciones conmocionaban la imaginería popular. Un mendigo y una desenfadada meretriz, anunciaban que el capitán era Solís y que se dirigía a las Molucas y a las Indias, que la expedición había estado preparándose durante años con gran discreción y que las tierras a descubrirse pertenecían a España, la que debía guardar sumo recelo de la codicia de Portugal. Es, en tales circunstancias, en las que aparece en el libro la primera descripción del menor: "Pendiente de sus palabras estaba un desharrapado chicuelo que se había deslizado hasta la primera fila del grupo. Vestido de harapo y descalzo de pie y pierna, su camisa hecha jirones dejaba ver que si el sol andaluz le había curtido y tostado la cara y las extremidades, el resto de sus carnes era totalmente dorado como la piel del melocotón." Pronto veremos al chiquillo embarcarse en La Portuguesa. El barco sería su hogar y el mar, que al decir del capitán Caillet-Boix hace de los niños hombres y de los hombres héroes, su escuela. Ganaría con denuedo y pasión el honor de ser aceptado en la tripulación: "El rapaz andaba hambriento y casi desnudo porque ya no hallaba tiempo para recorrer las plazas en la hora del mercado para ver de cobrar alguna manducatoria..." Se la pasaba al pie del muelle día y noche asistiendo en cuanto podía los requerimientos de las naves. Una mañana, con los últimos aprestos mediante, Paquillo no pudo esperar más a ser reconocido por sus esfuerzos, interceptó al maestre que llegaba para casi suplicarle que lo enrolara. "En esto quiso su buena suerte que se acercase Rodrigo Rodríguez:
-¡Hola, almirante! -exclamó el criado de Solís-.
¿Todavía no se te ha quitado de la cabeza la idea de ser marino?
-¡Ni se me quitará! -replicó el chico.
-Pues si el maestre quisiera, yo te tomaría para enseñarte el oficio.
-Si es sin soldada... -dijo García.
-A poder, pagara yo encima -afirmó el arrapiezo.
-Pues si Rodrigo te toma bajo su protección, y tu tienes tanta voluntad, no hay más que decir, embarca. Serás grumete de La Portuguesa.
La travesía del Atlántico de la flota de Juan Díaz de Solís fue una de las más apacibles que registrara la época de la conquista. En las horas de ocio, Paquillo no dejaba de maravillarse de cielo y mar, ni de aprender las artes marineras, ni de asombrase de los fabulosos relatos de aventuras corridas por los hombres de mar. Ese era el destino que le esperaría; no más colas en la puerta del convento, ni humillante pasar mendicante, desde ahora su vida tendría un sentido que lo intuía de gloria. Y claro está, la gloria exige sacrificio. Sería secuestrado por charrúas y querandíes en la costa uruguaya, en una artera emboscada en la que incluso entregaría su alma a estas tierras el gran "armirante" de Lepes. Sacrificio: sacrificar significa hacer sagrado. Payró dedica unas palabras llenas de emotividad al niño sin dueño, al chico cimarrón: "Pero, símbolo o vaticinio, el adolescente, el tierno vástago del árbol secular, Francisco del Puerto, cautivo de los indios, quedaba a las orillas del Mar Dulce, donde reverdecería y crecería, como tronco apenas recordado de la primera anónima rama de criollos del Río de la Plata". (Ricardo Garavito. www.lacelesteyblanca.com/canalricardo.htm)


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