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Graf Spee



El hundimiento del Graf Spee (17/12/1939):
El acorazado pasó un tiempo incrementando su cantidad de tonelaje mercante hundido. Era un majestuoso barco calificado como «acorazado de bolsillo» debido a su pequeño tamaño, la mitad de un acorazado normal. Su inusual diseño obedecía al cumplimiento con las limitaciones impuestas por el Tratado de Versalles. Era muy veloz, de grueso blindaje y poderosos cañones. El capitán Hans Langsdorff pasó del Indico al Atlántico después de que el hundimiento de mercantes disminuyera a consecuencia del desvío ordenado por los británicos. Por unos documentos requisados supo de un punto de reunión de mercantes a la altura del Río de la Plata (13/12/1939) y hacia allí se dirigió. Había sido atraido a Montevideo con mensajes falsos, haciéndole creer que de allí zarparía un convoy cargado de carne con destino a los puertos británicos.

Winston Churchill

La batalla del Río de la Plata:
Comenzó al amanecer del día 13, cuando Langsdorff ordenó abrir fuego contra el Exeter, que transcurridos sólo seis minutos ya presentaba grandes daños en todo el casco. Pese su superioridad, el enfrentamiento con los tres barcos supuso una prueba excesiva, ocasionándole una serie de averías importantes y la muerte de algunos marineros. Con su enfrentamiento al Exceter, el Ajax y el Achilles había desobedecido las órdenes de no entrar en combate con buques de guerra enemigos. Después de la batalla del Río de la Plata estimó que el barco no estaba en condiciones y entró en el puerto neutral de Montevideo para hacer algunas reparaciones. El Almirantazgo había ordenado al crucero Renown y al portaaviones Ark Royal desplazarse desde la costa de Africa occidental, a cinco días de navegación. Las autoridades uruguayas dieron al capitán cuatro días para efectuar reparaciones. Agentes británicos en Montevideo difundieron el rumor de que la llegada de los refuerzos era inminente y la embajada alemana así lo comunicó.

Hundimiento:
El último día, el 17 de diciembre, 250.000 personas acudieron al puerto para contemplar la salida y presenciar una batalla naval si ésta se producía. A Langsdorff le comunicaron por radio que una flota británica le esperaba en la salida a mar abierto. Creyéndose atrapado por lo que en realidad era una fuerza inferior, Langsdorff desembarcó una gran parte de la tripulación, zarpó y ordenó barrenar el barco dentro del estuario. Tres días más tarde se suicidó en la habitación de su hotel en Buenos Aires.

● Para los británicos la batalla del Río de la Plata fue un momento brillante en los meses iniciales de la guerra contra Alemania. [Su moral andaba muy necesitada de una victoria. El 14 de octubre el submarino U-47 de Prien había hundido el Royal Oak en Scapa Flow.] Los tripulantes de los tres cruceros fueron recibidos como héroes cuando al fin llegaron a sus puertos. Winston Churchill, entonces primer lord del Almirantazgo dio la bienvenida al Ajax y al Exceter. También lo hizo el rey Jorge, que había pasado revista al Graf Spee durante las celebraciones de su coronación dos años y medio antes. El buque neozelandés Achilles y su tripulación recibieron una bienvenida similar por parte de sus admirados conciudadanos. El Graf Spee había sido una amenaza tal para la navegación aliada que pocas veces ha sido superada por un solo barco en la historia de la guerra naval. (M.Coffey)


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