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Notas



Notas: Canarias:
El mar y el carácter isleño:
Elemento fundamental en la conformación del carácter del isleño, el mar constituye el horizonte ante el que se desarrolla su vida. Desde casi cualquier punto de la isla, al levantar los ojos del suelo que pisa, se extiende ante él, inabarcable, con su ir y venir; incansable, con su fuerza de atracción y evocación; invitando a la imaginación a fantasear con mundos lejanos que se extienden al otro lado. El mar es el límite próximo y el horizonte lejano y, en ese sentido, el isleño puede vivirlo, se ha dicho, como cerco opresor que estrangula su anhelo de movimiento, o como espacio abierto ante sí, camino, posibilidad. Juan Rodríguez Doreste señala que hay tres sentimientos fundamentales en el alma canaria: sentimiento del mar, aislamiento y cosmopolitismo. Nada escapa al mar, los tres sentimientos son uno, el aislamiento procede de su vivencia como camino. El sentimiento del mar -señala- se manifiesta en nuestra capacidad para el silencio, el silencio expresivo (...) raíz indudable también de nuestra respetuosa continencia ante la majestad natural, humana o divina, de nuestra religiosidad sin aparato, de nuestro sentido de la intimidad. (Angeles Abad)

Cambullón en los puertos canarios:
Durante siglos el trueque de borda a borda se efectuaba sin dinero metálico. El ejercicio del cambullón requiere una pequeña barca de remos y productos locales con potencial demanda en barcos de múltiples tipos y procedencias. Fue haciéndose necesaria la información sobre escalas, nociones de lenguas extranjeras y valor de cambio de distintas monedas. A finales del siglo XIX se dan algunos pasos para regularizar la actividad con registros en la Comandancia de Marina. El reparto de indentificaciones no supuso una salida de la marginalidad. Su actitud osada generaba roces con empleados de las consignatarias, suministradores y lanchas. Competían en velocidad y llegaban a amarrarse a los barcos recién llegados antes de la operación de fondeo. Los principales productos intercambiados eran pájaros, frutas, flores, calados y artesanía. Lo que más se recibía era whisky, café y telas. El tránsito del carbón al suministro de combustible líquido supuso un decisivo obstáculo para su pervivencia. Del carbón suministrado en fondeo se pasó a amarrar los barcos al muelle. Disminuyó abruptamente la necesidad de almacenes, gabarras y lanchas. La actividad se incrementa con la hambruna de la posguerra y la reactivación de las líneas regulares tras la IIGM. Se trafica a mayor escala y con productos de primera necesidad como café, leche, pastas, sopa, azúcar, grano, aceite y jabón. La gran mayoría de tenderos recurre al estraperlo. Se permite a las tripulaciones hacer pagos a los cambulloneros a través de la consignataria usando un documento firmado por el capitán. Particulares hacen pedidos especiales por adelantado de penicilina, hojas de afeitar, radios y cámaras fotográficas. Las autoridades, con órdenes de combatir el estraperlo, adoptan unos peculiares procedimientos de control con cierto grado de discreción y permisividad.

Mapa de España:
● Es una escuela impresionante, misérrima, con los viejos bancos llenos de parches y remiendos, las paredes y el techo con grandes manchas de humedad, y el suelo de losetas movedizas, mal pegadas. En la escuela hay —quizás para compensar— una limpieza grande, un orden perfecto y mucho sol. De la pared cuelgan un crucifijo y un mapa de España, en colores, uno de esos mapas que abajo, en unos recuadritos, ponen las islas Canarias, el protectorado de Marruecos, y las colonias de Río de Oro y del golfo de Guinea; para poner todo esto no hace falta, en realidad, más que una esquina bien pequeña. En un rincón está una banderita española. (Viaje a la Alcarria, C.J.Cela, 1946)

► De la Virgen de la Peña de Fuerteventura se cuentan varios milagros socorriendo a gente de la mar. Conociendo el testimonio dejado por marineros, pescadores, comerciantes y viajeros, muchos devotos suyos invocan su ayuda en momentos comprometidos.

Agua:
► Lanzarote y Fuerteventura están sometidas a periodos de persistente sequía. Los romanos pusieron el nombre de Pluvialia a Lanzarote y a Fuerteventura la llamaron Planasia. Entre los escasos restos que dejaron en las Islas están unas pocas ánforas. Hasta el siglo XIX, durante los primeros meses sin reserva de agua se recurría a la leche de cabra. Sin agua en los abrevaderos, a partir del momento en que no se podían mantener, los animales eran embarcados a las islas mayores para su venta. ► La puzolana o toba volcánica, ligera roca porosa muy presente en el paisaje canario, fue utilizada para fabricar canalizaciones de agua para riego. Se vaciaba una pieza en forma de prisma alargado por uno de sus lados dejando un perfil en forma de U. ► El Elevador de Aguas de Gordejuela (Rambla de Castro, Los Realejos) es una estación de bombeo hidráulica en ruinas que se divisa desde la mansión de los Castro hacia el este y desde otras muchas zonas de este paraje natural. Construida por la casa Hamilton (1903), fue un reto para la ingeniería de su tiempo, por lo complicado de la orografía del terreno y por haberse instalado en su interior la primera máquina de vapor de la isla. Su objetivo era utilizar las aguas que nacen en Gordejuela para dar fuerza motriz a un molino harinero, y elevarlas hasta las zonas de cultivo del plátano en el valle de La Orotava. En la década de 1880, perdida la cochinilla, se reimplanta el cultivo de caña y se empieza a importar maquinaria de vapor que deseca, muele y evapora al vacío.

► A comienzos de los años setenta el Ministerio de Obras Públicas acometió la ejecución del embalse de Los Campitos. Se le añadieron dos canales para el abastecimiento de Santa Cruz. La presa fue diseñada con capacidad para el almacenamiento de 4,2 millones de metros cúbicos. El fondo de la obra resultó ser demasiado permeable. El Plan Hidrológico Insular de 1997 incluía un proyecto de reacondicionamiento que no se llegó a realizar. En 2004 se terminó un depósito de cabecera en el margen de la presa, con capacidad de 77.000 metros cúbicos. Hay muchos proyectos pendientes de realización que afectan a variadas zonas como el barranco de Santos, Valle Molina, polígono residencial de El Rosario y La Orotava. La escorrentía del barranco de Santos puede ser almacenada y conducida hasta zonas de regadío de Valle de Guerra. El embalse de Caldera de Valle Molina se encuentra en el municipio de Tegueste. Su capacidad es de un hectómetro cúbico y ocupa una superficie de 7 hectáreas.


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