Península ibérica:
En el 711 comienza la invasión islámica de la península Ibérica.
Al mando del desembarco estaba el bereber Tarik ibn Ziyad.
El rey visigodo Rodrigo es derrotado en la batalla de Guadalete, cerca de Gibraltar.
En el 714 al-Andalus se convierte en una provincia del islam bajo soberanía de los califas Omeyas de Damasco.
En el 716 aparece el nombre de al-Andalus en documentos visigodos.
La primera capital se establece en Sevilla para luego ser trasladada a Córdoba.
Durante la primera etapa (emirato dependiente), se produjeron numerosos enfrentamientos entre los bandos de la aristocracia árabe.
El más grave fue el protagonizado por los bereberes, que se sentían discriminados frente a los árabes. Para sofocar la sublevación acudió un importante contingente de sirios que acabaron asentándose.
En el 722 tiene lugar la batalla de Covadonga, ocurrida gracias a la inestabilidad política musulmana que permite al reino de Asturias afianzar su independencia.
En el 756 el rey de los francos Pipino el Breve cede al papa los territorios arrebatados al papa Esteban II.
Abderramán I se convierte en el primer emir independiente de Córdoba (756).
En el 788 muere Abderramán I dejando un estado muy sólido.
Reinos taifas:
En el 984 Almanzor destruye León.
Fue un exitoso, implacable y temido guerrero y valido (hayib) de Hisahm II.
En el 997 Almanzor saquea y quema los templos de Santiago de Compostela.
A esta ciudad le había precedido en la destrucción Barcelona (985).
Seguiría destruyendo localidades importantes como Pamplona (999) y el centro religioso de San Millán de la Cogolla (1002).
En 1002 muere Almanzor en Medinaceli (Soria), último lider capaz de aglutinar al-Andalus como estado que se mantuviera unido 500 años.
En 1009 el bereber Muhammad ibn Hisham destrona a Hisham II.
Ordena asesinar al hijo de Almanzor, Abd al-Rahman Ibn Sanchul (Sanchuelo en las crónicas cristianas) y se proclama califa con el nombre de Muhammad II.
Comienza un rápido y completo proceso de desintegración del territorio en reinos taifas.
En 1032 el califato de Córdoba es considerado oficialmente suprimido.
En 1085 los cristianos toman Toledo.
En 1160 el emir Ibn-Mardanish (el Rey Lobo) conquista Carmona y avanza hacia Sevilla, capital almorávide.
Mantenía permanentes relaciones defensivas con los cristianos frente a las incursiones almorávides.
Al inicio de la contienda sus tropas habían llegado a Granada.
Contaba con mercenarios catalanes contratados a Ramón Berenguer IV de Barcelona.
En 1165 un gran ejército es trasladado del norte de Africa a al-Andalus por el califa Abu Yusuf para rendir Murcia.
Acababa de conseguir la expulsión de los normandos que incursionaban en Túnez desde Sicilia.
En 1171 Baza, Lorca, Elche, Valencia, Xátiva y Alzira se rinden ante el ejército almohade.
En 1172 el Ibn-Mardanish muere en Murcia poco antes de la rendición.
Las Baleares gobernadas por los Banu Ganiya son el único territorio no sujeto al dominio almohade.
Los dominados deben adoptar la doctrina almohade y someterse al califato de Marrackech.
En 1212 tiene lugar la batalla de las Navas de Tolosa.
La derrota de los almohades supone el fin del poder de la dinastía en al-Andalus.
En 1224 muere el califa almohade Yúsuf II.
En 1228 la dinastía Banu Hud de Murcia se rebela contra los almohades.
Gobernadores como Alhamar de Sevilla, Zayyan de Valencia y Mahfuz de Niebla se declaran reyes independientes.
El gobernador de Sevilla Al-Bayyasi es reconocido como rey en ciudades del Alto Guadalquivir.
En 1244 se acuerdan los límites entre Castilla y Aragón.
