El estado portugués de la India:
En 1499 durante el viaje de regreso de Vasco da Gama, los portugueses recogieron numerosas informaciones sobre la geografía y la economía de Oriente, sobre todo con base en las informaciones prestadas por Gaspar da Gama, nombre por el que se conoció al judío que embarcó en Angediva y que se convirtió al cristianismo. Sus informaciones fueron escritas probablemente por Alvaro Velho, pues están en un anejo de su diario/relato del viaje de Vasco da Gama.
Pocos años después las descripciones de Oriente terminadas por Tomé Pires alrededor de 1515 (Suma Oriental) y por Duarte Barbosa en 1516 (Livro do que Viu e Ouviu no Oriente), demuestran que ya existía un conocimiento de múltiples regiones, que nunca se había podido reunir anteriormente. Estas obras quedaron manuscritas en sus versiones en portugués, pero fueron traducidas al italiano e impresas en 1550.
Es interesante comparar estas amplias y detalladas perspectivas sobre tierras, gentes, economías y costumbres que los portugueses alcanzaron durante los primeros años de su presencia en Oriente con las síntesis más breves hechas a mediados del s.XVI por autores como Juan de Barros (en la primera década de Asia impresa en 1552).
El comercio establecido de especias:
El comercio de las especias con base en Calicut, antes de la llegada de los portugueses era complejo y de grandes dimensiones.
Atendía a las demandas de Europa, Arabia, Africa y Asia.
Poseían conocimientos sobre los efectos de monopolios y el dumping. Intentaban contolar los efectos de la cantidad ofertada sobre los precios.
Vasco da Gama parte de Melinde después de haber recabado numerosos detalles sobre este mercado.
El emperador de Calicut (el Samorin) mantenía estrechas relaciones con los árabes establecidos en el lugar,
que intentaban soliviantar a los lugareños contra los nuevos extranjeros.
En la siguiente escala de Goa Vasco da Gama volvió a encontrarse con problemas promovidos por extranjeros.
El mantenimiento de las rutas tradicionales establecidas era de vital importancia para mantener la gran rentabilidad del comercio veneciano.
Para asegurar el dominio de los mares y garantizar la realización de un comercio muy lucrativo hubo que controlar los principales puntos estratégicos de las rutas comerciales que ya existían cuando llegaron los portugueses. Para ello se constituyó el Estado Portugués de la India, una compleja realidad política y administrativa compuesta por un conjunto de factorías y fuertes que iban desde Sofala a India y Japón. Para dirigirlo, los reyes portugueses nombraban gobernadores que podían tener el título de virreyes. Francisco de Almeida, primer virrey, entre 1505 y 1509 defendió y llevó a cabo una política en Oriente que resumió en una carta enviada a D.Manuel. Según él se debería realizar un esfuerzo para que "toda nuestra fuerza sea en el mar, porque sin él no somos poderosos, luego todo será contra nosotros". Por ello decía a D.Manuel que "mientras seáis poderoso en el mar tendréis la India como vuestra, y si esto no tenéis en el mar, de poco os servirán fortalezas en tierra".
Hasta 1509 la presencia portuguesa en la India se limitaba a los fuertes de Cochín, Canador y Coulan, que estaban destinadas a proteger las factorías portuguesas y a los soberanos locales que mantenían buenas relaciones con Portugal. Los musulmanes, en particular los del sultanato mameluco de Egipto, tras varios intentos para anular el comercio portugués en el Indico que afectaba a su debilitada economía, prepararon en el Mar Rojo con el apoyo de los venecianos, una gran armada. El 3 de febrero de 1509, frente a Diu se dio una gran batalla naval entre esa armada y la portuguesa compuesta por diecinueve navíos con mil seiscientos hombres comandados por Francisco de Almeida. Los portugueses salieron victoriosos, permitiendo al virrey que vengase la muerte de su hijo Lourenço de Almeida un año antes, y asegurando la talasocracia portuguesa en el Indico. D.Manuel llegó a tener la esperanza de terminar con el dominio mameluco y dominar Egipto, para luego liberar Jerusalén. La decadencia económica de Egipto terminó, no obstante, por proporcionar a los turcos otomanos su conquista en 1517.
Alfonso de Albuquerque (1462-1515):
Sucedió en el cargo a Francisco de Almeida. No contradijo la política del anterior virrey, sino que aumentó el radio de acción de los portugueses, para asegurar un control más completo del comercio de las especias en el complejo mundo económico de Asia. Llegó por primera vez a la India en 1503, donde destacó combatiendo en Calicut y en la construcción del fuerte de Cochín, que al año sería defendido por Duarte Pacheco Pereira. En 1506 regresó a la India formando parte de la armada de Tristão da Cunha con el cargo de capitán mayor de la costa de Arabia. Después de haber colaborado en la construcción de la fortaleza de la isla de Socotora, cerca de la entrada del Mar Rojo (derribada en 1511). Después de largas disputas con su predecesor, que se negaba a ceder el poder, accede al cargo en 1509 y actúa con una mezcla de cierta autonomía y seguimiento de las directrices de Manuel I. Trazó de esta manera las líneas principales de la presencia portuguesa en Asia, asegurando para Portugal el dominio de las ciudades de Goa, Malaca y Ormuz. Desde estos punto estratégicos era posible fiscalizar y llevar cierto control de algunas de las principales rutas mercantiles del Indico. No consiguió conquistar Adén, a la entrada del Mar Rojo, en 1513, con lo que los musulmanes pudieron seguir pasando mercancías por allí. Aunque los barcos portugueses vigilaban periódicamente el estrecho de Bab-el-Mandeb intentando impedir ese comercio, nunca lo lograron del todo.
Administración:
Los virreyes gozaban de facultades administrativas, judiciales, civiles y militares, análogas a las del rey, sin más limitación que el dar cuenta de su gestión al monarca cuando regresaran a Portugal. Más adelante fue restringida la autoridad de los virreyes limitándose su duración a tres años y se constituyó el Consejo de Estado al que tenían que someter sus decisiones y conseguir la aprobación antes de realizarlas. La extensión del Imperio exigía que el gobierno estuviese en varias manos, por lo que se nombraron gobernadores independientes unos de otros, lo que contribuyó a debilitar el poderío portugués. Las fuerzas navales se hallaban a las órdenes de un almirante que seguía en autoridad al virrey. Dos flotas salían todos los años de Goa: una llegaba a Ormuz y la otra hasta el cabo Comorín. Otras escuadras más pequeñas tenían sede en Malaca, en las islas de la Sonda y en Mozambique. Los soldados y marinos recibían una paga exigua, pero podían enriquecerse con el botín en tiempo de campaña, y en los de paz ejerciendo algún comercio con artículos que les proporcionaban pingües beneficios. La Hacienda Real portuguesa recibió grandes cantidades de numerario con las aduanas y los beneficios del comercio de la pimienta, además de los tributos de algunos príncipes. A fines del siglo XVI se calculó que los ingresos equivalían a cerca de 250 millones de reis. (Marqués de Lozoya)
[Escaso éxito de los gobernadores en la gestión del estado:]
Después del gobierno de Albuquerque, le sucedieron dirigentes con distintas orientaciones, algunos de ellos con una administración irregular. Los intereses particulares que llevaban a que algunos gobernadores intentasen enriquecerse lo más posible y favorecer a sus adeptos, perjudicaron los intereses del rey. Llegaron a formarse verdaderos partidos que se hostilizaban entre sí, como sucedió con Lopo Soares de Albergaria en relación a Alfonso de Albuquerque, y a João de Castro frente a Martim Afonso de Sousa.
Nuno da Cunha, que se mantuvo en el gobierno del Estado de la India durante el largo periodo de 1529 a 1538, fue uno de los pocos gobernadores que logró una cierta estabilidad. La mayoría de los demás gobernadores, durante los trienios de sus mandatos se limitaban a gestionar lo mejor posible los complejos problemas políticos, militares y económicos derivados del dominio de los mares y de decenas de factorías y fuertes, donde una red de funcionarios y militares intentaban enriquecerse con avidez.
El Atlas Miller, obra de un cartógrafo portugués, incluye una muy elaborada carta del océano Indico. Registra detalles del contorno del subcontinente indio de gran precisión relativa. Revela el elevado grado de conocimiento que poseían los navegantes portugueses en 1519. Seguramente fue dedicado a Manuel el Afortunado.
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