La escuela de Sagres:
Durante el reinado de João I (1385-1433) los portugueses iniciaron la exploración y explotación de nuevas tierras, pero la historia de esas empresas se ha deformado a causa de las leyendas.
Los audaces viajes del s.XV, que traducían el esfuerzo de toda la nación, fueron posibles gracias a un largo período de investigaciones científicas:
- Tablas astronómicas de Alfonso X el sabio y de los judíos ibéricos.
- Progresos en la construcción naval:
- Codaste: Madero vertical sobresaliente y fijo que limita la popa del buque, los herrajes del timón iban normalmente en otro madero (falso codaste), montado en el codaste.
- Carabela: Embarcación de casco estrecho y de dos o tres palos, con velas latinas, de reducido tonelaje y de gran manejabilidad, muy adecuada para las exploraciones. Perfecionada por los portugueses, estuvo a punto entre 1439 y 1440.
Más tarde apareció la carabela redonda, que tenía velas cuadradas en uno o dos de sus palos.
Además se explica por gran número de causas cuya importancia respectiva varió según las épocas:
- El sobrepoblamiento relativo de Portugal.
- La imposibilidad de practicar una política de expansión continental a expensas de la potente Castilla.
- La penuria de trigo.
- La creciente demanda de pescado, cuero, tintóreos.
- La creciente demanda de especias orientales.
- La búsqueda de tierras nuevas, necesarias para la caña de azúcar.
- La demanda de esclavos para los molinos de azúcar que surgieron entonces en el Algarve.
- La penuria de oro, que dificultaba los intercambios en occidente.
En las seculares relaciones mercantiles entre Europa y Asia, los mercaderes europeos no habían apenas ofrecido objetos de igual valor en el trueque de los productos asiáticos: seda, porcelana, piedras preciosas y joyas, lana, drogas y especias. La balanza comercial presentaba por ello siempre un pasivo y debía ser equilibrada mediante entregas de oro y plata. Esta fue una de las causas de la decadencia del sistema monetario europeo, que ya a finales de la Antigüedad se había instituido, y que en la Edad Media adquirió catastróficas proporciones.
Las clases dirigentes, aunque estaban comprometidas en empresas económicas muy distintas, parecieron de acuerdo en principio en la idea de expansión extraeuropea;
los caballeros arruinados por la crisis económica, conquistaron el puerto de Ceuta (1415)
los burgueses organizaron la colonización de los archipiélagos de Madeira (a partir de 1419) y de las Azores (a partir de 1431).
La nobleza impuso las intervenciones de conquista en el norte de Africa.
Durante la regencia del Infante Pedro, duque de Coimbra, se fijaron las atribuciones de la burguesía en las ordenanzas alfonsinas y se dirigió la expansión pacífica deseada por aquélla: Madeira y las Azores se cubrieron de campos de trigo y de plantaciones de caña, se establececieron relaciones comerciales más estables en Africa negra.
Aportación personal de Enrique "El Navegante":
Como gobernador de la Orden de Cristo, heredera de la en otros tiempos poderosa Orden del Temple, que tras su disolución disponía de parte de su enorme capital, dedicó un gran patrimonio a promover las exploraciones.
Los extensos territorios controlados por el Islam se incrementan de forma significativa con la conquista de Constantinopla (1453).
Los turcos osmanlíes cortan las antiguas rutas por las que llegaban las especias consumidas en Europa.
Nombrado duque de Viseu, construyó un castillo en las inmediaciones del promontorio de Sagres, muy cerca del cabo San Vicente.
Aunque en torno a su figura se hayan producido exageraciones, lo cierto es que tenazmente alentó las navegaciones exploratorias a lo largo de la costa occidental de Africa y que reunió en Sagres a sabios astrónomos, cartógrafos, navegantes, marinos y hombres entendidos en cuestiones náuticas y desde aquí enviaba las instrucciones al puerto de Lagos en el Algarve.
En su corte estableció un completo sistema de información y pesquisa de noticias, así como un amplio servicio de intérpretes, y empleó métodos de colonización tales como la factoría, la donación, la compañía y el monopolio que darían muy buenos frutos.
A su muerte (1460) las expediciones han llegado a Sierra Leona e islas de Cabo Verde. Alfonso V retoma su labor exploradora con notable interés.
|
Características de la nao:
La nao es la embarcación que domina la navegación comercial portuguesa de larga distancia a lo largo del siglo XVI. Las "naus da India" son el principal ejemplo de este tipo de navío mercantil de gran envergadura, bien distinto de la carabela por el tipo de velamen y estructura del casco y del volumen de carga transportable. Las naos aparejan velas redondas en el mástil grande y en el trinquete, mientras que en la mesana recurren al velamen latino para auxiliar la maniobra del timón. La introducción de castillos a proa y a popa tiene como objetivo la creación de aposentos para los pasajeros y miembros más importantes de la tripulación. La dimensión y el número de las cubiertas aumentan durante el siglo XVI para albergar una cantidad creciente de mercancías de Oriente. A finales del siglo XV tienen una o dos cubiertas, un castillo a proa con garita y un castillo a popa con toldo y capitel. El combés (espacio descubierto entre los dos castillos) era frecuentemente protegido por jaretas (redes que amparaban la caída de los mástiles y vergas y dificultaban el abordaje). En la segunda mitad del siglo XVI el número de cubiertas aumenta a 3 ó 4, al mismo tiempo que el tonelaje del navío y el velamen necesario para moverlo. En el caso de las carabelas el aumento de la envergadura implicaba normalmente el aumento del número de mástiles. En las naos el aumento se hace sentir en la dimensión y el número de vergas y velas por mástil, manteniéndose la existencia de dos mástiles de aparejo redondo, el grande y el trinquete, y con velamen latino. El número de tripulantes necesario para maniobrarla dependía de sus dimensiones y del velamen que apareja. Una nao de envergadura media (alrededor de 400-500 toneles) exige una tripulación de más de cien hombres. Cuando los corsarios y piratas hacen su aparición se hace necesario añadir gran número de artilleros y soldados. Las naos empleadas en la ruta de la India son "naus grossas" con más de 300 toneles. A mediados del siglo XV llegan a los 800 y 1000 toneles. Hasta finales del siglo XVI parten hacia Oriente más de 700 naos de las que regresan cerca de 400. Se perdieron alrededor de una de cada seis y el resto permaneció en el Indico.
Navegantes y técnicos de Sagres:
Entre los técnicos que con él colaboraron estuvieron el converso mallorquin Jaime Ribes (Jafudá Cresques), hijo del célebre Abraham Cresques, autor del "Atlas Catalán" de 1375; Duarte Pacheco y Juan de Castro, Cadamosto, Antón Gonçalves y otros.
Algunos historiadores opinan que en Sagres, Jafudá construyó astrolabios, cuadrantes y agujas naúticas para los navegantes portugueses. La preocupación científica se advierte en el hecho de que en 1426 los portugueses descubrieron y estudiaron la corriente de Canarias y las experiencias que le decidió a adoptar la carabela como navío más adecuado para las expediciones. Tuvo gran resonancia la obra de Duarte Pacheco, Esmeraldo de Situ Orbis (1505), que es una exacta descripcion de las costas de Guinea, lo que los portugueses denominaban un roteiro. Duarte Pacheco dio como medida del grado ecuatorial 106,54 km, con un error inferior al 4 por ciento, y mucho más aproximado que los anteriores autores.
Descubrimientos, ciencia e historia en Portugal desde finales del s.XV:
Precedentes y razones principales de la actitud de muchos doctos portugueses del Quinientos fueron los grandes descubrimientos llevados a cabo en Africa, en Oriente y en Brasil, a partir de los tiempos de Alfonso V y de Manuel I, desde la aparición de la famosa -legendaria para algunos- Escuela de Sagres, dedicada a las ciencias náuticas. Los estudios astronómicos y cosmográficos se acrecientan aún más a finales del siglo XV y durante todo el XVI. En un terreno más próximo a la filosofía se desenvuelven las disertaciones de ciertos médicos, como Cristovão Sardinha, Diogo Lopes, Manuel Nunes António Luís, el más interesante de todo este grupo.
Al mismo tiempo se escribían y difundían narraciones sobre los países recién descubiertos: Africa, Oriente y América. Tales viajes dieron a los portugueses conciencia de su propia grandeza como nación en el mundo moderno, que precisamente en aquellos momentos nacía, y les hicieron pasar muy pronto de la crónica de tipo medieval a la historia humanística y netamente renacentista, redactada con un criterio constructivo, crítico y político a la vez; notables, en este sentido, son las obras históricas del dominico erasmista Lúcio André de Resende y las de Jerónimo Osorio, las Décadas da Asia de João de Barros (¿nacido en Viseu?, 1496-muerto en Pombal, 1570), y los Diálogos de vária História (1594) -entre un portugués y un italiano- de Pedro de Mariz (nacido en Coímbra; muerto en Lisboa, 1615). Con todo ello, desde bastante antes, con Damião de Gois (Goes) la historiografía portuguesa se había insertado en el mundo renacentista europeo. La Monarquía Lusitana de Frei Bernardo de Brito, por el contrario, aunque publicada en 1597-1600, representaba ya una actitud más bien barroca. (Miguel Batllori)
Secretismo cartográfico:
Por la misma época en que los portugueses exploraban la costa occidental de África y descubrían Brasil y el Extremo Oriente, la invención de la imprenta estaba transformando la vida intelectual de Europa. Sin embargo, aunque el aumento de la alfabetización constituía un progreso considerable en sentido general, éste también hizo que le resultara más difícil a los portugueses mantener en secreto sus trascendentales descubrimientos.
Hay muy pocas dudas de que efectivamente se tomaron medidas para mantener las noticias en secreto. En la época del rey Juan II (1481-1495), por ejemplo, la corona portuguesa utilizó juramentos y castigos de todo tipo, incluida la muerte, para «disuadir» a los hombres de filtrar las noticias. En 1481, las Cortes pidieron al rey que prohibiera a los extranjeros (genoveses y florentinos, en especial) establecerse en el reino porque «robaban los secretos reales relativos a África y las islas». Algo más tarde, en 1504, el rey Manuel reafirmó que debía guardarse secreto absoluto en lo relativo a la navegación hacia el sureste y el noreste (quienes no lo hicieran serían condenados a muerte). «A partir de entonces, al parecer, todas las cartas de navegación, mapas y bitácoras concernientes a las rutas hacia África, la India y Brasil fueron guardadas en la sala de mapas real y puestas bajo custodia de Jorge de Vasconcelos». Varios historiadores han sostenido que más de una de las crónicas oficiales de los descubrimientos portugueses quedó incompleta de forma deliberada para no revelar información crucial. En su estudio sobre el control de la información por parte de Portugal, Donald Lach afirma que el gobierno portugués ciertamente tenía una política encaminada a ocultar las noticias sobre los descubrimientos y el comercio con África: «Es difícil de creer que el azar sea el único responsable de que ninguna obra sobre los nuevos descubrimientos realizados en Asia se haya publicado en Portugal entre 1500 y 1550».
Un embargo semejante no podía durar mucho tiempo. Los cartógrafos portugueses vendieron sus servicios y la información que conocían al mejor postor extranjero, y lo mismo hicieron varios de los navegantes y mercaderes que habían participado en esos viajes. Algunos parecen haberse sentido culpables haciendo esto y, con frecuencia, omitieron detalles de carácter militar. Sin embargo, poco a poco, a medida que avanzaba el siglo XVI, los descubrimientos se convirtieron en moneda común. Los pronunciamientos de los reyes portugueses, que enviaron comunicaciones oficiales a otros monarcas europeos y al papa, dejaban caer insinuaciones especialmente interesantes. La información, además, encontró otra vía de circulación en los muchos mercaderes italianos residentes en Lisboa, algunos de los cuales eran incluso espías al servicio de Venecia. De esta forma, la ruta hacia la India se convirtió en tema de varios testimonios escritos por extranjeros desde el interior del país, pese a tratarse de un asunto clasificado como secreto de estado. Quienes estuvieran interesados en hacerlo podían reconstruir a partir de ellos una idea general, aunque vaga. La política portuguesa de secretismo, afirma Lach, tuvo éxito durante cerca de cincuenta años, pero hacia mediados de siglo, cuando empezó a ser claro que el país no podía conservar el monopolio del tráfico de especias, dejó de funcionar. Después de 1550, aproximadamente, la literatura de viajes se puso de moda, y fue también por esa época cuando los jesuitas empezaron a publicar sus famosos «epistolarios». Durante muchos años estos textos fueron la fuente de información más completa sobre Extremo Oriente. (Peter Watson)
|
|