Canarias y la conquista de América:
La conexión de Canarias con el Nuevo Mundo se inicia desde el mismo momento de su Descubrimiento. De hecho las islas desde el primer viaje del Almirante se convirtieron en el verdadero camino para las Indias. Esto incidió en que las relaciones entre ambas orillas atlánticas se mantuvieran a lo largo del tiempo. Además de los nexos físicos y humanos hay que buscar relaciones con igual o similar dimensión, constatables en los métodos de conquista y colonización, en la trama urbana, sistemas de gobierno, tipos de cultivo, etc.
Canarias se convirtió de este modo en un modelo a seguir en las lluevas tierras descubiertas y conquistadas.
Buscar estas relaciones, que las hubo, en los primeros momentos es una tarea difícil, pues gran parte de la documentación más antigua del Archipiélago se ha perdido y la que existe da poca información de estas conexiones, aunque el paso de gentes y flotas por las islas debía ser un espectáculo casi diario. Sin embargo es la única con la cual podemos acercarnos al estudio de estas relaciones, puesto que ni siquiera en el Cedulario de Canarias, se halla documento alguno anterior a 1566, año del nombramiento del primer juez de registro para Gran Canaria y Tenerife.
La documentación existente en Canarias nos da noticias diversas, desde el nombramiento del gobernador de Tierra Firme hasta el paso de expediciones conquistadoras, junto a contratos de pasajeros, referencias a tratos comerciales, reclamaciones de bienes de isleños muertos en Indias, etc.
Cada documento da idea de asuntos distintos y aunque, a veces, no se puedan elaborar series y estudios estadísticos, por la penuria de datos, sí se pueden obtener noticias cualitativas de interés para entender las relaciones entre el archipiélago canario y el Nuevo Mundo en estos primeros momentos.
Por esta razón estamos totalmente de acuerdo con el aserto del investigador francés H. Lapeyre, cuando nos dice, que en los protocolos notariales, masa documental más abundante en Canarias.
"...se recogen datos menudos, que vienen a ser significativos, cuando se acumulan, pero se sospecha que nunca son exhaustivos...
En resumidas cuentas, hay que recurrir a los documentos notariales cuando faltan otros más aleccionadores...".
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La situación del archipiélago dentro de la ruta que enlazaba a Europa con Africa y América propició desde el primer momento la idea de incluir a las islas en el régimen monopolístico de la Casa de la Contratación, proyecto éste que nos prosperó, pero que dejó al Archipiélago, en lo relativo al comercio, abierto a todas las iniciativas.
[Comercio:]
Además de su valor estratégico, la necesidad de abastecer a las flotas y huestes conquistadoras reportó a las islas en general una serie de privilegios, que hicieron posible su participación en el monopolio sevillano. Este aspecto se vio ampliado al comercio y a la emigración, iniciados desde el viaje del Descubrimiento.
En lo relativo al comercio los estudios inciden, que el abastecimiento fue el origen de las licencias logradas por las islas, a pesar de la rigidez del monopolio. Junto a este motivo de carácter general se halla otro especial relativo a proveer a la isla de Santo Domingo. La licencia disfrutada por las islas para poder comerciar directamente con las Indias fue otorgada por un número reducido de años, y al parecer consta que desde 1526 le fue concedida a Tenerife, aunque desde 1508 los comerciantes castellanos fueron autorizados a cargar en Canarias para las Indias cualquier clase de mercadería no prohibida. La necesidad de que todo lo que se enviase a Indias fuese mediante registro, para evitar el fraude y la falta de cumplimiento, hace que se realice ante el escribano del puerto, pero en el caso de Gran Canaria era ante los escribanos de Las Palmas o de Telde, aunque posteriormente se especificó que fuese el del Cabildo.
El sistema de licencias continuó durante casi gran parte del siglo XVI, regulándose la salida de los navíos, y no cambió en el control hasta crearse la figura de los jueces de registro en la época de Felipe II.
Canarias camino hacia Indias:
Las palabras de López de Gomara "por ser las islas Canarias camino para las Indias" son una realidad fuera de toda duda. En este contexto no hubo expedición que no tocara el Archipiélago antes de zarpar definitivamente hacia el Nuevo Mundo. En estos años son bastantes las expediciones que pasan por Canarias, pero interesa quizá concretar cuáles arriban a las islas para avituallarse y tomar refresco antes de emprender la singladura atlántica y cuáles se organizan en el Archipiélago. Sin contar las de la ruta colombina, se han contabilizado el paso y formación de hasta 42 empresas de es te tipo por las islas de Gran Canaria, Tenerife, La Palma y La Gomera, cuyos destinos recorrían de norte a sur toda la geografía americana, desde el Río de la Plata a las Antillas, pasando por la costa de Brasil, Panamá, Perú, Yucatán, Paria, Venezuela, La Española, Santa Marta y La Florida. En muchas de estas expediciones embarcan personajes, materiales, plantas y productos.
Algunas de estas huestes, que pasan y se rehacen en Canarias, han sido estudiadas y son por tanto mejor conocidas, tales como la de Lope de Sosa, gobernador de Gran Canaria, que pasa a Darien en 1519 donde muere ahogado; su paso desde la citada isla a la costa de Tierra Firme, concretamente a Castilla del Oro lo realizó con "cierto número de vecinos de Gran Canaria, con sus mujeres" previo flete de navíos a Alonso y Cristóbal Vivas.
Otra expedición organizada en Gran Canaria, sin previamente haberse aprestado en Sevilla, es la de los hermanos Bartolomé y García de Moxica, fundadores del Nombre de Dios. Estos en 1534 se conciertan con varios vecinos y transeúntes para llevarlos con ellos: algunos son artesanos, otros clérigos y los más simples labradores.
Le sigue la del adelantado y gobernador del Río de la Plata y Mar del Sur don Pedro de Mendoza; parte de su hueste hizo escala en Gran Canaria, y al frente de ella estaba Cristóbal de Frías de Marañón, piloto que permaneció en Gran Canaria y La Gomera unos 35 días, para tomar rumbo a Indias. En Canarias rehizo parte de su hueste, enrolándose en ella Antonio de Orerio y Cristóbal de Serpa, junto con el clérigo Juan López de Fonseca, que presta dinero al vecino de Terceira Antonio López de Aguiar, capitán y maestre del navío Santa Catalina. Estos dos últimos personajes que contactaron en la Isla fueron piezas claves en la expedición platense. Antonio López realizó varios viajes con sus naves para socorrer a los conquistadores de Buenos Aires y a los establecidos en Asunción del Paraguay.
También podemos destacar la de Pedro Menéndez de Avilés, gobernador y adelantado de La Florida, y la de Diego Fernández de Serpa, gobernador y adelantado de la Nueva Andalucía. El primero llega a Gran Canaria el 5 de julio de 1565 y zarpa el 8 del mismo mes, pero antes deja resueltos algunos asuntos, en especial el que le encomienda al capitán general de la isla Pedro Cerón. En estos días deja un crédito a nombre de Cerón para ayudar al avituallamiento del resto de la armada que venía tras él.
La de Hernández de Serpa no sólo pasa por las islas sino que forma compañía en Gran Canaria para llevar desde esta isla o desde España 200 hombres de guerra, de ellos 50 labradores casados con sus mujeres, hijos y armas.
De Tenerife parten con destino al Nuevo Mundo como más conocidas la de Diego de Ordás en 1530, la de los hermanos Silva en 1531 y la de don Pedro de Lugo. La primera tenía por destino El Marañón, y estuvo surta en la Isla más de un mes, período en el que se pertrechó de pan y vino. La expedición de los hermanos Gaspar, Juan y Bartolomé Silva, está relacionada con la anterior, pues se habían concertado con Diego de Ordás, para llevar de las islas hasta cien hombres y algunos caballos. Finalmente la de Santa Marta organizada por don Pedro Fernández de Lugo, adelantado de Canarias, llevó de las islas unos cientos de hombres a la vez que aparejó cuatro embarcaciones, además de otras tres que procedían de Sevilla.
Del resto de las huestes que pasaron por el Archipiélago y se detuvieron tanto en las islas comentadas como en La Palma y en La Gomera, apenas sabernos algo más que lo reseñado en la bibliografía, aunque por noticias indirectas sabemos del enrolamiento de isleños en tales expediciones, algunos de los cuales murieron en la conquista de Venezuela y Guatemala.
Comercio
Este comercio se inicia a fines del siglo XV y se mantiene con intensidad en los siglos posteriores. En 1831 se destacaba este carácter con las siguientes palabras:
"...el descubrimiento del Nuevo Mundo abrió un campo extenso a la esperanza de las islas prestando alas a su industria mercantil y al único comercio activo, que si se quiere ha llegado a conocerse en ellas...".
A nivel general el comercio canario americano ha preocupado a historiadores e investigadores contando con una producción significativa En el siglo XVI se pueden distinguir dos etapas: la de origen y formación, es decir desde el Descubrimiento hasta 1564, período en el que el Archipiélago goza de relativa Libertad comercial, y la de regulación que abarca desde 1564 a 1612, en donde el tráfico y comercio se regula por la Casa de la Contratación a través de la presencia en Canarias del juez de registro, establecido primero en La Palma y ampliado luego a Gran Canaria y a Tenerife
En el primer período las islas juegan un papel importante, centrado en tres características: situación y enclave, aprovechamiento de escala por los barcos y las propias necesidades del Archipiélago, al permitir la salida hacia Indias de sus excedentes.
En la segunda etapa el comercio se intensifica con la actividad de los exportadores, en su relación con el comercio y con el capital invertido en el mismo.
(Manuel Lobo Cabrera)
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