HISTORIA
Filipinas
Independencia



Independencia de Filipinas:
Los primeros conatos de independencia datan de 1823, intentos, al igual que los suscitados por José Cuesta en 1854, que fueron rápidamente sofocados. EE.UU. subvencionó las guerrillas afiliadas al partido de la independencia o Katipunam, fundado por Marcelo Hilario del Pilar y al que pertenecían los que más tarde fueron los principales cabecillas de la rebelión de 1896, Andrés Bonifacio y Emilio Aguinaldo. Pese a la ejecución del patriota Rizal y las medidas adoptadas por los generales españoles Blanco y Polavieja, la destrucción de la Armada española en Cavite frente a la de los EE.UU. hizo que el caudillo Aguinaldo proclamara la independencia del archipiélago. Por el tratado de París pasaron a depender de los EE.UU. y obtuvieron su independencia al final de la Segunda Guerra Mundial.

La insurrección:
Un levantamiento como el que estalló allí, en agosto de 1896, sólo es atribuido a diferentes causas, y se puede considerar dentro del modelo típico de insurrección colonial. El sentimiento separatista venía gestándose desde tiempos atrás, fundamentalmente, por la deficiente administración colonial española, agudizada por la inestabilidad política de la España isabelina, y el apoyo norteamericano a dichos movimientos separatistas, encabezado por el rebelde Datto Utto. Estas rebeldías fueron resueltas en principio por el entonces Capitán General de Filipinas en 1886, el sevillano, General Terrero Perinat, pero no pudo evitar que algunas sociedades secretas se encargaran de canalizar el descontento hacia acciones revolucionarias. El ejército en Filipinas estaba compuesto en su mayoría por indígenas, excepto los mandos. Cuando comienzan las deserciones, aquel ejército ve sus filas reducidas, y al adversario más fuerte y peligroso. A partir de 1890, el nacionalismo filipino fue tomando gran auge. Los más radicales, encabezados por Andrés Bonifacio, fundan Katipunan, que significaba en español "Suprema y Venerable Asociación de los Hijos del Pueblo", y lo constituían una sociedad eminentemente revolucionaria, adaptada al ideario indígena, cuya finalidad era luchar con métodos violentos contra el régimen español. La influencia del Katipunan, fue decisiva en la sublevación tagala. La revolución da comienzo en agosto de 1896. Era a la sazón Capitán General de las islas D. Ramón Blanco, Marqués de Peña Plata.

El primer combate serio se llevó a cabo en Malbón y triunfaron los sublevados. Ante el cariz de los acontecimientos, el Capitán General Blanco, telegrafía el 29 de agosto de 1896 al Ministro de la Guerra, pidiéndole mil hombres y permiso para crear un Batallón de Voluntarios. Entre los meses de septiembre y diciembre se extiende la insurrección sin que el General Blanco pudiera hacerla retroceder. Ante esta situación, el Gobierno de Madrid sustituye al mando de Filipinas y lo entrega al General D. Camilo Polavieja, que toma posesión el día 13 de diciembre de 1896. Los éxitos y los fracasos cambian de mano continuamente aunque los españoles llevan la iniciativa. Con la toma de Noveleta queda toda la costa y caminos, desde Manila a Cavite, en poder de los españoles. Polavieja, que tiene rodeados a los rebeldes en los pueblos altos de Cavite, pide refuerzos a Madrid. Ante la negativa de Cánovas, que no lo considera necesario, el general presenta la dimisión alegando problemas de salud. Le sustituye el General D. Fernando Primo de Rivera, que toma el mando en abril de 1897. Nombrado por un gobierno que le había negado los refuerzos a Polavieja, tuvo que buscar nuevas fórmulas que no necesitaran refuerzos de la Península. A los pocos días de su llegada, Primo de Rivera tras conquistar algunos pueblos de la provincia de Cavite, comienza a aplicar lo que sería llamado "Política de atracción". Tras el asesinato de Cánovas en agosto de este año, el gobierno de Sagasta confirma a Primo de Rivera en el cargo. Por fin, a través de una serie de negociaciones, se llega al convenio conocido como la "Paz de Biacnabato", en diciembre de 1897, que obligó a exiliarse al general filipino Emilio Aguinaldo en la colonia inglesa de Hong-Kong. (Enrique de La Vega) En abril de 1898 Basilio Augustín pasó a desempeñar el cargo de capitán general.

Guerra hispano-norteamericana (1898):
La destrucción de infraestructuras y haciendas de Cuba provocada por los enfrentamientos contra la insurrección perjudicó seriamente a los intereses norteamericanos y al comercio. En marzo el senador estadounidense Redfield Proctor pronunció un discurso en el Senado en el que describió las inhumanas condiciones de vida que había presenciado en Cuba. El 20 de abril, el presidente McKinley aprobó una propuesta del Congreso en la que se exigía la inmediata retirada española de Cuba. Al día siguiente el gobierno español rompió relaciones diplomáticas con EE.UU, después de haber rechazado un intento de compra de Cuba. EE.UU. declaró la guerra a España cuatro días más tarde. Las siguientes resoluciones del Congreso estadounidense afirmaron la independencia de Cuba y aseguraron que Estados Unidos no actuaba movido por intereses imperialistas.

Cavite (01/05/1898):
Ciudad amurallada situada en la bahía de Manila. Su puerto construido en un istmo estrecho que se extiende hacia el este y se adentra en la bahía, tiene excelentes condiciones de abrigo. Hay restos de fortificaciones de la época colonial española y una antigua base naval de EE.UU. Sirvió como base naval bajo en gobierno de los españoles y posteriormente se convirtió en la base más importante de la flota de EE.UU. en Asia. Los japoneses la conquistaron (dic 1941) y la ocuparon durante el resto de la II Guerra Mundial. La flota española, al mando del almirante Patricio Montojo, fondea en la bahía de Manila. Desde principios de 1898, EE.UU. había situado en Hong Kong a la poderosa escuadra de Asia (formada por siete acorazados y otros buques auxiliares), al mando del comodoro George Dewey, con instrucciones precisas de estar preparado para entrar en combate. El 24 de abril, Dewey recibió la orden de atacar las posiciones españolas y el 27 puso rumbo a Manila. Tres días después entró en la bahía de Manila.

Enterado de los movimientos de Dewey, Montojo, dispuso su flota en semicírculo a diez millas de la costa de Cavite. A diferencia de la estadounidense, constaba de anticuados navíos. Al amanecer y tras recibir de las fortificaciones que defendían la bahía algunos disparos de cañón que ni siquiera se aproximaron a su flota, Dewey colocó las naves frente a las españolas. Rompieron fuego algunas baterías de los puertos y de los barcos españoles, pero se suspendió al ver que el enemigo estaba fuera de alcance. Con gran violencia respondieron los estadounidenses haciendo pronto blanco, destrozando las cubiertas y diezmando a las tripulaciones. Poco antes del mediodía habían destruido los barcos que todavía se mantenían a flote y bombardeado el arsenal de Cavite. Media hora más tarde, el comandante general del puesto, Enrique Sostoa, enseñó bandera blanca. Del lado español, se registraron 161 muertos y 281 heridos, algunos de ellos filipinos que combatían bajo bandera española; en tanto que del estadounidense, sólo hubo una víctima mortal además de varios marineros heridos. Dewey tomó Cavite y se mantuvo en esa posición hasta la toma de Manila el 13 de agosto. Esta primera gran derrota desató en España una crisis que tuvo enormes repercusiones, forzó una remodelación del gobierno de Sagasta y marcó la tónica de una guerra que culminó, después de que el 3 de julio se produjera el hundimiento de la escuadra de Cervera en Santiago de Cuba.

Ocupación norteamericana:
A partir de entonces los norteamericanos ayudan a los filipinos y ofrecen al general Aguinaldo volver a Filipinas en condiciones de generalísimo. Finalmente, el gobierno español envía a Manila al General de División Diego de los Rios, para que se hiciera cargo de los restos de la Capitanía General y resolviera la liberación de los prisioneros españoles, que alcanzaban la cifra de 9000 personas. El general envía emisarios a Aguinaldo y le propone una entrevista para resolver la cuestión. Pero la ruptura de hostilidades entre americanos y filipinos obligó al General Ríos, a tomar la decisión de infiltrar personas de su confianza en el campo revolucionario. (Enrique de La Vega) La ambición imperialista de EE.UU. pudo ser confirmada cuando la representación filipina fue negada en el Tratado de París, con el cual las Filipinas fueron cedidas por España a EE.UU. por 20.000.000 dólares. Pronto las hostilidades entre las fuerzas filipinas y de los EE.UU. comenzaron. Durante el año 1900 la Compañía Trasatlántica Española continuó con los viajes de repatriación. A esta misión se le añadió el mandato de transportar las expediciones americanas que ocupaban el lugar de las españolas.


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