HISTORIA
Venecia



La República de Venecia:
Los orígenes de la ciudad sobre 117 islas e islotes en el Lido, laguna protegida por un banco de arena, se remontan al siglo V. En aquel entonces, algunos de los habitantes de las zonas del Véneto y de Aquileya, acosados por los hunos (476) y por los lombardos (568), se refugiaron en las tierras pantanosas. En la laguna los habitantes subsistieron dedicados a la pesca y a la extracción de sal. Debían obediencia al exarca de Rávena y estaban bajo la dependencia del imperio de Bizancio. En 697 aprovechan la debilidad del exarca y eligen como Dux vitalicio a Anafesto. Comienzan sus actividades comerciales en las que se incluía el tráfico de esclavos, prohibido por el Papado pero tolerado por sus grandes beneficios. En 810 Carlomagno envía a su hijo para apoderarse de Venecia pero sus naves se retiran después de tropezar con los obstáculos a la navegación de la zona. Compartía con Bizancio el deseo de un mar Adriático pacificado y sin piratas. Juntos emprendieron la campaña para expulsar a los sarracenos de Sicilia el año 829. Bizancio acababa de perder Creta (826) ante una ocupación musulmana y no dejaba de ver reducido su dominio mediterráneo. En 1081 su ya importante flota es requerida por Bizancio para frenar el ataque de los normandos de Roberto Guiscard sobre sus territorios. A cambio de su ayuda recibió importantes privilegios comerciales.

El espíritu comercial:
Fue el elemento esencial en Venecia y los mercaderes fueron la fuerza dirigente del estado. De este modo fueron las ricas familias patricias quienes introdujeron una forma republicana de gobierno, que no existía en ninguna otra ciudad-estado italiana en la Edad Media. Estaban decididos a no ser mandados por cualquiera, especialmente cuando no servía a sus intereses financieros, y continuamente se alzaban en sangrientas rebeliones. Durante una insurrección contra el dogo Pietro Candiano IV, en el año 976, un incendio destruyó el centro de la ciudad, incluido el palacio del dogo, con los archivos de la ciudad y la primera iglesia de San Marcos. El mandato hereditario de los dogos, como se practicaba en los primeros siglos, tuvo que debilitarse gradualmente para preservar la paz interior. El poder del dogo fue deliberadamente limitado y, a su lado, creció un aparato estatal de control, cuyos miembros eran reclutados entre las grandes familias y miraban por sus propios intereses. Desde 1172 su órgano más importante fue el Gran Consejo, el Maggior Consiglio, que además elegía al dogo. Este consejo amplió el número de sus integrantes, pasando de 35 a casi 2.000. Con la Clausura del Gran Consejo (1297), los puestos del Consejo se convirtieron en hereditarios. Los nombres de las familias nobles con derecho a plaza fueron inscritos en el Libro Dorado. La Signoria, los cabezas del gobierno, eran el dogo, sus seis consejeros, los Consiglieri, y tres oradores de los Quaranta, los 40 miembros de la corte suprema. El principio básico de esta oligarquía patricia, la República veneciana, era reducir el número de puestos de gobierno de forma que fuera posible un control completo. El notable Consejo de los Diez, organización similar a una policía secreta de estado, fue introducido por primera vez en 1310 como reacción a la insurrección de Bajamonte Tiepolo contra la Clausura del Gran Consejo. Otro intento de golpe de estado, dirigido por el propio dogo, fue descubierto por los Diecia (1355). Marin Faliero había intentado también arrebatar el poder a las privilegiadas familias patricias del Gran Consejo.

El comercio de especias:
Los venecianos carecían de tierra suficiente para cultivar intensivamente El uso de especias que soldados y peregrinos habían aprendido en Oriente pasó más tarde a las cocinas de la gente corriente. Los venecianos controlaron este comercio hasta el siglo XVI. A principios del siglo XV el comercio de especias movía anualmente 540.000 ducados. En un principio las mercancías de Oriente llegaban a Venecia en barcos bizantinos, pero pronto los venecianos armaron buques propios. A principios del siglo XV 3.000 buques mercantes navegaban bajo bandera veneciana, en su mayoría dedicados al comercio costero y la pesca. El comercio de ultramar estaba cubierto por cerca de 300 barcos que viajaban por su cuenta o en convoyes fuertemente armados que organizaba el estado, la mude. Las aventuras comerciales municipales eran más seguras y la Serenísima cobraba altos precios por la carga en las galeras y por la protección de los convoyes. Los propietarios privados que viajaban sin protección obtenían grandes beneficios por enfrentarse al riesgo. El riesgo personal en los negocios era menor formando una compañía , la colleganza. Por regla general esto se hacía entre dos mercaderes; uno permanecía en Venecia y ponía tres cuartas partes del capital y el cuarto restante era aportado por el que viajaba. La ruta más corriente que hacían las mude o convoyes iba de Inglaterra a Tana y Trebisonda, en el mar Negro. El principal país con el que comerciaba Venecia era Egipto. Otros puertos importantes eran Beirut y Bizancio. En todas las grandes ciudades los venecianos tenían establecimientos comerciales donde establecían sus negocios y ejercían una considerable influencia política en muchos países. Aunque el comercio de esclavos había sido prohibido oficialmente desde el siglo IX, era una buena fuente de ingresos. Los esclavos se obtenían principalmente en Tana. La trata de circasianos y georgianos, de fe greco-ortodoxa, que eran revendidos en Egipto y el norte de Africa, no repugnaba a la conciencia por no pertenecer a la Iglesia Católica. El comercio de esclavos paganos no estaba prohibido. A mediados del s.XV Venecia preparaba cuatro grandes flotas anualmente escoltadas por galeras armadas.

  1. La ruta del mar Negro que, después de llegar a Constantinopla, se dividía en dos: una se dirigía hacia Crimea, mar de Azov, y remontaba el Don hasta Tara, lugar de llegada de las caravanas mongolas y rusas. La segunda se dirigía a Sinope y Trebisonda.
  2. La ruta de Palestina y Siria por Morea, Creta y Chipre.
  3. La de Egipto adonde llegaban las especias por el mar Rojo.
  4. La más larga del Norte de Europa, con escalas en Sicilia, Malta, Trípoli, Túnez, Argel, Orán, Tánger, Lisboa, Burdeos, La Rochelle, Bourgneuf, Brujas, Amberes, Londres y, al regreso, escalas en puertos españoles, provenzales e italianos.

El Gaguiana, un barco naufragado encontrado en la costa de Yugoslavia en 1967, según los registros de seguros se dirigía a Oriente en 1583, contenía 2.000 objetos de cristal de Murano, adornos de cobre, damascos, tejidos de lana inglesa, piezas de cerámica artística, oro, plata y piedras preciosas. La toma de Bizancio por los turcos, las rutas que Portugal descubrió por el impulso de Enrique el Navegante (1415-1461) y el descubrimiento de Colón supusieron grandes reveses para el comercio veneciano. Cuando Lisboa se hace con el control del comercio de especias a través de la nueva ruta que bordea Africa (1497) la actividad comercial veneciana se ve obligada a renovarse rápidamente. Cobra nuevo impulso el interés en la distribución por el norte de Italia. Abre sus puertos a barcos del norte de Europa que suministran, por ejemplo, grandes cantidades de centeno. Las autoridades se resisten demasiado a cambiar el tipo de barcos que explotaban con éxito desde el siglo XIII. Los barcos de alta borda ingleses en el Adriático intentan abrirse paso de forma agresiva trastocando viejas alianzas comerciales.

Relaciones con los turcos:
Los otomanos fueron recuperando su fuerza en 1400, tras el golpe recibido del anciano conquistador mongol Tamerlán. Una compleja relación llena de intereses enfrentados tiene lugar ya que los turcos dependen de Venecia como único acceso a los mercados europeos. Para garantizar el tráfico marítimo y el comercio Venecia inició una política de apaciguamiento con Estambul. El embajador veneciano ante la Sublime Puerta gozaba de privilegios exclusivos. El edificio de la Fondachi dei Turchi todavía puede verse. Sus diplomáticos dieron muestras de sagacidad, flexibilidad y oportunismo. Seguían comerciando con musulmanes después de la prohibición papal decretada en el Concilio de Letrán (1261) porque seguían consiguiendo permisos temporales. Uno de sus productivos negocios era la compra de esclavos del sur de Rusia para venderlos en el norte de Africa. También vendía en Europa los que compraba en Alejandría y Turquía. Anualmente ganaba unos 500.000 ducados con este tráfico. Venecia erigió macizas fortalezas en Corfú, Candía (Creta), Chipre, Grecia continental y Dalmacia.

    Expansión por territorios italianos (s.XV):
    Las plazas perdidas por el empuje turco se ven compensadas por la expansión hacia el oeste en territorio italiano. Durante el mandato del duque Francesco Foscari (1423-1427) Venecia acrecienta ostensiblemente las pequeñas franjas de territorio que controlaba en el s.XIV. Foscari debilita la tradicional alianza con Florencia, derrotada por fuerzas milanesas bajo el mando de Francisco Sforza. Sus intervenciones en los Domini di Terraferma fueron extremadamente costosas para la República. Venecia llega a hacerse con Bérgamo, en el límite del dominio de Milán. Milán y Venecia pugnaron por el dominio del límite que marcaba el Adigio. En 1454 el límite veneciano queda precariamente fijado en el río Adda. La expansión hacia el oeste continuará en los siglos XVI y XVII a medida que los otomanos les van arrebatando sus dominios en el Mediterráneo oriental.

Tras la repentina muerte de Pio III mientras preparaba una guerra santa Venecia se enfrenta en desigual encuentro ante los turcos. En 1470 la flota de 72 galeras del heroico Paul Erizzo fue atacada en Negroponto por 120.000 turcos y 300 navíos. En 1473 el arsenal de Gallipoli es destruido por el fuego. El aliado Sha de Persia es derrotado por los turcos a pesar de la asistencia de artilleros y fundidores venecianos. Con la paz de 1479, Venecia cedía una parte de la Morea, la importante isla de Eubea y la región de Scutari. Al conservar Albania del Norte, los turcos tenían entrada libre en el Adriático. Venecia pudo conservar algunas posesiones en la costa albanesa y los puertos de Coron y Mondon-Lepanto en el Peloponeso. Reservó sus privilegios comerciales pagando tributo. Las fuerzas turcas terrestres y marítimas son tan superiores que cuando en 1480 desembarcan 16.000 turcos en las costas de Pouille, Otranto, Brindisi y Tarento, capitaneados por el renegado Giacometto, Venecia no interviene por el riesgo de acabar enfrentándose en solitario a Mohamed II. Cuidando sus privilegios comerciales en Levante y con la incorporación de Chipre por legado de Catherine Cornaro, intensifica su intervención terrestre en Italia. Pretende repartirse el ducado de Milán con Luis XII (1499). El grito expansionista de Italia e San Marco es visto con enorme recelo por los estados italianos. El viaje de Vasco da Gama a la India por el cabo de Buena Esperanza tiene un efecto inmediato y radical sobre el comercio de especias. Los depósitos de Alejandría estaban vacíos en 1504 y las galeras volvían vacías a Venecia, ahora sustituida por Lisboa como centro del tráfico de especias.

Desde 1545 las galeras venecianas fueron reforzadas con una tripulación de galeotes armados. Los buques armados más poderosos, las galeasse o galeras grandes, estaban equipadas en ambas bandas, por encima de las hileras de remos, por filas de cañones. La peste de 1630 acabó con un tercio de la población y los Habsburgo potenciaban el puerto de Trieste contra los intereses venecianos. A mediados de 1645 la flota turca desembarca en Creta, que fue perdida definitivamente en 1669. En la paz de Passowitz (1718) Venecia fue obligada a abandonar Morea (Peloponeso) y sus últimas posesiones en el Egeo.


Años de esplendor y dominio:
[Se convirtió] finalmente en una metrópoli comercial con dominio marítimo, consagrada a San Marcos, desde que en 827 fueron transportados a Venecia, desde Alejandría, los restos del apóstol. El dux Enrico Dandolo tomó Constantinopla en 1204. En el siglo XV, Venecia era el centro del comercio mundial y la mayor ciudad portuaria del mundo, con más de 200.000 habitantes. Los palacios, construidos tomando modelo de los orientales, se hicieron cada vez más lujosos. Se levantaban nuevos palacios, decorados por artistas como Tintoretto, Veronese, Tiziano y Giorgione. La ciudad de los 150 canales y 400 puentes había alcanzado su punto culminante. Comenzó la decadencia cuando los turcos les quitaron Constantinopla. (Roland Gööck)

[...] Supe que aquella no era tan sólo la ciudad más hermosa que había visto en mi vida, sino que había sido asimismo república independiente durante más de un milenio -más tiempo del que nos separa de las invasiones normandas-, y que durante gran parte de ese período había sido reina del Mediterráneo, encrucijada principal entre Oriente y Occidente y el centro comercial más rico y próspero de nuestro mundo civilizado. Me contó que el mar la había protegido, no sólo en sus tempestuosos comienzos, sino también a lo largo de toda su historia, haciendo de ella la única ciudad de Italia que nunca se había visto invadida, asolada o destruida hasta que Napoleón, quién se denominó a sí mismo como el Atila del Estado Veneciano, terminó para siempre con la Serenísima República (John Julius Norwich, autor de Historia de Venecia)

Elección y control de los dogos:
El título doge es la versión dialectal veneciana de duce, derivada del latín dux, dirigente o duque. En el s.XVII sus privilegios estaban muy limitados. Junto con los miembros de su familia quedaban excluídos de participar en cualquier negocio mercantil y no podían abandonar la ciudad sin autorización del Gran Consejo. Sus hijos tenían prohibido el acceso a cargos. Estaban sujetos a estrecha vigilancia: sus cartas eran censuradas y no podían tener contactos privados con embajadores extranjeros. La desconfianza que se sentía ante las ambiciones individuales de poder era tan grande que sus ingresos estaban estrictamente controlados por el Gran Consejo y no se les permitía aceptar ningún regalo, excepto flores y hierbas olorosas. Las malas experiencias con dogos ansiosos de poder hacían aumentar la rigidez de las normas. Desde finales del s.XII eran elegidos por el Gran Consejo en una complicada votación ideada para evitar el ascenso de familias concretas. De treinta bolas de oro, un niño elegía nueve que daba en mano a nueve miembros del Consejo, cuyas caras no podía ver. Estos nueve elegían a cuarenta electores del Consejo y en sucesivas reducciones y elecciones ganaba el candidato que alcanzara veinticinco votos. El sistema permitió que las familias Mocenigo y Partecipazio consiguieron 7 dogos y la de los Contarini 8.


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