Persia
Aqueménidas



Persia: Aqueménidas:
El término Persia es originario de una región del sur de Irán conocida como Persis o Parsa. Su nombre fue gradualmente utilizado por los griegos clásicos y por el mundo occidental para aplicarlo a toda la llanura iraní. Sin embargo, los propios iraníes la habían denominado durante mucho tiempo Irán, es decir, la ‘tierra de los arios’. En 1935 el gobierno solicitó que se utilizara el nombre de Irán en lugar del de Persia. La llanura iraní fue ocupada hacia el 1500 a.C. por tribus arias, la más importante de las cuales eran los medos, que ocuparon la parte noroeste, y los parsas (persas), que emigraron desde Parsua, tierra al oeste del lago Urmia (actual Orumiyeh), hasta la región sur de la llanura, que denominaron Parasama o Parsuma. Hacia el 633 a.C. el Imperio asirio empezó a dar muestras de debilidad y los medos atacaron Nínive. Situada en la confluencia de los ríos Tigris y Khosr, había sido engrandecida y convertida en capital por el rey Senaquerib (705-681 a.C.). En el 625 a.C. volvieron a atacar coaligados junto con Babilonia y Susa. Nínive es arrasada hasta sus cimientos tras el cerco del 612 a.C. y las provincias asirias fueron repartidas entre babilonios y medos.

Primer imperio:
El primer líder destacable de los persas fue el jefe guerrero Aquemenes, que vivió hacia el 681 a.C. Los persas estuvieron dominados por los medos hasta el ascenso al trono persa en el 558 a.C. de Ciro el Grande, un miembro de la dinastía Aqueménida. Derrocó a los gobernantes medos, conquistó el reino de Lidia en el 546 a.C. y el de Babilonia en el 539 a.C. y estableció el Imperio persa como poder predominante de la región. Hacia 540 había llevado a cabo la conquista de las ciudades griegas del Asia Menor. El enfrentamiento entre griegos y persas, del que las guerras médicas fueron solo una fase, duró más de dos siglos. Trataba de ampliar sus fronteras hasta el Danubio y amenazaba a Grecia cortándole sus indispensables comunicaciones con las regiones cerealistas del Ponto Euxino. Su hijo y sucesor, Cambises II, extendió el dominio persa aún más, conquistando a los egipcios en el 525 a.C. Darío I, que ascendió al trono en el 521 a.C., amplió las fronteras persas hacia el este hasta el río Indo, construyó un canal desde el Nilo hasta el mar Rojo y reorganizó todo el Imperio, consiguiendo el título de Darío el Grande.

Guerras Médicas:
La fragmentación en ciudades estado de los griegos los convertía en rival aparentemente débil para el enorme imperio persa. Entre el 499 y el 493 a.C., aplastó una revuelta de los jonios griegos que vivían bajo dominio persa a lo largo de la costa oeste de Asia Menor, y después lanzó una campaña punitiva contra los griegos continentales por haber apoyado a los rebeldes. Sus fuerzas fueron derrotadas en la batalla de Maratón en el 490 a.C., y Darío murió mientras preparaba una nueva expedición contra los griegos. Su hijo y sucesor, Jerjes I, también intentó invadir Grecia con un gran contingente. Las ciudades griegas, incluidas las rivales Esparta y Atenas, formaron una alianza. Después de que los espartanos fueran aniquilados en las Termópilas Atenas fue arrasada. El Gobierno había evacuado a la población hacia las islas y conservaba su marina bajo el mando de Temístocles. La marina de Jerjes fue derrotada en Salamina en el 480 a.C. así como en la batalla terrestre de Platea y en la naval de Micala (o Micale) en el 479 a.C. Las incursiones de Jerjes fueron el intento más notable de expansión del Imperio persa. Las naves y marinos utilizados en la invasión de la Grecia continental provenían de territorios fenicios dominados. Durante el reinado de Artajerjes I, segundo hijo de Jerjes, los egipcios se rebelaron con la ayuda de los griegos; aunque la revuelta fue contenida en el 446 a.C., supuso el primer asalto importante contra el Imperio persa y el comienzo de su decadencia. Cuando Jenofonte pasa por la zona de Nínive durante su viaje narrado en la Anábasis en el lugar ni se recuerda el nombre de la desaparecida capital asiria (400 a.C.). Atenas resurgirá de las guerras Médicas como la ciudad hegemónica. Esparta no salió del militarismo, las polis sólo consiguieron unirse esporádicamente y no consiguieron evitar la sangrienta guerra del Peloponeso (431-404 a.C.).

Alejandro Magno y los Seléucidas:
Durante el siglo IV a.C., el Imperio se despedazó a causa de numerosas revueltas, pero el golpe final fue dado por Alejandro Magno, quien añadió el Imperio persa a su dominio mediterráneo, derrotando a las tropas de Darío III en una serie de batallas entre el 334 y el 331 a.C. Aunque Alejandro otorgaba un trato humanitario a los conquistados, ordenó la destrucción de Persépolis como venganza al incendio de Atenas años atrás. Alejandro realizó una integración temporal de los persas en su Imperio, reclutando grandes cantidades de soldados persas en su ejército y fomentando que sus oficiales superiores contrajeran matrimonio con mujeres persas. A su muerte en el 323 a.C. siguió una larga lucha entre sus generales por el trono persa. El vencedor de esta pugna fue Seleuco I, quien, después de conquistar el reino de Babilonia en el 312 a.C., anexionó el resto del antiguo Imperio persa hacia el este hasta el río Indo, así como Siria y Asia Menor. De este modo, Persia se convirtió en una unidad subordinada dentro del gran dominio de los Seléucidas hasta que fueron expulsados por los partos en el siglo II a.C. (Fuente: Encarta)

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