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Muerte: Poemas: 
Matilde Urrutia, aquí te dejo 
lo que tuve y lo que no tuve 
lo que soy y lo que no soy. 
Mi amor es un niño que llora: 
no quiere salir de tus brazos, 
yo te lo dejo para siempre... 
(Pablo Neruda)
 
 
 
 
 
Pequeña Muerte 
Fue una pequeña muerte tu partida. 
Una muerte pequeña que me crece 
cuando imagino a veces que estás cerca 
y me obstino en dar vueltas por las 
calles y regreso a mi casa con la lluvia 
cayendo y me asalta tu voz en la noche 
sin horas. 
(Claribel Alegría)
 
Flor de hielo. José Martí: 
Mírala: Es negra! Es torva! Su tremenda 
Hambre la azuza. Son sus dientes hoces; 
Antro su frente; secadores vientos 
Sus hálitos; su paso, ola que traga 
Huertos y selvas; sus manjares, hombres. 
Viene! escondeos, oh caros amigos, 
Hijo del corazón, padres muy caros! 
Do asoma, quema; es sorda, es ciega: -el hambre 
Ciega el alma y los ojos. Es terrible 
El hambre de la muerte! 
(de Versos libres, 1882)
 
 
 
 
  
Si la muerte pisa mi huerto: 
 
Si la muerte pisa mi huerto 
¿quién firmará que he muerto 
de muerte natural? 
 
¿Quién lo voceará en mi pueblo? 
¿quién pondrá un lazo negro 
al entreabierto portal? 
 
¿Quién será ese buen amigo 
que morirá conmigo, 
aunque sea un tanto así? 
 
¿Quién mentirá un padrenuestro 
y a rey muerto, rey puesto... 
pensará para sí? 
 
¿Quién cuidará de mi perro? 
¿quién pagará mi entierro 
y una cruz de metal? 
 
¿Cuál de todos mis amores 
ha de comprar las flores 
para mi funeral? 
 
¿Quién vaciará mis bolsillos? 
¿quién liquidará mis deudas? 
A saber... 
 
¿Quién pondrá fin a mi diario 
al caer 
la última hoja en mi calendario? 
 
¿Quién me hablará ente sollozos? 
¿quién besará mis ojos 
para darles la luz? 
 
¿Quién rezará a mi memoria, 
Dios lo tenga en su Gloria, 
y brindará a mi salud? 
 
¿Y quién hará pan de mi trigo? 
¿quién se pondrá mi abrigo 
el próximo diciembre? 
 
¿Y quién será el nuevo dueño 
de mi casa y mis sueños 
y mi sillón de mimbre? 
 
¿Quién me abrirá los cajones? 
¿quién leerá mis canciones 
con morboso placer? 
 
¿Quién se acostará en mi cama, 
se pondrá mi pijama 
y mantendrá a mi mujer, 
 
y me traerá un crisantemo 
el primero de noviembre? 
A saber... 
 
¿Quién pondrá fin a mi diario 
al caer 
la última hoja en mi calendario? 
(Joan Manuel Serrat) 
  
The end. Jim Morrison: 
As I look back 
over my life 
I am struck by post 
cards 
Ruined Snap Shots 
faded posters 
Of a time, I can’t recall 
 
This is the end, beautiful friend. 
This is the end, my only friend. The end 
Of our elaborate plans. The end 
Of everything that stands, the end. 
No safety or surprise, the end. 
I’ll never look into your eyes again. 
 
Let’s just say I was testing the bounds of reality. 
I was curious to see what would happen. 
That’s all it was: just curiosity. 
(Jim Morrison, 1969)
  
Cuando yo me vaya...: 
Cuando yo me vaya, no quiero que llores, 
quédate en silencio sin decir palabras, y vive 
recuerdos, reconforta el alma. 
Cuando yo me duerma, respeta mi sueño por 
algo me duermo, por algo me he ido. 
Si sientes mi ausencia, no pronuncies nada y casi 
en el aire con paso muy fino búscame en mi casa, 
búscame en mis cartas, entre los papeles que he 
escrito apurado. 
Ponte mis camisas, mis sweaters, mi saco, y 
puedes usar todos mis zapatos. 
Te presto mi cuarto, mi almohada, mi cama, 
cuando haga frío, ponte mis bufandas. 
Te puedes comer todo el chocolate y beberte el 
vino que dejé guardado. 
Escucha ese tema que a mi me gustaba, usa mi 
perfume y riega mis plantas. 
Si tapan mi cuerpo no me tengas lastima; corre 
hacia el espacio, libera tu alma, palpa la poesía, 
la música, el canto y deja que el viento juegue 
con tu cara, besa bien la tierra, toma toda el 
agua, y aprende el idioma vivo de los pájaros. 
Si me extrañas mucho, disimula el acto. 
Búscame en los niños, el café, la radio, y en el 
sitio ése donde me ocultaba. 
No pronuncies nunca la palabra muerte. 
A veces es más triste vivir olvidado que morir 
mil veces y ser recordado. 
Cuando yo me duerma, no me lleves flores a una 
tumba amarga, grita con la fuerza de toda tu 
entraña que el mundo está vivo y sigue su 
marcha. La llama encendida no se va a apagar 
por el simple hecho de que no este más. Los 
hombres que viven no se mueren nunca, se 
duermen a ratos, de a ratos pequeños y el sueño 
infinito es solo una excusa. 
Cuando yo me vaya extiende tu mano y estarás 
conmigo sellado en contacto y aunque no me 
veas, y aunque no me palpes sabrás que por 
siempre estaré a tu lado. 
Entonces un día; sonriente y vibrante sabrás que 
Volví para no marcharme...
 
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