Industria, comercio e instituciones de Florencia:
Nacimiento de las Artes Menores:
En 1289 surgieron catorce Artes Menores: lenceros y ropavejeros; calceros (calzolai o calzaiuoli); carpinteros y albañiles; herreros; carniceros; vinateros; posaderos; comerciantes de aceite, sal y quesos; curtidores, armeros; cerrajeros; soldadores; comerciantes de madera y panaderos. La distinción entre mayor y menor correspondía a la separación entre pequeña y alta burguesía. Muchos de los sectores económicos estaban completamente excluidos de estas corporaciones: oficios de poca importancia, como los pescadores, o el proletariado urbano y los agricultores.
Administración y función de las Artes:
Las Arti estaban todas organizadas del mismo modo. Sus miembros pagaban una cotización bastante elevada, lo que permitía descartar a los pequeños empleadores y a los artesanos demasiado modestos. Estaban dirigidos por dos o cuatro cónsules elegidos por seis meses, y por dos consejos. Empleaban sus propios funcionarios, tesoreros o contables. La función de las artes era doble: constituir un sindicato de defensa de los intereses de los miembros y controlar la calidad de los productos o de los servicios que prestaban. Eran ante todo asociaciones de empleadores, donde los empleados no tenían parte alguna en la dirección de los asuntos. Los dirigentes fijaban, con toda libertad, horarios, salarios y condiciones de trabajo. Cada arte disponía de su propio palacio -que hacía las veces de sede social-, de su blasón y de su estandarte, pero también de su justicia y de su policía: empleaba a "oficiales extranjeros" que controlaban los salarios y reprimían todo atisbo de contestación y de revuelta. Las más importantes Calimala y el Arte della Lana, tenían también representaciones en los foros europeos.
El influyente Arte de Calimala:
El poder de Calimala estaba relacionado con el auge de la industria, del comercio y de la banca. En un principio, es sector de actividad de Calimala era el refinado de paños en bruto comprados en las ferias de Flandes y de Champaña, así como su tintado. Los paños, una vez tratados, eran revendidos en toda Europa con plusvalías considerables. El Arte de Calimala se ocupaba también desde su origen de la importación y del negocio de productos exóticos como las especias, perfumes, joyas o telas preciosas, y también de la exportación del trigo.
El florín de oro:
Los cónsules de las Artes fueron los primeros en entrar en el seno del consejo de la Podestà y luego, gracias a las ordenanzas de justicia de 1293, en el Priorato, órgano supremo de gobierno. Esto supuso la consolidación de su poder económico; pero más importante aún que el ejercicio del poder político, el símbolo del triunfo de las Artes fue el florín de oro, que se convirtió en el patrón de la Europa Medieval. Los florines se acuñaban en la Casa de la Moneda (Zecca), junto al Palazzo Vecchio, donde trabajaban los orfebres que controlaban la calidad del metal, garante de su estabilidad, y del grabado.
Los italianos de la Edad Media inventaron gran parte de la contabilidad moderna, así como nuevos instrumentos de crédito para la financiación del comercio internacional. La letra de cambio aparece en el siglo XIII, y con ella y con los primeros banqueros auténticos.
En 1408 se inventa en Florencia la sociedad de responsabilidad limitada.
Las estrepitosas quiebras de los años 1343-1346 y los períodos de desastres, como el de la gran peste, comprometieron durante un tiempo las finanzas florentinas. Pese a todo, recobraron su auge en el siglo XV, con nuevos nombres: Medici, Strozzi, Guardi. Después de 1500, estos últimos se vieron suplantados progresivamente por los alemanes, españoles y genoveses, nuevos amos del juego bancario europeo.
El prestigioso Arte de los notarios y jueces:
En la lista de las Artes Mayores figuraba a la cabeza la formada por notarios y jueces (Calimala y el Arte della Lana eran las más poderosas). En los siglos XIII y XIV los notarios eran nombrados por el emperador germánico, el Papa o sus delegados y por los municipios que se Habían arrogado esta prerrogativa imperial. En la Florencia medieval industriosa aparecen como intelectuales, desde el momento en que dominan el latín y el italiano literario. Sus responsabilidades eran numerosas: estaban empleados tanto en los consejos de la República como cerca de los altos magistrados -caso de los priores o del capitán del pueblo-, o bien en las Artes o en la administración judicial. Además podían ser abogados o procuradores, abogados de oficio para los acusados pobres. Eran notables influyentes y respetados, sobre todo desde que pertenecieron a la aristocracia.
Fabricación de paños en Florencia:
En un principio Florencia fabricaba ropa de lana basta pero fue adoptando progresivamente técnicas nuevas que le permitieron producir tejidos de calidad a partir de lanas importadas de Inglaterra, Flandes, España, Portugal, Berbería y Oriente Próximo. A fines del siglo XIII el Arte della Lana superó al de Calimala. Con sus 300 talleres, su producción de 100.000 piezas de tela al año, daba ocupación a un tercio de la población activa de Florencia, hombres y mujeres. Durante los años 1320-1330, la producción decreció , aunque en proporción su calidad había aumentado. En esa época, Calimala no refinaba más que 10.000 piezas de tela; a mediados del siglo XIV, cuando el declive de este sector había comenzado ya, todavía producía una décima parte de los paños occidentales. Ante una acusada disminución de la demanda la producción de tejidos en Florencia se redujo en dos tercios en el siglo XIV.
La lana, comprada en el extranjero, llegaba a Génova o a Venecia por vía marítima, y de allí a Florencia por vía terrestre. La lana en bruto era desborrada y lavada en una solución compuesta de orina de caballo y de una especie de lejía. Después se aclaraba en el Arno o Mugnone, cerca del convento de Ognissanti. Se extendía en bastidores de mimbre y se vareaba antes de entregarla a los diventtini, que extraían las impurezas residuales. Luego se peinaba con esmero, a razón de diez pasadas de peine por puñado, y se apartaban los filamentos cortos de los largos, pues sólo éstos debían hilarse. En la etapa siguiente entraban los cardadores (cardatori), que inicialmente utilizaban el cardo silvestre, antes de que éste fuera sustituido por dos ejes provistos de puntas metálicas que frotaban una contra la otra. Las mujeres hilaban la lana una vez suavizada y podían trabajar a domicilio. El huso, la rueca y el torno intervenían después. La lana era tejida , se volvía a lavar y se le daba el acabado frotándola con cabezas de cardos.
El alumbre para el tinte:
Las últimas operaciones tenían que ver con la tintura, técnica en la que los talleres florentinos habían adquirido una maestría legendaria y cuyo secreto se ha perdido. Este arte se basaba en un mineral, el alumbre, que permite fijar el color sobre la tela. Occidente, por medio de los genoveses, que poseían la exclusiva de su venta en Europa, lo importaban inicialmente de Focea -una ciudad de Asia Menor-, pero la hegemonía de los turcos en dicha región, a principios del siglo XV, inquietó suficientemente a los pañeros occidentales como para que buscaran nuevos yacimientos. En 1461se hallaron unos en Tolfa, cerca de Roma. Los Médicis consiguieron durante un tiempo adueñarse de la explotación, pero la concesión de este privilegio a la familia rival de los Pazzi, en 1476, fue tomada como una agresión por parte de Lorenzo el Magnífico.
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