DOCUMENTOS
Leyendas
Continuidad



Las leyendas tras el Renacimiento:
La tribu perdida de Israel en América:
En el siglo XIX otra referencia bíblica es invocada por Joseph Smith, el fundador de la religión mormona. Afirma, con la pretensión de dotar así a los americanos de antepasados judíos, que en el momento de la construcción de la torre de Babel, la tribu de los Jareditas se rebeló y partió para establecerse bajo otros cielos, los de América donde los últimos representantes de aquella primera colonia se extinguieron en el siglo II antes de nuestra era. Mientras tanto, otro grupo bajo la dirección de Lethi atravesó el océano hacia 600 a. de J.C. y en el momento de llegar, se dividió en dos. Los Nefitas se fueron a fundar las ciudades de América Central y de los Andes, pero sus últimos representantes murieron en 324 antes de nuestra era. Los otros, más primitivos y nómadas, fueron los antepasados de los indios de la América del Norte. Hay que señalar por otra parte que el Libro de los Mormones asimila el dios Quetzalcoatl a Jesucristo. Existe otra teoría que pretende que barcos extraviados de la flota del rey Salomón habrían llegado hasta América. Los mormones no se contentan con inclinarse sobre sus textos sagrados e intentan demostrar de manera tangible que la tribu perdida de Israel se ha extraviado en América.

Dragón marino California Polo imaginado por Mercator Terra Australis

El turno del escriba. Buscando las Indias por occidente:
La expedición de Ugolino y Vadino Vivaldi, que había despertado el más grande interés no solamente en Génova, había comenzado siete años atrás, cuando la Allegranza y la Sant'Antonio habían zarpado con el propósito de llegar a Oriente a través del Mar Océano. Después de que atravesaran Gibilterra y atracaran en Gozora con la intención probable de alcanzar las islas que se alzaban enfrente, no habían llegado de ellos más que noticias confusas, distintas y fatales, que hablaban de ataques de moros, de naufragios causados por tormentas, de encuentros con monstruos que emergían de las ondas, y hasta de que un pozo de mar se los había tragado en el preciso instante en que habían visto surgir en el horizonte la gran Montaña del Purgatorio. Génova no había dejado de llorarlos. Cada mes de mayo, en Santa María de Castello, y también en San Matteo, ya que un Doria, Tedisio, había aportado a la empresa dinero y su experiencia de armador, se alzaban preces por el pronto retorno. Pero hacía mucho tiempo que la esperanza estaba perdida, y el único que parecía empeñado en reabrirla era, insensatamente, el farero. (G.Montes y E.Wolf)

Monstruo de siete cabezas Sirena Hombre sin cabeza Cola dde pez

[Tres viajes apócrifos de navegantes al servicio de España:]
[...] Juan de Fuca era un piloto griego nacido en Cefalonia que en realidad se llamaba Apostolos Valerianos. Durante cuarenta años estuvo al servicio de España. Como él mismo manifiesta, cuando regresaba a Nueva España en el galeón de Manila fue atacado por el pirata inglés Thomas Cavendish que lo apresó, abandonándole en las costas de California: Fuca narra una extraña historia señalando que fue enviado por el virrey de España para descubrir y fortificar el estrecho de Anián. La expedición fracasó como consecuencia de un motín de la tripulación. En 1592, el virrey español lo envió de nuevo al mando de una pequeña carabela y una pinaza. En este viaje consiguió penetrar en el estrecho de Anián y navegó durante veinte días hasta llegar al mar del Norte, en el Atlántico. El estrecho de Anián, que conserva su nombre no es sino el brazo de mar que existe entre la actual isla de Vancouver y el continente americano. Lorenzo Ferrer Maldonado fue un navegante español cuyas andanzas se publicaron en la Historia Política de los Establecimientos Ultramarinos. En la misma se incluye un memorial de Lorenzo Ferrer, dirigido a Felipe III, titulado Relación del descubrimiento de Anián en el que afirma haber navegado por el estrecho de Labrador hasta la latitud 75º norte. Desde allí siguió navegando hacia el oeste, por el estrecho de Anián y consiguió llegar al Pacífico. En el Museo Naval se conserva este relato y varias descripciones gráficas del estrecho de Anián copiadas por Juan Bautista Muñoz en 1781 y reproducidas posteriormente por Fernández de Navarrete, en el manuscrito 331, de dicho museo. El relato del almirante español de origen portugués Bartotolomé Fonte fue desconocido en su tiempo y descrito posteriormente por varios tratadistas, entre ellos por Thomas Jefferys en 1774. Bartolomé Fonte manifestaba que había llegado a cabo Blanco y más tarde siguió navegando hacia el N-NW, hasta el río de los Reyes y archipiélago de San Lázaro, llegando a la conclusión de que no había comunicación entre el estrecho de Davis y el Mar del Sur. Mª Pilar San Pío afirma que la veracidad de este viaje ha sido siempre puesta en duda. (Extraído por Ricardo Arroyo de Exploraciones españolas del siglo XVII. El paso del noroeste, de María Pilar San Pío)

Brujas Bruja Brujas sobre escoba Bruja sobre escoba

Fray Marcos de Niza y Cibola:
[Consecuencias de las inciertas descripciones y relatos exagerados al regreso de la fracasada expedición de Cabeza de Vaca]. Desgraciadamente para los indios del suroeste de América, Esteban empezó a alardear de -y Cabeza de Vaca a insinuar- que habían encontrado signos de una civilización con grandes riquezas en su camino, una nueva Teotihuacán. Eso era más que suficiente para Hernán Cortés y el virrey de México Antonio de Mendoza. En 1538, enviaron a Esteban de vuelta al norte, en compañía de un fraile franciscano muy impresionable, fray Marcos de Niza, para comprobar si tal dorada civilización existía. Al cabo de un año, reapareció fray Marcos contando maravillas sobre una ciudad llamada Cibola, más grande que la ciudad de México, la cual, además, era tan sólo una de las siete que existían en las tierras del norte. No sabemos o ni siquiera podemos hacer suposiciones de por qué se inventó fray Marcos este extravagante cuento ni por qué no lo desmintió ninguno de los demás miembros de la expedición. Una de las hipótesis posibles es que, dado que no llegó a entrar de hecho en la tal Cibola sino que sólo la vio desde la lejanía, el resplandor de la luz crepuscular sobre las paredes de barro de Zuni hizo que pareciera dorado a sus esperanzados ojos. Aunque no todos le creyeron -Hernán Cortés le tildó de mentiroso-, el virrey quiso asegurarse. De ese modo, en 1540, envió una expedición a gran escala mandada por Francisco Vázquez de Coronado. Fue un fiasco. Al llegar al pueblo que el fraile había llamado Cibola, Coronado y sus hombres no encontraron oro, sino muros y vasijas de barro, y a unos indios desconfiados que se libraron astutamente de ellos asegurándoles que, en efecto había una ciudad de oro más al norte. La expedición se pasó dos años errando a la búsqueda de su pirita y llegó a lo que en la actualidad es el extremo suroeste de Kansas, para regresar finalmente con grandes dificultades y las manos vacías a Ciudad de México. Tras ese fracaso, los virreyes españoles dejaron de interesarse por la expansión hacia el norte durante los cuarenta años siguientes (Robert Hughes)

► Aunque los cronistas españoles describieron las novedades americanas con bastante mesura no faltan escritos con menciones a peces con patas, iguanas con alas, «leones» [pumas] con aletas o cerdos con el ombligo en la espalda. Algunos viajeros cuentan que vieron elefantes en México y unicornios en Argentina.

Pervivencia de aspectos retrógrados (s.XVIII):
Tanto en Europa como en América del Norte hubo una oleada de caza de brujas, la cual fue mucho más extensa que las de la Edad Media (Carlomagno condenó a muerte a personas que habían quemado a brujas, y la ley canónica prohibía creer en los vuelos nocturnos y en otras supuestas actividades de las brujas). Pero tampoco este fue el final de la superstición. La última hechicera inglesa fue acosada hasta la muerte por sus vecinos mucho después de 1700, y un suizo protestante fue ejecutado legalmente por sus compatriotas por brujería en 1782. El culto napolitano de san Genaro todavía conservaba importancia política en la era de la Revolución francesa, porque se creía que el hecho de que la sangre del santo se licuase o no indicaba la conformidad o disconformidad divina con la actuación del gobierno. La criminología era aún bárbara. Algunos crímenes se consideraban tan atroces como para merecer un castigo de una crudeza excepcional; el asesino de Enrique IV de Francia y la persona que intentó matar a Luis XV sufrieron unos tormentos terribles por ser considerados parricidas. El segundo murió a causa de esta tortura en 1757, solo unos pocos años antes de la publicación de la petición más influyente que nunca se ha escrito de una reforma penal. La pátina de modernidad del siglo XVIII puede engañarnos fácilmente; en sociedades que producen un arte de un refinamiento exquisito y que dan ejemplos notables de caballerosidad y honor, las diversiones populares se basan en el placer de presenciar luchas de perros contra un oso, peleas de gallos o decapitaciones de ocas. (Roberts)

Templario Jacques de Molay Cruzadas: Desembarco Chipre. Base y residencia de Jacques de Molay

Continuidad de las creencias sobre la orden del Temple:
Según un texto de mediados del siglo XVIII, Jacques de Molay reveló a su sobrino, el conde de Beaujeu, que las dos columnas que adornaban el coro del Temple de París, en la entrada del mausoleo de los grandes maestres, estaban huecas y se habían ido llenando con los tesoros de la Orden. Se podían desmontar los capiteles y sacar del fondo los tesoros que allí se guardaban. Posteriormente, muchos escritores han alimentado la teoría del tesoro escondido y de los conocimientos secretos. Se atribuye a los templarios la posesión del Arca de la Alianza, del Graal, grandes conocimientos de alquimia y de magia (blanca y negra). Los autores del siglo XIX proporcionaron una visión romántica de la Orden y lanzaron a muchos crédulos en busca del tesoro. En casi todos los edificios templarios conocidos se han realizado excavaciones clandestinas destinadas a encontrar tesoros. La plata que se guardaba en la casa del Temple de París fue convertida en monedas por orden de Felipe IV en 1308. La desaparición de la Orden permitió que se le atribuyera gran número de leyendas. Su trágico final y las acusaciones que habian recaído sobre ellos -brujería, magia negra, idolatría- contribuían a atribuirles poderes y sabidurías ocultas. El templarismo se basaba en la creencia de que los templarios habían tenido en su poder una iluminación espiritual, cuyo origen era la secta judía de los esenios. Para redondear la leyenda, el último gran maestre, se convirtió en Hiram, el constructor del Templo de Salomón, que fue asesinado, del mismo modo que Molay fue quemado en la hoguera. Algunos de los mitos todavia perduran, como la supuesta posesión de grandes riquezas y secretos que guardaban celosamente y que Molay transmitió a templarios franceses refugiados en Escocia. Su atribuída relación con los orígenes de la masonería fue tardía y superficial. Las logias iniciales (s.XVIII) tenían un carácter marcadamente igualitario. Fue más tarde cuando se fue jerarquizando a la manera de la Orden, cuando incluso la aristocracia había ingresado en sus filas.


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