HISTORIA
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Valparaíso



La muerte de Pedro de Valdivia (Tucapel 1553):
Pedro de Valdivia se dedicó en principio a restablecer la concordia entre los españoles y la disciplina entre sus tropas. También se dedicó a reedificar las poblaciones asoladas por los araucanos, como La Serena, que repobló Francisco de Aguirre y a preparar las conquistas que debía acometer por el sur del país. En esta etapa fundó las ciudades de la Concepción (1550), la Imperial, Villarrica y la de Valdivia, con su propio nombre (en 1552 estas tres ciudades). También fundó Angol o Los Confines y tres fuertes: Arauco, en la costa; Tucapel y Purén. Al mismo tiempo, Valdivia envió una expedición al otro lado de la cordillera de los Andes al mando del capitán Francisco de Aguirre, quien fundaría la ciudad de Santiago del Estero. Por la costa envió al capitán Francisco de Ulloa, en 1552, con dos barcos para reconocer el estrecho de Magallanes, con el fin de facilitar las comunicaciones con España. Mientras tanto, los indios araucanos, muy celosos de su perdida libertad y que aguantaban, como es lógico suponer, de mal grado los pesados trabajos en las minas que les imponían los conquistadores, al observar la excesiva extensión de las conquistas de Valdivia, se levantaron en armas. La poca cuantía de las guarniciones españolas no pudo evitar el levantamiento dirigido por Caupolicán, el héroe del levantamiento araucano, inmortalizado por Alonso de Ercilla en su poema épico La Araucana. Valdivia se enfrentó a los indígenas en Tucapel, foco de la rebelión, y en la llanura de esta plaza fue atacado por los araucanos dirigidos muy inteligentemente por Lautaro. En esta acción murió Pedro de Valdivia con todos sus soldados, menos uno, que logró escapar y dar cuenta del desastre sufrido por los españoles. Ante estas noticias, los conquistadores abandonaron la Concepción, refugiándose en la Imperial. También en Valparaíso embarcaron otras muchas gentes, despoblándose y perdiéndose casi todo el territorio conquistado hasta el momento. (Emilio Soler Pascual)


Ataques piráticos británicos:
Francis Drake (1577):
Después de la derrota de John Hawkins en San Juan de Ulúa, había concebido contra los españoles un odio terrible, que con la codicia fue el móvil de toda su vida. No tuvo España enemigo más tenaz, más peligroso y más inteligente. No nos es posible señalar sino un resumen muy somero de sus ataques al Imperio español. En 1572 saqueó a Nombre de Dios, en el Atlántico, llave del istmo de Panamá y lugar de concentración de los tesoros que del Perú venían a España; atravesó el istmo y dio vista al Pacífico. Aún más atrevido fue el viaje efectuado en 1577. Pasó el estrecho de Magallanes, saqueó a Valparaíso y Arica, y en el Callao, el puerto de Lima, se apoderó de un galeón cargado de oro. (Marqués de Lozoya)

Campaña de Richard Hawkins (1593):
Después de un viaje a Brasil con su tío acompañó a Francis Drake en una operación de ataque a los establecimientos españoles en las Antillas y Florida. Hizo el viaje de regreso en compañía de los colonos que Sir Walter Ralegh había trasladado a Roanoke. Participó en el ataque de la Armada Invencible (1588) al mando del buque Swallow. Dos años más tarde Acompañó a su padre en el intento de capturar la flota de Indias en las costas de Portugal. Esta primera prueba para apropiarse de las riquezas americanas durante su traslado a la Península no tuvo éxito. En 1593, a bordo del buque bautizado Dainty por la reina Isabel, embarca en una larga expedición pirata a las costas sudamericanas. Tras atravesar el estrecho de Magallanes saqueó Valparaíso. Fue atacado por seis barcos españoles y se vio obligado a rendirse. Estuvo tres años preso en Perú y fue liberado en 1602 a cambio de un rescate de 3.000 libras.


Llegada a Valparaíso (23 de julio). Charles Darwin:
Durante la noche el Beaqle echa el ancla en la bahía de Valparaíso, principal puerto de Chile. Al amanecer nos encontramos en cubierta. Acabamos de abandonar Tierra del Fuego; ¡que cambio!, ¡que delicioso nos parece todo esto aquí: tan transparente es la atmósfera, tan puro y azul es el cielo, tanto brilla el sol, tanta vida parece rebosar la naturaleza! Desde el lugar en que hemos anclado, la vista es preciosa. La ciudad se alza al pie de una cadena de colinas bastante escarpadas y que tienen cerca de 1.600 pies (480 metros) de altitud. Debido a esa situación, Valparaíso no es sino una larga calle paralela a la costa: pero cada vez que un barranco abre el flanco de las montañas, las casas se amontonan a uno y otro lado. Una vegetación muy escasa cubre esas colinas redondeadas y los lados rojo vivo de los numerosos barranquillos que las separan brillan al sol.

El color del terreno, las casas bajas blanqueadas con cal y cubiertas de tejas, me recordaban mucho a Santa Cruz de Tenerife. Hacia el nordeste hay una vista espléndida de los Andes, pero desde lo alto de las colinas vecinas se les ve mucho mejor; se puede apreciar la gran distancia a que se hallan situados y el panorama es magnífico. El volcán Aconcagua ofrece un aspecto particularmente imponente. Esa inmensa masa irregular alcanza una altitud más considerable que el Chimborazo, porque, según las triangulaciones hechas por los oficiales del Beagle, llegan a una altitud de 23.000 pies (6.900 metros). Sin embargo, vista desde donde nos hallamos, la Cordillera debe una gran parte de su belleza a la atmósfera a través de la que se divisa. Qué admirable espectáculo el de esas montañas que se destacan sobre el azul del cielo y cuyos colores revisten los más vivos matices en el momento en que el sol se pone en el Pacífico. (Darwin)


Méndez Núñez bombardea Valparaíso (1866):
España se veía envuelta también en un extraño conflicto con Perú y Chile, entre 1864 y 1866, cuya chispa inicial resulta un misterio. En cualquier caso, España, que todavía no había reconocido la independencia del Perú, enviaba un comisario al país andino para que resolviera las viejas cuentas pendientes desde el virreinato colonial. El gobierno peruano exigió la presencia de un plenipotenciario español, a lo que la escuadra española comandada por el almirante Pinzón respondía el 14 de abril de 1864 con la toma de las islas Chinchas, vitales por su producción de guano. El 27 de enero de 1865 surgía un amago de negociación favorable a España, desautorizada por la opinión pública peruana, y las islas eran devueltas, pero la declaración de guerra a España por parte de Chile, aliada con Perú el 5 de diciembre del mismo año, reavivaba las hostilidades. En septiembre de 1865. el almirante español José Manuel Pareja entregaba en Valparaíso un ultimátum al gobierno del presidente chileno Pérez Mascayano, al que exigía un saludo con 21 cañonazos al emblema español, indemnización de tres millones de reales por la negativa chilena a abastecer de carbón a la flota española y la petición de excusas a la agraviada reina Isabel II. Chile respondía con su declaración de guerra a España el 14 de septiembre de 1865. En la batalla de Papudo, La Esmeralda capturaba la goleta española Covadonga lo que provocaba el suicidio de Pareja, que era sustituido por Méndez Núñez. Mientras tanto, la alianza entre Chile, Perú, Ecuador y Bolivia por su temor a una reconquista colonial dejaba sin base de operaciones a la flota española. Ante su fracaso, el gobierno español ordenaba a su escuadra que atacara los depósitos de carbón, las minas de Lota o el puerto de Valparaíso. Méndez Núñez bombardeó durante tres horas Valparaíso, hasta devastarlo el 31 de marzo de 1866, y luego, en mayo, ya sin éxito, El Callao. Después, las naves españolas se retiraban sin esperar a recibir las indemnizaciones que habían reclamado. (Manuel Irusta Cerro)

El 5 de diciembre de 1865, Chile y Perú firmaron un tratado defensivo destinado en realidad a hostigar los intereses españoles. Dos días después Perú declaraba la guerra a España y mandaba lo mejor de su flota a unirse con la armada chilena en el puerto de Valparaíso. Los barcos mercantes españoles empezaron a ser interceptados, mediante abordajes considerados piratería por los españoles y allí, de desagravio tras tantos años de dominación y deshonra. Se prohibió a los súbditos de la antigua metrópoli comerciar e incluso en algunas ciudades, salir a la calle. España envió una flota corta de efectivos, desigual en sus capacidades y muy justa de aprovisionamientos. Méndez Núñez, marino capaz y convertido en héroe nacional tras la limpieza de los piratas de los mares de Filipinas. Los Peruanos, conscientes de su inferioridad naval por la vejez de sus barcos, se retiraron a aguas poco profundas para disminuir la maniobrabilidad de los españoles. Al no poder forzar un combate en mar abierto, cambió de estrategia, y amenazó con bombardear los puertos de Valparaíso y El Callao. Concedió cuatro días para evacuar el puerto, primero de sus objetivos e, informado de que buques americanos y franceses allí atracados amenazaban con oponerse al bombardeo, les comunicó que si era así, tendría que empezar por hundirles. La reina y yo preferimos honra sin barcos a barcos sin honra. La Numancia, Blanca, Villa de Madrid, Resolución y Vencedora bombardearon a discreción sin que los buques extranjeros intentaran intervenir. La escuadra española se dirigió después a El Callao, parece que entre fuertes discusiones sobre la conveniencia o no de volver a España. El 1 de Mayo de 1868 llegó un despacho urgente en el que el gobierno le daba la orden de volver de inmediato. Su contestación fue: Mañana bombardeo el Callao, usted no ha llegado aún, llegará mañana, me entregará la carta y en cuanto que la lea, me apresuraré a cumplir las órdenes... España no hace las cosas a medias.


Neruda en ruta hacia Valparaíso (Tenerife 26/06/70):
En junio de 1970 Neruda embarcó rumbo a Valparaíso a bordo del buque Verdi para participar en la campaña electoral que daría la presidencia a Salvador Allende. La escala de cuatro horas que debía hacer el buque italiano hizo posible que participara en una tertulia que tuvo lugar frente al mar, en la terraza del Atlántico. No supo resistirse a los ruegos de algunos escritores tinerfeños aunque tiempo atrás se había hecho el propósito de no pisar España mientras durara la dictadura que había acabado con tantas vidas de amigos. Estaba a punto de cumplir 66 años, desbordante de proyectos e ilusionado por la oportunidad que ofrecía la candidatura de Allende. Acudió acompañado de Matilde Urrutia, con corbata roja, gorra verde-olivo y pipa. Los fundadores de Gaceta de Arte, publicación desaparecida en julio de 1936, entregaron al poeta el último número de la revista que, en 1973 se salvó del asalto a la casa de Neruda en Santiago.


El mar. Roque Dalton:
[...]
Valparaíso como una gran cascada en suspenso
Manta Puná puertos del Ecuador que me negaron las hojas
Buenaventura aromática como un gran puerto sucio
Panamá con los ojos punzados por la depravación
Cartagena siempre aguardando a los piratas hambrienta
willemstadt náufraga en los dominios del petróleo
Tenerife y su dulce copa de vino
Barcelona bostezando entre los bancos y los carabineros
Nápoles bellamente tumefacta
Génova Leningrado Sochi La Guaira Buenos Aires
Montevideo como una margarita
Puerto Limón Corinto
Acajutla en una lenta playa de mi patria
todos mirándose en el espejo grave que surcan los delfines
apartando como un sable veloz
las infinitas espigas de esmeralda
(1962)

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