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Francis Drake



Francis Drake Francis Drake (Crowndale 1543-Portobelo 1596):
Navegó desde muy joven, ingresó e la marina y se adiestró con John Hawkins. En 1558 se alistó en un mercante destinado al golfo de Vizcaya. En 1565 intentó un negocio en las Indias Occidentales, de acuerdo con el capitán John Lovel, pero su cargamento fue confiscado por los españoles. Su barco fue, en la expedición de John Hawkins a las Indias Occidentales, uno de los dos que pudieron escapar a la destrucción a manos de los españoles (1567). Después de efectuar dos viajes más a las Antillas, zarpó de Plymouth (1572), atacó con éxito el puerto colombiano de Nombre de Dios y capturó varios barcos españoles. Cruzando el istmo de Panamá hasta la divisoria de la cordillera, pudo ser el primer inglés que contemplara el Pacífico. En 1573 regresó a Inglaterra, donde equipó tres fragatas y se puso al servicio del conde de Essex, en sus ataques a Irlanda.

Expedición de saqueo del mar del Sur:
Al morir el conde de Essex, Drake regresó a Inglaterra y fue presentado a Isabel I, que aprobó su proyecto de penetrar en el mar del Sur y saquear las posesiones españolas. Recibió para ello cinco naves. En diciembre de 1577 zarpó con la escuadra hacia el río de la Plata. Al anclar en la Patagonia, la tripulación había esperado que la entretuvieran los gigantes que vomitaban bilis y se ataban los genitales, pero lo cierto es que cayó en una emboscada y sólo la salvó la rápida intervención de Drake...

Ajusticiamiento de Thomas Doughty:
Pocos días después le llegó el momento de disparar contra un compatriota inglés. Se rumoreaba de uno de los subordinados de Drake, un "caballero" llamado Thomas Doughty, que amenazaba con amotinarse. Estos rumores acabaron por llegar a oídos del capitán, el cual en seguida mandó llamar a Doughty y le pidió explicaciones. Es difícil saber con certeza lo que sucedió entonces, pues Doughty tenía muchos enemigos y el relato de cada uno es diferente, pero todos siguen una línea similar: Doughty admitió su culpabilidad ante el asombrado Drake, y éste le dio tres opciones: ser ejecutado, abandonado en tierra o devuelto a Inglaterra para que respondiera de las acusaciones ante un tribunal. Doughty no mostró la menor vacilación: "Manifestó que se inclinaba con todo su corazón por la primera de las opciones que le ofrecía el general... y sin perder un instante dio un paso adelante y se arrodilló, preparando al mismo tiempo el cuello para el hacha y el alma para el cielo". (Gilles Milton)

El paso por el estrecho de Magallanes:
Drake ya había ordenado abandonar las naves más pequeñas. Entonces, cuando navegaba bajo una tormenta, perdió de vista la segunda nave de su flota (en realidad, había virado para regresar a Inglaterra), dejando a su nave insignia sola y en un estado peligroso. Zarandeado "como una pelota golpeada por la raqueta". Con el Golden Hind se abrió paso por las costas de Sudamérica dedicado a la piratería. Saqueó las costas de Chile y Perú y cobró varias piezas, como el Cacafuego, que llevaba un cargamento de metales preciosos valorado en 150.000 libras esterlinas.

    Monumento a Drake en Devon "Por el Estrecho de Magallanes" pasó a este Mar del Sur un navío de ingleses corsarios y llego a las provincias de Chile y Puerto de Santiago a los cuatro de diciembre del año pasado de setenta y ocho y robó un navío con cantidad de oro que había en aquel puerto. Y en otro de los de esta costa hizo otros daños. Y a los trece de febrero llegó al de esta ciudad (Callao) estando descuidados de semejante novedad, porque habiendo tanto tiempo para darme los de la provincia de Chile aviso de esto; nunca se hizo con ocasión de estar el Gobernador en el estado de Arauco con la guerra y no se aventuraron los oficiales ni la ciudad a comprar un barco que me trajera esta nueva con que se hubieran escusado hartas pérdidas y gastos que han recrecido a Su Majestad y a los particulares, principalmente en un navío que robó el inglés con harta suma de plata que iba de esta ciudad al reino de Tierra Firme. Hanse hecho muchas diligencias para haber este corsario y enviado dos navíos de la Armada en su busca. Mas como la mar es tan ancha y él se ha ido con tanta priesa recorriéndola no ha podido ser hallado. Y lo que más se siente es la noticia que lleva tomado todo lo de acá y la facilidad con que se podía venir cada día y entrar por aquesa puerta del Estrecho que ya tienen sabida y reconocida". "Y porque por esa parte del estrecho es necesario ponerse ahora con tiempo y brevedad remedio, y en este negocio que no es sabido ni entendido, sería dificultoso, nos ha parecido enviar dos navíos fuertes, bien avituallados con buenos pilotos y marineros para que hagan este descubrimiento por esta parte de la Mar del Sur y vayan tanteando y mirando la parte y el lugar por donde con mayor comodidad se pueda hacer alguna población o fortaleza con artillería , previendo tomar aquella entrada antes de que los enemigos la ocupen para que ningún otro corsario pueda entrar, y para que reconozcan si por esta parte de la Mar del Norte haya alguna población de dichos ingleses y en que parte y lugar y en qué cantidad para que se provea lo que más al servicio de Su Majestad convenga". (Francisco de Toledo, Virrey del Perú. Carta al gobernador del Río de la Plata. 1579)
    (*)Fruto de estas medidas fue la fundación de los asentamientos "Nombre de Jesús" y "Rey Felipe" cuya población se fue extinguiendo por las duras condiciones climáticas. Sólo 18 supervivientes ven en enero de 1587 las figuras de tres buques que resultaron ser ingleses al mando del sangriento pirata Thomas Cavendish, que sólo embarca a tres españoles dejando a 14 hombres y 3 mujeres en el mayor desamparo. Cavendish parte rumbo a "Rey Felipe" para ver solo cadáveres en descomposición. Destruye lo que queda , rapiña enseres, cadenas, y se lleva la artillería destinada a impedir saqueos. Cavendish coloca una leyenda y rebautiza la ciudad "Port Famine" , cruza el estrecho y se dispone al saqueo de la costa del Pacífico.

Después del saqueo de Chile y Perú, no pudiendo Drake seguir rumbo hacia el O por causa de los vientos desfavorables, continuó hacia el N, posiblemente hasta Washington, para regresar luego a California, a la que llamó Nueva Albión, dejó erigida en prenda una placa de metal, que fue descubierta en 1936 en la costa occidental de la bahía de San Francisco. Después de 36 días de exploración del territorio zarpó hacia occidente con rumbo hacia las Indias Orientales.

Rumbo al oeste:
Dirigió su buque hacia el oeste, en dirección a las Islas de las Especias, una travesía angustiosa, pues "no tuvimos a la vista nada más que aire y mar por espacio de sesenta días". Por fin, más de una generación después de que los portugueses hubieran zarpado por primera vez a las Indias Orientales, la nave inglesa avistó las frondosas costas de las Islas de las Especias.

Regreso desde las islas de las Especias:
Cuando Drake estuvo preparado para abandonar Ternate, su nave estaba tan cargada de mercancías, y el casco tan sumergido, que "fue preciso desarmarla enseguida en aguas poco profundas". Para aligerarla arrojaron al agua ocho cañones, seguidos de gran parte del metal y las legumbres, y finalmente tres toneladas del precioso clavo que habían comprado. Cuando subió la marea, la nave se alzó lentamente del bajío e inició la larga travesía de regreso a Inglaterra...

Hizo escala en las Molucas, Java, cabo de Buena Esperanza y Sierra Leona. Regresó a Plymouth en septiembre de 1580, después de casi tres años de navegación que hicieron de él el primer circunvalador inglés del globo.

Drake recibió una bienvenida de héroe. No sólo su buque, rebautizado como Golden Hind (Cierva dorada), estaba cargado de especias fragantes, sino que transportaba también "una muy rica carga de oro y plata, perlas y piedras preciosas", producto en su mayor parte del abordaje y saqueo de barcos españoles y portugueses. Hombres y mujeres acudieron en gran número para presenciar la llegada de la nave a Plymouth, y la misma reina Isabel subió a bordo en Deptford y confirió el título de sir a su valiente comandante. Pocos días después de su regreso, se componían canciones, sonetos, odas y poemas en honor de la histórica travesía. (Gilles Milton)

Seguidamente zarpó con una flota de 25 barcos hacia las Antillas para dedicarse a la piratería contra los españoles. En 1585 se apoderó de Santo Domingo. A su regreso a Inglaterra, trajo consigo algunos colonos desanimados de Virginia y, probablemente, las primeras muestras de tabaco y patatas que conocieron los ingleses. En 1587 fue enviado a hostilizar y saquear algunos puertos españoles, singularmente el de Cádiz, al mando de una escuadra de 30 navíos. Incendió la mayor parte de los barcos que se encontraban en este puerto y se apoderó de un buque con rico cargamento de las Indias. Felipe II de España exigió reparaciones, pero Isabel de Inglaterra replicó armando caballero, en el puente de su navío, al célebre pirata.

Desastre de la Armada Invencible La Armada Invencible (1588):
Cuando los españoles enviaron al año siguiente su Armada Invencible contra Inglaterra, Drake luchó contra ella como vicealmirante en la batalla del Canal de la Mancha. Dirigió con acierto una de las divisiones de la armada Inglesa, mandada por lord Howard Effingham (1536-1624), a quien superaba con sus dotes de marino. Aprovechó la mayor maniobrabilidad de las naves inglesas y el mayor alcance de su artilleía. Desempeñó también un papel importante en la decisiva acción de Gravelinas.

En 1589, con Norreys, atacó las playas de La Coruña con una potente escuadra y 20.000 hombres, pero el valor de los defensores, alentados por María Pita, le infligió una completa derrota. En 1595, promovido ya al empleo de Almirante por la reina Isabel, partió en su última expedición a las Indias Occidentales, intentó inútilmente tomar La Palma y después Puerto Rico. Hawkins murió en la empresa y Drake a su regreso a Europa, durante la travesía.


Golden Hind Ataque de Drake a Las Palmas de Gran Canaria (1595):
[Alonso de Alvarado] llegó a tiempo que la armada de Drake cuajaba los mares y amenazaba nuestras costas. Alvarado era digno de resistirle. Desde luego se aplicó a cubrir de trincheras la marina, a fortificar el puerto y prevenir socorros de las otras islas, haciendo que la Audiencia pidiese a Tenerife 400 hombres, de los cuales fue nombrado por jefe Alonso Cabrera de Roxas. El día 6 de octubre amaneció, en fin, sobre la ciudad de Las Palmas, en figura de media luna, el fuerte nublado que de diez años a aquella parte había estado rondando y amenazando las islas. Componíase la armada inglesa de 28 navíos con 4000 hombres de desembarco. Francisco Drake, su acreditado comandante, le formó en tres divisiones de esta manera: 15 navíos de guerra se pusieron enfrente del castillo de Santa Catalina, para cubrir las 27 lanchas que echaron con 500 hombres. Otros dos navíos las cubrían por la parte del castillo de La Luz, defendido por Constantino Cairasco; y los demás se arrimaron hacia aquel lado de la ciudad en donde está el fuerte de Santa Ana, mandado entonces por Fernando Lescano de Muxica. Como los enemigos hicieron el principal acometimiento por la caleta de Santa Catalina, se habían atrincherado allí hasta 800 milicianos del país, animados del intrépido gobernador. Por más descargas que dieron con su artillería y mosquetería los ingleses, no pudieron impedir que los isleños, auxiliados del fuego del fuerte de Santa Catalina y de dos únicas piezas de campaña, les detuviesen y maltratasen; de manera que, habiendo perdido ya mucha gente y viendo en términos de irse a pique cuatro de sus mejores buques, tomaron el partido de retirarse de aquel puerto, cuyos pasos eran tan peligrosos como denodados sus habitantes; bien que no acabaron de hacerse al mar sin disparar un espeso granizo de balas que por fortuna no ofendieron a ninguna persona de tantas como había en la ribera. Una cayó casi a los pies del obispo don Fernando Xuárez de Figueroa, en el sitio donde se había apostado con su clerecía, pero a todos los respetó. No escarmentado Drake todavía de los canarios, quiso hacer otra tentativa 5 leguas más adelante, en la rada desierta de Arguineguín y sacó a tierra una manga de 20 alabarderos por la parte llamada Melenara, a fin de hacer alguna aguada de que tenían necesidad. Al punto que los vieron ganaderos del contorno, corren a embestirles armados de piedras y garrotes, matan algunos, rinden dos prisioneros y los demás huyen precipitadamente a sus lanchas, juzgando que toda la isla se les echaba encima. Los prisioneros confesaron que la armada había perdido 200 hombres y cuatro de sus oficiales. Tal fue la honrosa defensa de Canaria, que dio cuenta Felipe III la Real Audiencia y que se celebraron en sus poemas dos autores : Lope de Vega en su célebre Dragontea, y nuestro Bartolomé Cairasco en su no menos célebre Templo Militante [...]

[...] Ni es de olvidar en esta línea la hazaña de Antonio Lorenzo, noble vecino, regidor y capitán de infantería española de la Gran Canaria. Un bajes de guerra enemigo sorprende el puerto de La Luz en el mismo año de 1595 y saca otro navío que estaba allí cargado para la América. Sábelo Antonio Lorenzo, toma otra embarcación que había lista; sigue al enemigo, acométele, ríndele valerosamente y, quitándole la presa, vuelve al puerto con merecido aplauso. Pero quedaba todavía en Inglaterra otro hombre fatal que, con la misma habilidad de Drake, la misma práctica marítima y el mismo odio contra la España, ponía en nuevos cuidados nuestras islas. Era éste el conde de Essex, que, habiendo saqueado a Cádiz, hizo amago de echarse sobre las Canarias y la Madera (1596) con su armada victoriosa, compuesta de 190 velas. Porque, después de haberlas dividido en tres escuadras, se notó que la una de 50 buques había tomado el rumbo hacia el mar Atlántico. Al punto los avisos de Madrid; las cartas del conde de Portalegre, gobernador de Lisboa, que de orden del rey envió dos carabelas para que hiciesen centinelas en nuestras travesías; las provisiones de la Audiencia de Canaria; las disposiciones de los gobernadores y ayuntamientos. En nuestras noticias militares veremos con gusto las muchas que se dieron en Tenerife. A pesar de esta vigilancia, recaló sobre Lanzarote la escuadra enemiga del mando de Jorge de Cumberland; y como nos referimos en nuestro libro X, aseguró sus naves en Puerto de Naos, destacó al caballero Berkley con 500 hombres contra la villa abandonada, quienes batieron el castillo de Guanapay, hicieron alguna provisión de vino y queso, tuvieron varios reencuentros con los naturales y se reembarcaron admirados de su gentileza y agilidad en el manejo de las piedras y chuzos. De Lanzarote pasaron a la isla Tercera en las Azores y quemaron la población de Villafranca. (Viera y Clavijo)


Juan Arecibia Cuando Drake atacó Las Palmas. Por Juan Arencibia:
En 1595, una potente escuadra inglesa al mando de los piratas ingleses Drake y Hawkins atacó Las Palmas. La escuadra la componían 27 barcos, de los cuales seis eran de guerra, con una dotación de tres mil hombres. El 6 de octubre aparecieron frente a las costas grancanarias. Era gobernador de la isla Alonso de Alvarado, quien decidió plantarles cara con su reducida guarnición y escaso armamento. Encomendó la defensa de la ciudad al alcalde mayor y teniente gobernador, Antonio Pamochamoso. Las campanas de la catedral tocaron a rebato, cuatro compañías de milicianos de Infantería se concentraron en la Plaza de Santa Ana y después se dirigieron a las posiciones clave por donde pensaban que el enemigo pretendería desembarcar. Cruzaron las murallas y se dirigieron a los arenales. No tardaron en llegar otras compañías del interior de la isla, como la de Teror, Telde y Agüimes. 27 lanchas de desembarco, llevando a bordo unos mil cuatrocientos hombres se acercaron a tierra por la zona de Santa Catalina. Cuando los tuvieron a tiro, dispararon los defensores animados por Alonso de Alvarado que animaba a los suyos con exclamaciones como esta: ¡Canarios, canarios, que habéis de ganar mucha honra degollando al enemigo! ¡Yo he de ser el primero que he de arremeter al invasor, y no son necesarias más armas que las que tenemos, para éstos basta!. Nueve potentes cañones de la fortaleza de las Isletas también dispararon, aunque no en el momento y con la densidad de fuego debidas. Después lo harían mucho mejor. Lo cierto es que el fuego de los arcabuces y cañones desplegados en la orilla impidieron el desembarco de los ingleses. Fallaron en sus tres intentos. Dice un cronista que "los isleños pelearon con tal coraje, que muchos entraron en el mar hasta llegarles el agua a los pechos para herir a sus enemigos". Los ingleses terminaron retirándose. Lope de Vega inmortalizó esta defensa contra Drake en su poema La Dragontea. (Juan Arencibia)


Tomé Cano :
Capitán ordinario del rey, natural de las islas de Canaria, como se calificaba él mismo, y diputado de la universidad de mareantes de Sevilla; después de haber navegado por espacio de 54 años, compuso de orden los consejos de guerras e Indias una obra que intituló Arte para fabricar y aparejar naos de guerra y merchantes. En Sevilla, 1611, en cuarto. Está escrita en forma de diálogo, y los interlocutores son Tomé, Gaspar y Leonardo. A la página 44 expone, con expresiones enérgicas, cuál había sido el estado floreciente de la marina española en 1586, pues tenía más de mil naves de alto bordo; y cuánta era en sus días la decadencia, con utilidad de otras naciones, que se habían apoderado del comercio.


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