Norte de Africa:
Acabada la Segunda Guerra Mundial, Túnez entró a formar parte de la Unión Francesa (1946). Pero el partido Neo-Destour, dirigido por Habib Burguiba, declaró que exigiría la independencia del país, conseguida el 20 de marzo de 1956. Al año siguiente la Asamblea nacional proclamaba la República y nombaraba presidente a Burguiba. Las relaciones con la metrópoli atravesaron momentos tensos, sobre todo a propósito de la base naval de Bizerta, en manos francesas hasta 1963.
Argelia (1954):
La lucha por la independencia de Argelia fue la más violenta.
El número de colonos franceses asentados en el país era muy grande y su resistencia a la repatriación muy tenaz.
La población europea creó la OAS, integrada por generales de prestigio, para responder a atentados independentistas con métodos extremos.
El líder más destacado del FLN, Ben Bella sería nombrado primer presidente de la Argelia independiente (1962) y más tarde derrocado por un golpe (1965).
Marruecos:
La independencia de Marruecos fue menos accidentada. El país era protectorado francés, con una pequeña parte bajo protectorado español.
Había perdido su independencia a consecuencia del Tratado de Algeciras (1912).
La zona española pronto tropezó con la lucha dirigida por Abd el-Krim (1921-1925), combatida por un ejército conjunto.
La parte francesa quedó bajo el dominio del régimen de Vichy al comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Las tropas aliadas desembarcaron en 1942 y dejaron la zona integrada en la Francia Libre. Finalizada la guerra el partido Istiqlal (Independencia) promueve demostraciones nacionalistas.
El sultán Ben Yussef tomó partido por los nacionalistas. El planteamiento de la cuestión en la ONU provocó el endurecimiento de la posición francesa (1951). Francia recibe el apoyo del bajá bereber el-Glaui, que se opuso al sultán y envió sus fuerzas sobre Fez y Rabat para imponer a su primo Mohamed ben-Arafa frente a Ben Yussef.
El sultán Mohamed V (1927-1961) fue destituido por los franceses y sustituido por Mohamed ben-Arafa (1953). España se negó a reconocer al nuevo sultán.
Buena parte de los marroquíes se opusieron al nuevo soberano y continuaron los ataque, muchas veces terroristas.
El desastre francés en Indochina estimuló la acción del Istiqlal, que logró el regreso de Ben Yussef de su reclusión en Madagascar.
Independencia (1956):
El 28 de marzo de 1956 España y Francia reconocían la autonomía total de Marruecos.
El nuevo rey (antes sultán) tomó el nombre de Mohamed V y se lanzó a una política de reivindicaciones, solicitando la anexión de las posesiones españolas de Ifni y Sahara (que fuerona atacadas en 1958), así como de Ceuta y Melilla. También protestó al formarse el nuevo Estado de Mauritania (1960), considerando que el territorio formaba parte de su Estado.
Después de la independencia el Istiqlal se escindió en dos partidos: uno monárquico y otro, dirigido por Ben Barka, republicano y socialista.
Mohamed V murió en 1961 y Hassan II (n.1929) promulgó el mismo año una Constitución democrática, pero la suspendió (1965) para asumir personalmente todos los poderes. Ese mismo año el líder de la oposición Ben Barka es asesinado en París.
Hassan II había dado muestras de pretender una federación del Magreb, lo que había producido rozamientos con Argelia en 1963 que degeneraron en una guerra no declarada. En el mismo año Francia y EE.UU. evacuaron sus bases a petición de Hassan.
En 1968 continuaba suspendida la Constitución y gobernaba el soberano apoyado por Mohamed ben-Himma y proseguía sus negociaciones con España para la incorporación de los territorios reivindicados. Ifni se integró al reino marroquí el 4 de enero de 1969.
Se consideró a Hassan como perteneciente a la línea moderada dentro del mundo árabe, mantuvo relaciones tirantes con Argelia.
Mantuvo la pretensión de que el territorio mauritano le fuera cedido.
El abandono español del Sahara en 1975, seguido de la ocupación de Marruecos y Mauritania originó un problema para el pueblo saharaui aún pendiente de solución.
Mauritania posteriormente renunció a sus pretensiones territoriales.
Marruecos se retiró de la OUA (1985) en protesta por la admisión de la República Árabe Saharaui Democrática tres años antes.
Mauritania obtuvo la autonomía y posteriormente la independencia (1960). Marruecos pretendía su territorio y mantuvieron tensas relaciones hasta que pasaron a combatir juntos contra los saharauis.
Independencia de Túnez (1952):
Túnez y Marruecos seguían siendo protectorados que Francia pretendía administrar en nombre de sus dirigentes tradicionales. El Gobierno de ambos territorios era esencialmente absolutista, y ni siquiera los 400.000 europeos de Marruecos ni los 250.000 de Túnez tenían derechos políticos. En Túnez este absolutismo provocó, hacia 1934, la formación de un movimiento de liberación nacional entre los tunecinos de educación francesa, el Neo-Destour, dirigido por Habib Burguiba. A los cuatro años, Burguiba fue encarcelado y su partido proscrito.
Argelia y Túnez fueron objeto de grandes luchas y la oposición francesa a los desembarcos anglo-americanos en 1942 acabó por convencer a los norteafricanos del obscurantismo de la política francesa. Durante un corto período de tiempo se consideró a los alemanes y sus aliados como posibles libertadores. Durante la breve ocupación alemana de Túnez, Burguiba fue liberado y se permitió que el Bey nombrara ministros pertenecientes al Neo-Destour. Pero en 1943, a pesar de la Carta del Atlántico, de la Conferencia de Casablanca y del interés de Roosevelt, la victoria local de los aliados volvió a dar a los franceses las riendas del poder. Con la formación de la Liga Arabe, los nacionalistas norteafricanos comenzaron a esperar que Egipto les apoyara en su lucha. En 1945 Burguiba estableció un modelo de propaganda y resistencia que muy pronto habrían de emplear los argelinos, para organizar la propaganda y la resistencia contra los franceses a partir del territorio egipcio.
Las hostilidades se rompieron por fin en Túnez en 1952 después de que los intentos hechos por Francia para llegar a un compromiso con los nacionalistas fueran saboteados por los europeos locales. Después de dos años de guerra de guerrillas, Francia aceptó la autonomía local de Túnez y Burguiba volvió a ponerse a la cabeza del gobierno. (Oliver)
Habib ibn Alí Burguiba (Monastir 1903-2000):
Fue miembro del partido conservador autonomista Destour a principios de los años veinte. El excesivo sometimiento del partido al colonialismo le lleva a desautorizar al bey y a fundar el Neo-Destour (1934), partido más radical tanto en el plano nacionalista como en el aspecto social y con programa socializante. Sufrió persecución y cárcel en 1934, 1938 y 1940. En 1940 fue liberado por el gobierno de Pétain en la Francia ocupada. En 1943 estaba clandestinamente en Túnez y al finalizar la II Guerra Mundial relanzó el combate independentista. Rechazó la propuesta de París de convertir Túnez en estado asociado regido por el bey. En 1952-1954 permaneció en un presidio francés, tras haber sido capturado en una redada por las autoridades coloniales, mientras las reivindicación de independencia cobraba características violentas con la actuación del grupos armados del Neo-Destour, los fellagha. Al mismo tiempo en Argelia la lucha independentista estaba en proceso de convertirse en una guerra abierta.
Libia. Muammar al-Gaddafi (Syrte 1941-2011):
De ideología republicana, panarabista y socialmente progresista, fue el oficial que inspiró el movimiento de jóvenes militares que, en septiembre de 1969, derrocó al rey Idris y abolió la monarquía, proclamando la República Socialista Libia. El mismo presidió el Consejo de la Revolución, máximo organismo del nuevo poder, ejerciendo la gobernación del país colegiadamente. Inspirado por sus ideas sobre la revolución verde, alejada del modelo centralista soviético y más próxima al socialismo autogestionario con permisividad para formas económicas liberales, el Gobierno revolucionario libio nacionalizó la banca, la electricidad y la pujante industria petrolera, expropiando a las compañías británcas, francesas y neerlandesas que explotaban los hidrocarburos, y apoyando su política en los Comités Revolucionarios de Base, a los que se sumaron ciudadanos afines al gaddafismo. La llegada de Gaddafi al poder creó graves problemas al dominio anglo-estadounidense del mar Mediterráneo, pues tanto EE.UU. como el Reino Unido y la OTAN tuvieron que evacuar las bases militares que poseían en territorio libio. El antioccidentalismo (referido al militarismo y el expansionismo) de Gaddafi no le llevó a convertirse en un instrumento de la URSS en el marco de la guerra fría, pues el coronel mantuvo buenas pero distantes relaciones con moscú y los países comunistas, desplegando aquel antioccidentalismo a partir de repetidas acciones a favor de la unidad del mundo árabe y de la causa del movimiento palestino contra el Estado de Israel. En 1971 esa política panarabista tuvo su mejor momento con la triple unión Siria-Egipto-Libia, una efímera federación de Repúblicas Arabes, disuelta poco después. En 1977 Gaddafi inspiró una reforma constitucional que estableció un sistema de gobierno popular apoyado en un Congreso General del Pueblo, representativo de todos los sectores sociales y cívicos del país.
Con sus abundantes medios económicos, derivados de la riqueza petrolera apoyó movimientos guerrilleros allí donde surgían para combatir la hegemonía estadounidense, convirtiéndose en un abierto desafiador de la presencia de EE.UU. en el mundo, especialmente en territorio árabe.
Tensa década de 1980:
Se implicó en la guerra civil del Chad, en apoyo de las fuerzas nacionalistas, y respaldó al Frente Polisario, mientras fracasaban nuevos proyectos panarabistas con Argelia, Túnez y Marruecos. Inició una ayuda económica a los países del Sahel que sufrían una gran sequía. Libia dejó de ser un país de pastores y se convirtió en una de las naciones más prósperas de Africa. No tardó en convertirse en un problema para los proyectos de expansión mediterránea de la OTAN y EE.UU. Fue repetidmanete acusada por Washington de ser uno de los inductores de los movimientos violentos que de forma intermitente actuaban contra instituciones occidentales, sobre todo de EE.UU., especialmente activos en 1985 (Viena, Roma). En 1986 aviones norteamericanos bombardean objetivos en Trípoli. En 1988 explota sobre Lockerbie un 747 de la Pan Am con un saldo de 270 muertos de 21 nacionalidades distintas. La negativa de Libia a entregar a dos de sus ciudadanos para ser juzgados significó el establecimiento de sanciones decidido por la ONU (1992) que permanecieron 15 años en vigor. En febrero de 2011 el ex ministro de Justicia libio Mustafa Abdel Jalil aseguró que Gaddafi fue quien ordenó el atentado.
A pesar del embargo económico, levantado en 1999, bajo el régimen el nivel de vida de la población, gracias a la exportación de petróleo, se elevó extraordinariamente. Se dotó al país de modernas infraestructuras y libertad cultural. El fundamentalismo islamista rechazado por el régimen, no consiguió un eco relevante. En la línea de los levantamientos árabes de 2011, el régimen se enfrentó a las protestas populares tan violentamente que los opositores pidieron la intervención de la OTAN. Gaddafi fue capturado vivo pero murió a causa de disparos de sus captores.
Sarkozy y el Magreb (2011-2012):
En los últimos dos años ha incrementado su esfuerzo en el Sahel e intervino militarmente en Costa de Marfil (2011).
Sarkozy quiso liderar la zona mediterránea sin tener un plan preciso. Más tarde, ofreció mensajes contradictorios a los países árabes y a la comunidad islamista en Francia. Primero mantuvo relaciones estrechas con los gobiernos dictatoriales de Túnez, Libia y Egipto hasta días antes de los levantamientos populares del 2011. Segundo, consolidó su identidad política nacionalista antiislamista, tanto por convicción como para luchar con el ascenso del ultraderechista Frente Nacional. Luego lideró con el primer ministro británico David Cameron la operación de la OTAN en Libia que acabó con el régimen y la vida de Muamar el Gadafi. En el caso del programa nuclear iraní, Sarkozy mantuvo una posición dura en favor de sanciones y eventualmente el uso de la fuerza. Paralelamente, mostró disposición a reconocer al estado palestino como observador mientras que estrechaba sus vínculos con Israel. [...]
Con la campaña en Libia Sarkozy trató de limpiar su imagen y presentarse como promotor de la democracia en el Norte de África, precisamente donde los antecedentes de Francia no son los mejores debido a su dominio colonial en Marruecos, Túnez y Argelia. Pero desde el 2011 mantuvo actitudes ambiguas hacia los gobiernos de Yemen, Marruecos y Bahréin. En los últimos meses antes de perder la presidencia intentó convencer a la OTAN para intervenir militarmente de alguna manera en Siria. Al final salió del Elíseo marcado por una campaña electoral en la que la competencia con Marine Le Pen reveló su rechazo por los inmigrantes y el islam. (M.Aguirre mayo 2012)
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