Tenerife
En contra del puerto de Granadilla 3



Eustaquio Villalba Moreno. Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza:
El proyecto de un gran puerto en la costa de Granadilla ha desatado polémica en la sociedad tinerfeña. En las opiniones, como es habitual por estos pagos, abundan más las descalificaciones del contrario que los argumentos que avalen el sí o el no a la nueva infraestructura de la Isla. Los partidarios del puerto de Granadilla tachan a sus oponentes de catastrofistas y les responsabilizan de intentar frenar el "progreso" de Tenerife. Ridiculizan y acusan de emplear argumentos demagógicos a las personas que ejercen, de acuerdo con lo establecido en la Constitución y en el Estatuto de Autonomía, la participación libre y democrática de los ciudadanos en los asuntos públicos al plantear una iniciativa legislativa popular. Pero esto no supone ningún argumento a su favor, sólo es una muestra de desconfianza en la democracia participativa prevista en nuestro estado de derecho. Niegan el impacto ambiental de la obra, no con argumentos, sino reduciendo a la caricatura las razones del contrario y tildándolas de apocalípticas. Pero este recurso retórico no invalida, como es lógico, los estudios científicos y las opiniones de los expertos sobre el impacto ambiental que supone el futuro puerto: la desaparición de los ecosistemas asociados a los sebadales, la interrupción del flujo de arenas hacia El Médano y la consiguiente desaparición de una playa y de un sistema dunar únicos en Tenerife. Las obras alterarían irreversiblemente una amplia franja de litoral y dejarían sin hábitat a especies en peligro de extinción. Estos son los hechos y la realidad no cambia aunque la califiquen de apocalíptica o la desvirtúen con la exageración. Nadie discute que la costa de Granadilla es la que ofrece mejores condiciones para construir un gran puerto, no es un descubrimiento de ninguna empresa griega, es algo evidente, pero eso no es el objeto de la discusión. Lo que se debate es si el nuevo puerto resulta adecuado para el desarrollo del bienestar de la sociedad tinerfeña, si se justifican los costes ambientales y económicos. Los razonamiento de los ecologistas, según la monocorde campaña de los medios de comunicación, son solo piedras que ponen en el camino del progreso y el desarrollo. Estos panegiristas del desarrollo a cualquier precio se centran en datos de tipo económico, aunque nunca incluyen los costes ambientales, que tienen como objetivo el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB), no la calidad de vida de los que vivimos en la Isla. El nuevo puerto no se justifica por el incremento del tráfico en el de Santa Cruz ni por las necesidades de la economía insular; se construye, según dicen, para que Tenerife no pierda lo que consideran un gran negocio que corre el peligro de quedarse en Las Palmas. ¿Cuál es ese gran negocio? Servir de puerto intercambiador de contenedores en competencia, no sólo con el de Las Palmas, sino con los puertos del Africa próxima. Ese servicio implica destruir una parte sustancial del litoral de la Isla para ofrecerlo a las multinacionales del transporte a precios más baratos que los de la competencia. ¿Eso es desarrollo? ¿Así se crea riqueza para Tenerife? ¿Vale eso más que el negocio y la imagen de El Médano? El puerto de Santa Cruz de Tenerife se encuentra muy lejos de estar saturado en relación a las necesidades de la Isla, aunque sí cierto que, afortunadamente, no sirve como gran aparcamiento de contenedores. Tal atividad sólo dejaría en la Isla un ínfima cantidad de dinero si lo comparamos con el turismo o la agricultura. Por el contrario, la zona portuaria de la capital sí que admite una ampliación suficiente para las necesidades actuales y futuras del abasto insular. Que se haga una pista innecesaria en el aeropuerto Reina Sofía (el tráfico hace dos años que disminuye como consecuencia del aumento registrado en el de Los Rodeos) para extraer piedras destinada a los rellenos del puerto no merece ningún comentario. Máxime si tenemos en cuenta que el Parlamento canario aprobó una moratoria turística para evitar el incremento de plazas turísticas, algo que, lógicamente, deja sin sentido duplicar la capacidad del aeropuerto Reina Sofía. Es una falacia inadmisible afirmar que los más de 50.000 firmantes de la iniciativa legislativa popular estaban engañados por los demagógicos ecologistas. Tampoco resulta aceptable que estos asuntos no sean objetos del debate público con datos y argumentos y que, por el contrario, se recurra a las descalificaciones de los defensores del patrimonio natural. Y resulta democráticamente intolerable que los medios de comunicación, salvo contadas excepciones, sólo admiten opiniones acordes con su línea editorial favorable a este modelo de crecimiento económico incompatible con la conservación de los recursos. Más que debate lo que hay es una gran campaña publicitaria.

El 3 de junio de 1988, ATAN presentó un informe titulado Situación actual del paraje natural de Montaña Roja. Problemas de residuos sólidos. Necesidad de acometer el Plan de Uso y Gestión. En este documento, ATAN denunciaba el deterioro de todo el entorno de El Médano por el vertido de escombros, la circulación de vehículos 4X4, la contaminación por alquitrán y basuras... Al año siguiente, esta asociación hizo público el documento Informe descriptivo de la problemática ambiental. Problemática actual de los espacios naturales de Tenerife. En las páginas dedicadas a Montaña Roja se denunciaba las extracciones de áridos y de bloques de areniscas, maniobras militares, la contaminación litoral y el desordenado crecimiento que estaba experimentando el casco urbano. El interés de ATAN por el litoral de El Médano no era ni es casual, porque este territorio tan especial en Tenerife atrapó a muchos de nuestros socios. Las circunstancias históricas habían permitido la conservación de un enclave muy singular de Tenerife, un paisaje poco marcado por el devenir histórico. Sin embargo, el topónimo Montaña Roja aparece como una de los hitos topográficos más significativos del litoral desde los primeros documentos de la Isla. Un hecho histórico de gran trascendencia como fue la primera vuelta al mundo incluyó a El Médano en sus escalas, pero la aridez y el viento cargado de arenas redujo la presencia humana a un pastoreo limitado a los meses de lluvia y a sus funciones como fondeadero. El escaso poblamiento queda reflejado en el acuerdo del Cabildo de la Isla de 20 de febrero de 1823, en el que se dice que en esta comarca "hay poco poblado". De hecho, en la documentación de los siglos XVII y XVIII las referencias más numerosas están relacionadas con el accidente geográfico de Montaña Roja, aunque en algunos casos se encuentran alusiones a la naturaleza del entorno como en el informe elaborado a fines del siglo XVIII por el comandante general de las Islas: "Encontramos en esta costa la montaña del Médano, que es de arena fina en polvo y la que se saca y utiliza para el uso de las salvaderas de los escribanos". En siglo XIX serían los grandes científicos Web y Berthelot los que estudiarían por primera vez la naturaleza de este enclave de la Isla, pero hasta finales del siglo XIX no hay un poblamiento permanente de la zona. En 1860 el censo de Olavide cita un residente temporal y siete edificios. Estas primeras instalaciones están relacionadas con el incremento de la arribada de barcos debido a la exportación de cochinilla y de piedras de arenisca para filtrar el agua -las destiladeras- hechas con la roca de las arenas fósiles. En 1906 se decide hacer la primera gran obra de infraestructura: el "muellito" y la carretera hasta Granadilla que posibilitaba la exportación de los tomates de Abona. En 1933 llega la carretera general del Sur hasta el núcleo del municipio, un proyecto que databa de 1864. La nueva vía y el vehículo a motor transforman el uso del territorio y del litoral. Se consolida como pequeño núcleo de pescadores y lugar de vacaciones de la burguesía local. Casas de veraneo, empaquetados de tomates y fondas se agrupan en torno a la Playa Grande y a su gran mareta. Este periodo ha quedado reflejado en la toponimia con el nombre de un personaje cautivado por esta playa: Leocadio Machado. El Médano fue uno de los primeros núcleos costeros del sur de la Isla que apostó por el turismo. En 1963 se inauguró en esta playa la primera instalación hotelera "del lejano sur". Afortunadamente, al turismo de aquellos años no le gustaba la aplacerada playa, un paisaje singularizado por los vientos alisios que bordan la espuma de las olas y esculpen, con su interminable lima de arena, las amarillas rocas que festonean el árido litoral. Mientras en otros lugares del Sur las urbanizaciones turísticas modifican radicalmente el perímetro costero, El Médano, por el contrario, se convierte en un núcleo residencial que conserva sus características de pueblo. Complementa su economía con dos tipos de turismo: el de verano, básicamente local, y el de los practicantes de windsurfing que encuentran en esta playa las condiciones ideales para la práctica de este deporte: viento y olas. En 1981 El Médano alcanza los mil habitantes y 1.714 diez años más tarde. El deterioro del entorno comenzaba a ser preocupante. La expansión amenazaba la conservación de los ecosistemas existentes. Afortunadamente, la ley de e de protección a los espacios naturales llegó a tiempo de evitar su ocupación por las urbanizaciones turísticas y, en 1987, fueron declaradas zonas protegidas Montaña Roja y Montaña Pelada. Pero no se hizo nada por evitar el deterioro suponía la entrada indiscriminada de vehículos, las extracciones de piedras o las acampadas. Estas razones impulsaron a ATAN a llevar a cabo varias iniciativas: edición de pegatinas, una escuela taller medioambiental, varios informes y un libro, Las aves de El Médano, del que son autores Juan Antonio Lorenzo y Julio González. La presión de los grupos ecologistas consiguió, por fin, evitar la entrada de vehículos y, sobre todo, que la protección de estos espacios dejara de ser una mera declaración de principios. A finales de los años noventa, El Médano y su entorno se había consolidado como uno de los reclamos turísticos más bellos y divulgados de la oferta turística de Tenerife. Esta se basa en las características particulares de su naturaleza que ha conseguido sobrevivir, aunque sea con evidentes magulladuras, a la desenfrenada oferta turística del resto de la Isla. Desgraciadamente, esta reliquia histórica (prácticamente ya han desaparecido la mayor parte de los ecosistemas asociados al litoral) tiene sus días contados, en poco tiempo podrá ser un recuerdo asociado a las viejas postales turísticas. En los años de la dictadura del general Franco, cuando se creía que el progreso vendría de la mano de los grandes astilleros, de las industrias químicas y de las cementeras, las autoridades de la época proyectaron un gran puerto en las costas de Granadilla. Ahora, bajo otras apariencias y con otras excusas, quieren construir el puerto que acabará con la circulación de las arenas que sustentan las playas de El Médano, con el hábitat de endemismos en grave peligro de extinción y con los pocos sebadales que quedan el litoral de la isla. ATAN presentó alegaciones a este proyecto desde el primer momento y numerosos colectivos ecologistas, asociaciones vecinales, científicos, departamentos universitarios, centros de investigación o ciudadanos han expresado las razones y los argumentos que avalan el rechazo de la destrucción de este litoral por un macro puerto económicamente innecesario.

Todos los partidos que apoyan este puerto son, simultáneamente, defensores de la moratoria turística, pero no les produce ningún rubor proponer construir una nueva pista en el aeropuerto Reina Sofía argumentando la necesidad de hacer frente al crecimiento de los visitantes. Pero lo asombroso del caso es que este aeropuerto lleva dos años perdiendo tráfico mientras registra un fuerte incremento el de Los Rodeos. Lo más cínico del asunto es que la razón por la que se hace la nueva pista es la cantera para los rellenos del puerto de Granadilla. Nada justifica estos dos atentados de consecuencias irreversibles. Es una auténtica aberración que el beneficio de unos pocos sean razón suficiente para destruir la naturaleza, poner en peligro al sector turístico, que, no lo olvidemos, es la principal fuente de ingresos y de trabajo en Tenerife. No existe ninguna otra isla en mundo con superficie similar a Tenerife que tenga más puertos, aeropuertos, campos de golf, kilómetros de carreteras (más el futuro tren) y un número de visitantes tan elevado. Pero las instituciones canarias, los principales partidos, pretenden mantener este insostenible ritmo de crecimiento. Pregonan en mítines y programas electorales su decidida apuesta por el medio ambiente pero no tienen ningún reparo en destruir un lugar simbólico de la Isla, un patrimonio que deberíamos dejar a nuestros descendientes. (Eustaquio Villalba)


María Teresa Bravo Rodríguez. Plataforma Ciudadana contra el Puerto de Granadilla:
Construir un puerto como el de Granadilla, innecesario e ilegal, es algo que a la larga perjudicará a la población y al territorio que se vería afectado por ello. La ubicación de esta infraestructura, a parte de batimetrías óptimas que a buen seguro encontramos en otros puntos de la Isla, depende de quienes promueven este proyecto y han comprado los terrenos que van a revalorizarse muy por encima del valor al que se han pagado. Estas personas y sus "amigos" han dispuesto de información privilegiada y han contado, además, con las "garantías" de que desde el poder se sacaría adelante este proyecto. Para ello, ha sido necesario que las administraciones públicas incurrieran en la manipulación y el ocultamiento de informes (informes técnicos de la Viceconsejería de Medioambiente que han permanecido ocultos -vease www.nopuertogranadilla.org- o medidas compensatorias que no han sido firmadas, mentiras institucionales, etc) además de la connivencia con el Partido Popular (PP), que ha "otorgado" los permisos a cambio del apoyo parlamentario de Coalición Canaria (CC) en el Congreso de los Diputados durante la última legislatura. Con el descalabro político sufrido por este partido, los apoyos a este proyecto quedan en el aire. El silencio de nuestras autoridades portuarias tras la victoria del Partido Socialista (PSOE), obliga a los empresarios, que están detrás de este asunto desde siempre, a asomar la nariz y hacer declaraciones públicas acerca de la necesidad de este puerto.

El presidente de la Asociación Industrial de Canarias (Asinca) acusa de mentir a quienes estamos en contra del proyecto. Sin embargo, Benicio Alonso, en su escrito de opinión, falta varias veces a la verdad: las batimetrías del puerto de Santa Cruz, que él afirma de 300 metros, en realidad lo son de 70 en la zona a ampliar en el Bufadero y dique del Este; las del puerto de La Luz en Las Palmas que afirma son de 35 metros, en realidad, son de 55; y las de la costa de Granadilla que él estima de 30 metros, llegarían hasta los 50 en la zona donde estaría el dique de abrigo. También se contradice cuando comenta el empeoramiento de las condiciones de vida de los tinerfeños -cosa que está empezando a ocurrir, con una disminución importante de la actividad económica- (en la isla), pero acto seguido afirma que "al ritmo actual de crecimiento de la economía de la provincia y de la población hay que añadir algo más". Lo que hay que añadir son infraestructuras que reviertan en beneficio de la población. Ustedes como empresarios, en lugar de pensar en su propio beneficio económico, deberían ofrecer al Gobierno de Canarias también ayuda en la financiación de estas otras infraestructuras necesarias; léase: hospital del Sur, centros educativos, fundaciones que favorezcan la integración de inmigrantes y centros de servicios a la sociedad, ¿ese desarrollo no les interesa? o ¿es que no genera beneficio para sus empresas? Un hospital en el Sur daría puestos de trabajo, generaría bienestar social y calidad de vida y sería una herencia de desarrollo y bienestar para las generaciones presentes y futuras. No nos sorprende que diga usted que mentimos cuando apoyamos cada una de nuestras afirmaciones en informes de técnicos y prestigiosos expertos independientes; no como los informes a la carta de la Autoridad Portuaria o el Ayuntamiento de Granadilla a una empresa privada (Inerco) pagados con dinero público. Por el contrario, nos parece que los que mienten son ustedes y sus afirmaciones las entendemos como nuevas falsedades. Tampoco nos sorprende que los grandes empresarios pretendan financiar sus negocios particulares con dinero público y, para ello, viertan en los medios de comunicación datos falsos o medias verdades, como por ejemplo achacar el empeoramiento del nivel de vida a que no se construya un puerto en Granadilla, dejando de lado los verdaderos problemas que empiezan a afectar seriamente a la sociedad actual. Nos indigna y por ello nos opondremos a este proyecto; claro que entendemos que esto a ustedes les moleste, pero sepan que nos proponemos desenmascarar sus mentiras y sus negocios especulativos. La pérdida de arena de las playas del Sur no es un fenómeno que las ciudadanos nos saquemos de la manga ("piensa el ladrón que todos son de su condición") sino que lo afirman expertos en dinámica sedimentaria de diferentes universidades españolas. Entendemos que este hecho tuerza sus planes, pero es así, les guste o no, el régimen de la dinámica sedimentaria se verá interrumpida por un puerto que ocupará más de 5 kilómetros de una costa en perfecto estado de conservación y que se adentrará más de 1,5 kilómetros en el mar (si esto no es un macro-puerto, díganme ustedes qué dimensiones tendría que tener para ser digno de este calificativo).

Aunque los grandes empresarios no valoren esta costa, es parte de lo poco que nos queda. Sus ecosistemas marinos (sebadales del sur) son los más importantes y de mayor extensión en Tenerife y uno de los más importantes de Canarias, por mucho que algunos se inventen ahora un ecosistema marino llamado Anaga. En tal caso, se estarían refiriendo al de San Andrés, que ya está afectado y no se puede comparar con un sebadal que se encuentra en perfectas condiciones de conservación como es el de la costa de Granadilla. Por otra parte, el régimen de corrientes del puerto de Santa Cruz va en dirección opuesta al ecosistema marino, con lo que no se puede comparar con la afección del puerto de Granadilla, en las playas y ecosistemas marinos del sur que sí están en el mismo sentido de las corrientes; unas corrientes y unos vientos que harán que el puerto esté inoperativo un alto número de días al año. Si no les importa este hecho, entonces, ¿para qué quieren un puerto inoperativo? Los ciudadanos pedimos respeto a nuestro rechazo, respeto a nuestros argumentos apoyados en estudios serios y competentes y les exigimos que dejen de contaminarnos con falsedades que apoyan sus afirmaciones. El puerto será lo primero; para usted el de Granadilla; para nosotros el de Santa Cruz; porque nuestros impuestos han servido para levantarlo y apoyamos que nuestro dinero se use para ampliarlo y que no se despilfarren los más de 600 millones de euros (presupuesto de la primera fase del macropuerto, perdóneme usted) que serían necesarios para cubrir las carencias reales del sur de la Isla. Con este dinero podrían crearse 50.000 puestos de trabajo que sí diversificarían la economía del sur de Tenerife y no pondrían en peligro recursos económicos como la pesca, el paisaje o el turismo. No se puede plantear "una herencia de desarrollo y bienestar" para las generaciones futuras destruyendo la riqueza actual, pues ésta es la única que asegura un futuro para los canarios. (María Teresa Bravo)

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