Tenerife: Veleros:
Pesca altura:
Costa sahariana
La explotación del banco canario-sahariano desplazó a muchos trabajadores a la costa africana.
Era un trabajo muy duro. Los pescadores pasaban de la lancha al barco al anochecer.
Cuando finalizaba la zafra de la corvina algunos regresaban tras seis meses en los caladeros.
Desde Cabo Blanco se traía arena como lastre que debía arrojarse fuera de los puertos. Una ordenanza de la autoridad muchas veces incumplida.
Entre 1824 y 1846 en La Palma se construyeron más de 200 embarcaciones, la mayoría destinadas a la pesca en la costa africana.
En 1838 se fundó en Santa Cruz una Sociedad de Tenerife para la Pesca del Salado, sociedad anónima por acciones, con un capital inicial de 10.000 pesos, que aumentó rápidamente hasta 406.500 reales vellón, suscritos por 68 socios. Fabricó dos navíos, el Teide y el Tinguaro, que faenaron en las aguas africanas.
Cuando los arrastreros multiplicaron la productividad de la pesca con liña y nasas, los veleros de los armadores más importantes fueron vendidos.
Utilizados en la emigración clandestina: Carlota, Elvira y Telémaco:
La foto del Elvira fue tomada en Venezuela en 1949.
La foto del Telémaco fue tomada 1950 con 170 personas a bordo.
El 20 de mayo de ese año zarpó el Delfina Noya, con 228 pasajeros.
Un pasajero llevó un diario del viaje clandestino del Nuevo Teide desde Las Caletas de Fuencaliente.
Era un velero auxiliado por un pequeño motor que partió en abril de 1950.
Viajaban rumbo a La Guaira 286 pasajeros que se vieron obligados a empezar muy pronto el racionamiento de agua.
El viaje había sido organizado con pertrechos improvisados e insuficientes.
Divisaron sin tomar tierra Santa Lucía, Granada e Isla Tortuga.
Viaje de la goleta Elvira (1949):
Tenía 19 metros de eslora y se decía que había sido construida hacía 90 años.
Se acercaba a sus últimos momentos de utilidad después de haber sido empleada por distintos propietarios en la pesca de la costa africana.
Llegó al puerto de Carúpano en Venezuela con 106 emigrantes ilegales, tras 36 días de penoso viaje y unos 6.000 kilómetros recorridos.
El pasaje costaba 4.000 pesetas.
Los pasajeros que embarcaron en Las Palmas se acercaron en pequeñas barcas al lugar de recogida en Fuerteventura.
Al poco de subir a bordo partieron precipitadamente ante la llegada de una embarcación de la Guardia Civil.
Hubo un motín protagonizado por un pasajero armado que impidió que el capitán Antonio Rodríguez abandora el barco.
Pasaron una amenazadora tormenta y el timón hubo de ser reparado tras una rotura.
Fueron remolcados hasta La Guaira por una lancha de la Guardia Nacional Venezolana.
Emigración clandestina a Venezuela:
Algunos veleros de la emigración clandestina de canarios salieron de Cabo Blanco y Dakar.
Algunos niños fueron embarcados escondidos dentro de cajones para eludir la vigilancia de las autoridades.
Algunos emigrantes clandestinos descubiertos fueron devueltos y debieron afrontar castigos.
Hacia el año 1900 los emigrantes españoles en Venezuela alcanzaron una cifra similar a la que había al final de período colonial.
A partir de 1936 y sobre todo en 1945 llega a Venezuela una importante cantidad de emigrantes.
Se calcula que en la década de 1940 salieron 128.000 canarios hacinados en barcos de vela.
A finales de la década de 1940 la bonanza económica venezolana ya había sido iniciada por el boom petrolero.
Se decía en Canarias que en Venezuela se pagaba por la jornada de trabajo diez veces más que en los empleos de posguerra en la islas.
Por razones de afinidad lingüística y cultural los emigrantes peninsulares y canarios aumentaron hasta 1958.
Suponían un 41,3% de los inmigrantes que acogió el país.
Testimonio sobre la salida del Telémaco:
El gomero José Chinea, uno de los 171 emigrantes clandestinos del Telémaco contó a Daniel Millet algunas de las circunstancias de la salida. El alcalde, Salvador Casanova a pesar de estar puesto por Franco, colaboró en la organización junto con su hermano Jaime. En el pueblo éramos una familia y nos ayudábamos unos a otros. En el pueblo lo sabía todo el mundo, pero nadie dijo nada por temor a que se enterara la Guardia Civil. Se dio la casualidad de que el gobernador civil estaba esos días en La Gomera preparando una visita de Franco. Pero Salvador, que sabía lo que estábamos tramando, se lo llevó a comer a Arure para evitar que nos viera. En Valle Gran Rey estaba fondeado un barco de guerra. Nosotros nos hicimos a la mar y esperamos a ver cómo el de guerra pasaba para San Sebastián. Por silbos nos avisábamos de que venía la Guardia Civil o algo iba mal. Los guardias no se enteraban, aunque decían que ya había empezado la telefonía sin hilo.
Garachico:
Goleta fondeada frente al pescante.
La disponibilidad de madera en las cercanías permitió a Garachico dedicarse a la construcción de embarcaciones.
Hasta que la erupción volcánica arruinó su rada fue el principal puerto de Tenerife.
Una disposición para el control de la flota de indias prohibió a los puertos canarios construir embarcaciones de más de 80 toneladas.
La reputada madera de Tenerife, especialmente resistente a la broma, pasó a ser más solicitada de lo que convenía a sus bosques y se obligó a que su uso se limitase a propietarios canarios. Entre 1808 y 1812 se construyeron en las islas unos 35 navíos.
Muelle de Ribera:
Varadero.
En el centro de Santa Cruz estuvo el popular enclave llamado La Caleta, La Caletilla y también Caleta de Blas Díaz.
El recuerdo popular conservó este nombre debido a las inusuales dimensiones de una embarcación allí construida.
El mareante Blas Díaz, a mediados del siglo XVI, usó la playa inmediata como varadero para construirse un gran barco.
Santa Cruz tuvo durante muchos años numerosos artesanos de la construcción de barcos de madera.
En la playa que hoy ocupa el Muelle de Ribera se construían embarcaciones.
Era lugar tradicional de varado de barquitos y lanchas y desembarcadero de lanchas que iban a por mercancías al costado de los navíos.
Con la llegada del carbón se instalan empresas suministradoras con un pequeño muelle propio.
La desembocadura del barranco de Almeida, donde se instaló un varadero, constituía una clara división natural en dos zonas.
En 1626 a Luis Interián le fue denegado el permiso para fabricar a sus expensas un galeón de 600 toneladas.
En 1878 en los varaderos de Santa Cruz se termina el brik Victoria, con una capacidad de 600 toneladas, el mayor de todos los construidos.
Goletas:
Gran Canaria
El término pailebote se usa para nombrar una goleta con el trinquete [mástil de proa] ostensiblemente más corto.
Proviene del inglés Pilot's boat, empleado para una embarcación de gran maniobrabilidad utilizada por los prácticos británicos.
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